El culto de la Imagen en la primera mitad del siglo XX. Creación del Obispado de Corrientes
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En 1904, el obispo de la diócesis, con sede en Paraná, monseñor De la Lastra, entregó el Santuario de Itatí a la Custodia y Administración de los Padres benedictinos. La gestión cumplida con celo y cariño se tradujo en importantes mejoras al templo y en el decoro material del culto.
Precisamente, una de las características de esta Orden es la magnificencia del material y del arte del canto eclesiástico, que fueron notabilizándose rápidamente. Luego, extendiendo el apostolado, levantaron la Capilla de Ramada Paso, bajo la advocación de San Antonio de Padua y, a la que trasladaron el viejo Altar Mayor del templo del Padre Alegre y los implementos que eran sustituidos por las nuevas exigencias.
A la actividad organizadora de los Padres Javier Geloz y Vicente Saubaber, se debe la construcción de la amplia Casa de los Promeseros, la escuela y la hermosa y confortable Casa Parroquial de nuestros días(1).
(1) Los Padres benedictinos que han actuado en el Santuario son: Vicente Saubaber, Fermín Hospital, Celestino Fourcade, Javier Geloz, Germán Marrassa, Pablo San Juan y Agustín Gaizagorry. Estos custodios tienen méritos consagrados. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
El 3 de Febrero de 1910 fue creado, por Bula del Pontífice Pío X, el Obispado de Corrientes(2), y electo como diocesano, el 13 de Febrero de 1911, el entonces Vicario Eclesiástico, doctor Luis María Niella(3).
(2) Dentro de la organización de la Iglesia Católica en América, el territorio o jurisdicción de la actual provincia de Corrientes pertenecía -hasta 1547- a la diócesis de Charcas y, desde ese año a 1620, a la del Río de la Plata, cuya sede estaba en Asunción del Paraguay y cuyo primer obispo fue fray Juan de Barrios.
Cuando el 30 de Marzo de 1620 -por Bula del Papa Pablo V- se creó la diócesis de la Santísima Trinidad de Buenos Aires, la jurisdicción territorial correntina pasó a integrarla. La historia de la Iglesia en Corrientes fue la del obispado de Buenos Aires, cuyos titulares tuvieron imperio en su territorio y cuyo primer titular fue fray Pedro de Carranza.
El desarrollo de la jerarquía eclesiástica fue normal de 1620 a 1812, en que el obispado quedó vacante, con el fallecimiento del titular, monseñor Benito de Lué y Riega, ocurrido el 22 de Marzo de 1812. Ya se había producido la revolución de Mayo. Las autoridades creadas por la Nación Argentina reivindicaban para sí el ejercicio de lo estipulado entre el Pontífice y el rey de España, en el régimen de Patronato creado a raíz del Descubrimiento de América.
En aquella Convención, con respecto a la provisión de los obispados vacantes, se había estipulado el derecho de proponer los candidatos y los Gobiernos argentinos reputaron esas propuestas esenciales a la soberanía lograda. La vacancia del obispado de Buenos Aires se prolongó hasta 1825, en que el Vicario Apostólico de León XII designó al doctor Mariano Medrano y Cabrera, Delegado Apostólico en la diócesis de Buenos Aires, con facultades de Vicario Capitular en sede vacante.
Pío VIII confirmó lo hecho y nombró (el 7 de Octubre de 1829) a monseñor Medrano, obispo de Aulón in partibus y, luego (el 10 de Marzo de 1830), Vicario Apostólico. Gregorio XVI le dio (el 12 de Julio de 1832) la dignidad de obispo de Buenos Aires. Como esta última designación era en propiedad y resuelta sin la intervención de los poderes políticos que nacieron de la Independenciá, se abrió un proceso institucional.
En el territorio del Obispado de Buenos Aires estaban organizadas las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes -todas ellas soberanas- porque el país no estaba constituido. Regía lo estipulado en la Liga del Litoral, del 4 de Enero de 1831 y, como las cuatro provincias tenían jerarquía política igual, ninguna de ellas habría podido proponer al obispo en propiedad ni podía reconocerlo para todas ellas.
El gobernador de Buenos Aires, general Juan Manuel de Rosas, después de abrir una actuación canónica, concluyó por aceptar la designación, entregando a monseñor Medrano la posesión del Obispado, el 26 de Marzo de 1834. Corrientes aceptó el orden de cosas en que no había tenido injerencia alguna, en virtud de una ley especial dada por su Congreso, cuyo fundamento fue un luminoso dictamen en que intervinieron sus más ilustrados sacerdotes. Consta en el Archivo de la Honorable Legislatura.
El Pronunciamiento dejó a salvo sus derechos de soberanía; monseñor Medrano falleció el 7 de Abril de 1851 y, cuando se proveyó la vacante (el 23 de Junio de 1854), el país ya estaba constituido.
Por Breve del 4 de Agosto de 1858 -del Papa Pío IX- las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes fueron reunidas en una Vicaría Apostólica, designándose titular al canónigo, licenciado Miguel Vidal. Era la época de la guerra civil entre la Confederación y Buenos Aires y una solución provisoria para los problemas religiosos que resultaban de ese conflicto. Fue su proveyente, monseñor Marini, como Delegado Apostólico de la Santa Sede en la República Argentina, a pedido del general Justo José de Urquiza.
El 13 de Junio de 1859 se dio la Bula creando el Obispado de Paraná, que integró la provincia de Corrientes, el cual fue sufragáneo del Arzobispado de Charcas -hasta 1865- desde cuyo año dependió de Buenos Aires.
Desde 1858 a 1910, la Iglesia de Corrientes dependió del Obispado de Paraná. Bajo este régimen fue su primer Delegado Eclesiástico el ilustre sacerdote, doctor José María Rolón, hasta 1861, en que renunció por ser electo gobernador de la provincia.
Por Bula del 3 de Febrero de 1910 -expedida por Pío X- se constituyó la Diócesis de Corrientes, que comprende el territorio de la provincia y el de Misiones. Fue su primer obispo, monseñor Luis María Niella, consagrado en la Catedral de Corrientes por el arzobispo Mariano Antonio Espinosa, el 4 de Junio de 1911. Falleció el 30 de Noviembre de 1933.
La Coronación se hizo entonces cuando Corrientes integraba el obispado de Paraná, siendo diocesano monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo. Este ocupó la diócesis el 28 de Mayo de 1898 y falleció el 3 de Julio de 1909. El Obispado de Paraná estaba en sede vacante (pues el sucesor, monseñor Abel Bazán y Bustos, tomó posesión el 15 de Mayo de 1910) cuando S. S. creó el Obispado de Corrientes.
Hasta la fecha (esto fue escrito por el doctor Hernán F. Gómez en el año 1944) han sido sus titulares:
1.- Luis María Niella, electo el 13 de Febrero de 1911; consagrado el 4 de Junio de 1911. Falleció el 30 de Noviembre de 1933.
2.- Francisco Vicentín, electo el 14 de Julio de 1934; consagróse el 25 de Febrero de 1935; y tomó posesión de la diócesis, el 7 de Mayo de 1935.
La Diócesis de Corrientes era -en esos momentos- sufragánea del Arzobispado de Paraná.
// Todo citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
(3) Los datos proporcionados por el doctor Hernán Félix Gómez en obra, “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1944), difieren de aquéllos presentados por Ernesto J. A. Maeder en su obra “Nómina de Gobernantes Civiles y Eclesiásticos de la Argentina durante la Epoca Española. (1500 - 1810”, en lo referente a las fechas fundacionales de los obispados del Río de la Plata y Buenos Aires. Dice el doctor Maeder:
“El Obispado del Río de la Plata -con sede en Asunción del Paraguay- fue creado a petición del rey Carlos I (R. C. del 20 de Marzo de 1547) y se obtuvo su erección canónica en el Consistorio del 1 de Julio de 1547, por el Papa Paulo III, como diócesis sufragánea del Arzobispado de Lima.
“A partir del 20 de Julio de 1609 se erige Charcas en Diócesis Metropolitana, desmembrándose de Lima y, a ella, pasó la diócesis del Río de la Plata, en carácter de sufragánea.
“La existencia de la diócesis del Río de la Plata se extendió hasta su división, en 1620”. Tras la sede vacante entre los años 1547-1556, será obispo
“fray Pedro Fernández de la Torre (franciscano), 1556-1573. Propuesto por el Consejo de Indias el 23 de Octubre de 1552; provisión canónica por Julio III, en C. S. del 27 de Agosto de 1554; ejecutoriales por R. C. del 11 de Febrero de 1555. Llegó a Asunción el 2 de Abril de 1556. Partió de la ciudad, en viaje a España, el 14 de Abril de 1573 y falleció en la isla San Vicente en Mayo de 1574”.
Con respecto a quién fue el primer obispo del Río de la Plata se sabe que, respondiendo a un pedido del emperador Carlos V, el Papa Paulo III nombró -en Julio de 1547- obispo del Río de la Plata -con sede en Asunción- al franciscano Juan de Barrios. Diversos inconvenientes impidieron a este último, trasladarse a las Indias.
Finalmente, con respecto al Obispado de Buenos Aires, Maeder dice:
“El Obispado de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires fue creado a petición del rey Felipe III, por R. C. del 12 de Junio de 1618.
“En ella se solicitaba la división de la diócesis del Río de la Plata en dos obispados: el de Asunción del Paraguay y el de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires.
“El Papa Paulo V le dio su erección canónica en el C. S. del 30 de Marzo de 1620, creando ambas diócesis, sufragáneas del Arzobispado de Charcas”.
El primer obispo será “fray Pedro de Carranza (carmelita) 1621-1632. Presentado por Felipe III, por R. C. del 20 de Julio de 1619; provisión canónica por Paulo V, en el C. S. del 6 de Abril de 1620. Tomó posesión en Buenos Aires el 19 de Enero de 1621.
“Durante su permanencia en el Concilio de Charcas (desde julio de 1628 hasta mediados de 1631), quedó -como Vicario General- Gabriel de Peralta.
“El obispo Carranza falleció en Buenos Aires el 29 de Noviembre de 1632”.
- El primer obispo, monseñor, doctor Luis María Niella
A contar de su consagración, el 4 de Junio de ese año, su personalidad adquirió relieves notables por los servicios que rindió a su apostolado.
Nacido en Corrientes, en 1853, donde hizo sus primeros estudios, ingresó en 1869 en el Seminario de la Inmaculada Concepción y, concluidos sus estudios filosóficos (1873), ordénase de sacerdote en la Catedral de Santa Fe (2 de Febrero de 1879), siendo designado capellán de coro en la Catedral de Paraná.
En 1880 fue nombrado Cura Párroco de Goya, cuya magnífica iglesia construyera, pasando el 15 de Mayo de 1890 a regentear el curato de la Ciudad de Rosario. En Enero de 1900 aceptó la Vicaría Foránea y el curato de la Iglesia Matriz de Corrientes, interviniendo en la Coronación de Nuestra Señora de Itatí.
En 1929, con motivo de sus Bodas de Oro sacerdotales, se le rindieron brillantes manifestaciones de aprecio. Falleció en Corrientes, el 30 de Noviembre de 1933, a los 79 años de edad.
El obispo, doctor Niella, es una de las grandes personalidades del Clero argentino de los últimos cincuenta años:
“Fue un carácter robusto, un corazón afectivo, virtuoso y humilde, un alma eucarística, todo ello engrandecido por una profunda fe, una inteligencia clara y una imaginación vivaz”.
No se limitó a organizar la Iglesia y a administrarla; puso en sus actos toda su alma, en base a la inteligencia y a la emoción del creyente. Por ello, representa el más serio ataque que las supersticiones y la idolatría de las masas populares recibieron. En este sentido, su acción fue ardiente, llevada desde el púlpito, el periodismo y el libro. Sus pastorales conservan el sello de su personalidad y sus virtudes; son páginas brillantes de la literatura eclesiástica del país.
- La proclamación de Nuestra Señora de Itatí como Patrona y Protectora de la Diócesis
El obispo, doctor Niella, preconizó en 1918 la exaltación de la Virgen de Itatí como Patrona de la Diócesis e hizo de aquel pueblo histórico la sede predilecta para sus meditaciones(4).
(4) En 1918 (10 de Marzo), un grupo de caballeros de lo más significativo de la capital dio un Manifiesto a los pueblos de Corrientes y Misiones, invitándolos a concurrir a Itatí, el 21 de Abril de ese año. Era el propósito, proclamar a Nuestra Señora de Itatí, Patrona de la Diócesis, en virtud de la Resolución de la Santa Sede, gestionada por el obispo diocesano, doctor Niella, y de conformidad a la Carta Pastoral de este último, del 12 de Enero de 1918.
El Manifiesto se publicó en volantes impresos por los Talleres Rey, de esta capital.
La Proclamación de Nuestra Señora de Itatí como Patrona de la Diócesis se llevó a cabo el 9 de Junio de 1918. También es titular de la misma, la Santísima Cruz de los Milagros (3 de Mayo de 1910). // Citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
Fomentó y estimuló, con su apoyo y autoridad, la obra progresiva de los religiosos benedictinos y costeó, de su propio peculio, el espléndido Camarín que la guarda.
Con motivo de su bendición, el 23 de Abril de 1918, fue proclamada ésta, Patrona y Protectora de la Diócesis. El obispo de Corrientes, doctor Luis María Niella, presidió el acto en que se prestó el juramento público -de acuerdo al ritual- y labró el Acta el escribano público, Adolfo Decoud.
En 1921 volvieron a tomar incremento las peregrinaciones generales al Santuario. En Junio (días 19 y 20), se llevó a cabo la de la Sociedad de Nuestra Señora de Itatí, presidida por Luisa Gallino de Miranda, siguiéndola otra, venida de Buenos Aires, acompañada por el Padre Luis Costoya, Guardián del Convento de San Francisco. Fue la segunda realizada desde la Capital Federal.
- Las mejoras el Santuario
De acuerdo a las necesidades del culto, cada año más en auge y, sobre todo, respondiendo al justo anhelo popular, se proyectó una basílica monumental, de riguroso estilo colonial, obra del arquitecto salesiano, presbítero Ernesto Vespignani.
El obispo, doctor Niella, anunció(5) en su Carta Pastoral del 15 de Junio de 1924, la colocación de la piedra fundamental de dicha nueva y grandiosa Basílica, para el 16 de Julio, aniversario de la Coronación Pontificia de la Imagen. Así se realizó con toda solemnidad. En la misma pastoral se instituyó, fundó y proclamó el Seminario Diocesano de Corrientes, en edificio propio, anexo al Santuario de Itatí.
(5) Luis María Niella. “Carta Pastoral del Ilmo. y Rvmo. Señor Obispo de Corrientes” (1924). Ed. Corrientes. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
Dos días después (l8 de Julio de 1924), una comisión colocaba, en acto público, la primera piedra del monumento a Bolaños, en la plaza central del pueblo de Itatí.
Cabe advertir que, si desde 1900, como un recuerdo de la Coronación de la Imagen, la festividad de la Pura y Limpia Concepción de Itatí se celebraba los 16 de Julio, día de Nuestra Señora del Carmen, el obispo, monseñor Luis María Niella, consiguió de Roma que ella se realizara, en toda la diócesis, el 9 de Julio, vinculando el sentimiento religioso con el patriótico.
Con anterioridad a 1900, dicha festividad se celebraba desde el establecimiento de su culto en la Doctrina de Itatí (1615) hasta 1854, los días 26 de Diciembre, durando los festejos, mientras no se disolvió la comunidad indígena (1825), hasta el 1ro. de Enero; de 1854 a 1900, la celebración se trasladó al 8 de Diciembre, de acuerdo a la Bula de S. S. Pío IX.
- El interinato del Vicario Capitular, en sede vacante, doctor Zoni
Durante los últimos años del obispado de monseñor Niella, por circunstancias a la que no fue ajena su ancianidad respetable, el radiante seno religioso de Itatí declinó un tanto. Con el retiro de los R.R. P.P. benedictinos, se clausuró el Seminario diocesano y, como éstos no habían iniciado las obras de la Basílica, en su carácter de custodios del Santuario, hubo de proveerse a un Administrador y Párroco.
Se designó al presbítero Francisco Bersanino, quien se había distinguido como constructor del templo de la Ciudad de Esquina -concluido en Octubre de 1925- y quien entró a sus funciones en Itatí, el 24 de Febrero de 1930.
Su obra fue de interés. Además del arreglo y modernización del Santuario, Casa de los Promeseros, etcétera, dejó un fondo para las obras de la Basílica ($ 341.574), que triplicaba la recibida, cuando el 2 de Febrero de 1936, luego de renunciar a la dignidad parroquial, entregó la Administración a sus sucesores.
En aquella oportunidad, la población del Municipio de Itatí le rindió el más cálido de los homenajes.
Por fallecimiento de monseñor Niella y elección del Cabildo Eclesiástico de la diócesis de Corrientes, hecha el 2 de Diciembre de 1933, asumió su Gobierno, en carácter de Vicario Capitular, en sede vacante, el presbítero, doctor Francisco S. Zoni.
El ilustrado sacerdote, nacido en la Ciudad de Goya, el 6 de Noviembre de 1899, había hecho una brillante carrera y sumaba prestigios que lo destacaban entre las primeras figuras del Clero regional.
Sus oraciones desde el púlpito de los grandes templos provinciales, desde las tribunas de la patria y la cátedra de los establecimientos secundarios, anticipaban la prestancia que daría al interinato y que caracterizó su magnífica Pastoral del 15 de Enero de 1934, dirigida a los creyentes de la diócesis.
Devoto profundo de Nuestra Señora de Itatí, puso al servicio del culto histórico sus mejores afanes; sus sermones ilustrados y elocuentes hicieron escuela y llegaron al Santuario imponentes peregrinaciones, como la de creyentes libaneses de esta provincia y el Territorio Nacional del Chaco, del 27 de Mayo de 1934.
También reabrió (el 25 de Noviembre de 1934), la Escuela Parroquial de Itatí, a la que asignó la denominación de “Obispo Luis María Niella”.
- El obispo, monseñor Francisco Vicentín. Su obra: misionero y constructor
El interinato del Vicario Capitular en sede vacante, presbítero, doctor Zoni, fue breve; el 7 de Marzo de 1935 entregó el Gobierno de la diócesis al obispo titular, monseñor Francisco Vicentín, con quien una poderosa energía se puso al servicio de la obra católica.
Monseñor Francisco Vicentín nació en Colonia Avellaneda, de la provincia de Santa Fe, el 15 de Marzo de 1895, ingresando a los doce años al Seminario Conciliar de Guadalupe, en la capital de aquel Estado.
Se ordenó de sacerdote el 21 de Diciembre de 1918, celebrando su primera Misa en su pueblo natal, el día de Navidad (25 . XII).
Designado Cura Vicario de la Ciudad de Vera (el 28 de Diciembre de 1918), se notabilizó tanto por su acción social que fue llevado (en Diciembre de 1928) a la Administración y Vicerrectorado del Seminario de Guadalupe y, luego, a la Vicaría General de la Diócesis de Santa Fe.
Reorganizado este obispado, monseñor Vicentín se reintegró, el 28 de Diciembre de 1930, al curato de Vera, que ya era Vicaría Foránea y cuya jurisdicción comprendía a todas las parroquias del Norte santafesino. Desde ese cargo, construyó el Colegio Parroquial y parte del magnífico templo de Vera; fomentó el Colegio San José; el taller para enseñanza profesional de niños; etcétera.
Designado monseñor Fassolino para la diócesis de Santa Fe, lo nombró Vicario General del obispado, el 4 de Enero de 1933, desde cuyas funciones destacó su personalidad con alto relieve.
Fallecido el obispo de Corrientes, monseñor Niella, surgió la candidatura de monseñor Vicentín, cuyo nombre integró la terna que el Honorable Senado de la Nación elevó al presidente, general Agustín Pedro Justo.
El P. E. lo designó como sucesor; fue presentado al Santo Padre, el 8 de Septiembre de 1934; preconizado el 18 del mismo mes, el 25 de Febrero de 1935 recibió la consagración de manos de monseñor Fassolino, en la Iglesia de Guadalupe.
El 7 de Marzo de 1935 tomó posesión de la diócesis de la Santísima Cruz de los Milagros y de la Virgen de Itatí, haciendo conocer el Escudo que timbraría su preeminencia sacerdotal. El tiene símbolos de la Eucaristía, de la Madre de Dios, alude a la Virgen de Itatí y a la heráldica civil, con la representación de las siete puntas del litoral de Corrientes.
A los pocos días de ocupar el Gobierno de su diócesis, monseñor Vicentín organizó (el 12 de Marzo) la Curia diocesana; nombró (el 26 de Marzo) a sus consultores y, cumplidas otras tareas improrrogables, se trasladó (Mayo de 1935) -por primera vez- al Santuario de Nuestra Señora de Itatí. Allí abrevó los motivos inspiracionales de su alto ministerio.
Fue, como su antecesor, un misionero; el amplio territorio de la diócesis está trillado de sus huellas, en la ciudades grandes y los vecindarios modestos; levanta iglesias, organiza instituciones, alecciona a los espíritus(6) y, junto al título de “misionero”, que se le asigna con generalidad, tiene derecho al de “constructor”.
(6) Es difícil sintetizar la obra múltiple de monseñor Vicentín, porque le falta la perspectiva que da el tiempo. Además de aquélla que concretamos en el texto, se levantó o reconstruyó -en el Departamento Itatí- la Capilla de Ramada Paso y, luego, la de Santa Ana y Ensenada Grande; en el de Empedrado, la iglesia de San Isidro Labrador (Agosto de 1939); en Sauce, la del templo parroquial (2 de Agosto de 1942); etcétera. Pero su acción está sobre todo en la Visita periódica a los vecindarios, en la organización de las instituciones religiosas, de la Acción Católica, en todo aquéllo que mira a la conducción del espíritu. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
- La Basílica en ejecución. La irradiación del culto de Nuestra Señora de Itatí en Chaco, Formosa y Misiones
Y lo es. Monseñor Vicentín construye su Iglesia, en los sacerdotes que la sirven y en las casas donde se oficia el culto. Para lo primero, en reemplazo del Seminario de Itatí, desaparecido, organizó otro, en la ciudad capital, en base a edificios especialmente construidos y a los recursos que un gran centro de cultura pone en las posibilidades del conocimiento.
Esta creación del Seminario Conciliar fue como una obra de milagro. Adquirido el terreno en la capital, sobre el río Paraná, al nordeste de la zona céntrica, en Julio de 1938, colócase su piedra fundamental el 1 de Julio de 1939 y, en Febrero del siguiente año, ya se habilitó una parte de las construcciones nombrándose (el 5 de Febrero de 1940) el personal.
Se inauguró con la presencia del Excmo. señor, Nuncio Apostólico, monseñor, doctor José Fietta, estando bajo la dirección de la Congregación del Verbo Divino.
Con el Seminario Diocesano Menor, monseñor Vicentín logró reunir a los jóvenes estudiosos que la clausura de Itatí había dispersado por los seminarios del país y levantó la Casa Madre de un clero regional, al que conduce su personalidad virtuosa.
Pero su obra notable es la Basílica en construcción para la Imagen Milagrosa de Nuestra Señora de Itatí. En reemplazo de los planos que habían servido para colocar la piedra fundamental, que correspondía a una concepción artística dentro del corriente templo rectangular, con su crucero, en el cual, al motivo de la advocación puede, en altares sucesivos, sumarse otros homenajes, fue realizado el nuevo proyecto de magnífica concepción celebratoria, con la intervención del arquitecto Felipe Bergamini y el ingeniero Pedro Azzano.
El 16 de Julio de 1938, monseñor Vicentín bendijo la piedra fundamental y el 24 de Agosto de ese año se iniciaron los cimientos. En Enero de 1939 se terminaba el armazón del nuevo Camarín para la Imagen, a cuatro y medio metros sobre el nivel de la construcción, con un desplazamiento de 220 metros cuadrados y, en 1940, concluía el esqueleto, en cemento armado, de toda la basílica(7).
(7) La importancia de la obra resulta de estos parciales: a pesar de que las paredes internas son huecas, se emplearon un millón, doscientos mil ladrillos; en el armazón, dos mil, quinientos metros cúbicos de arena; mil setecientos metros cúbicos de piedras; doscientas setenta mil toneladas de hierro; diecisiete mil bolsas de cemento; diez mil metros cuadrados de tablas; y alrededor de cuarenta kilómetros de tirantería de madera para andamiajes. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Nuestra Señora de Itatí (Historia Abreviada de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí y de su Imagen Milagrosa)” (1996). Ed. por Gabriel Enrique del Valle, Corrientes.
Se abrió el período definitivo, colocándose, sobre la inmensa cúpula, de un diámetro de 28 metros, a 70 metros de altura, una colosal Imagen de la Santísima Virgen, en chapa de cobre de 7 metros y cincuenta centímetros, con un peso de 1.250 kilos.
La Imagen fue bendecida el 16 de Julio de 1941. Es la octava Basílica del mundo por el diámetro de su cúpula. Sus demás características dan la impresión de majestuosidad del culto histórico. Tiene 81 metros de largo por 70 de ancho y 63 en el crucero; a los 24 metros de alto, tiene una azotea de 1.800 metros cuadrados, que ornamentarán magistrales estatuas, de cuatro metros, de los doce Apóstoles. Su forma es la de una Cruz griega, alargada en la parte posterior, para dar cabida al Camarín, formando el interior una gran rotonda.
El templo no tiene otro motivo que Nuestra Señora de Itatí y es como un canto que asciende al espacio en cuyos muros -con excepción del cemento- que es también del Litoral sur del Paraná, va la piedra de la región y los cantos rodados de la zona de Ituzaingó.
Sobre la gran bóveda, coronando el conjunto con una idea de apoteosis, la estatua magistral de la Imagen histórica domina el panorama, de la tierra risueña en sus jardines y del magnífico río, en sus canales y sus islas.
- La Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia
Ejecutores materiales de esta maravilla son los sacerdotes de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. El 1ro. de Enero de 1936, en base al benévolo ofrecimiento del obispo de Corrientes, monseñor, doctor Francisco Vicentín, sus miembros se hicieron cargo del Santuario y de la Administración de sus bienes, así como de la Parroquia y del Colegio Parroquial “Obispo Luis María Niella”.
Desde entonces, con verdadero ahinco y dedicación, los humildes hijos de Don Orione(8) desarrollan, a la sombra y bajo la protección de la Virgen, sus actividades apostólicas, con entusiasmo y fervor.
(8) “Queremos aprovechar la circunstancia, para rendir nuestro homenaje de admiración al R. P. Benito Anzolín, a quien consideramos el espíritu vivificador de la obra maravillosa, que tan silenciosamente se cumple en Itatí”, dice el historiador Hernán F. Gómez. “Estamos seguros de que violentamos su modestia, pero ello es necesario para exaltar la tarea que tiene sobre sus hombros como ejecutor de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
“Junto a su profunda devoción a Nuestra Señora de la Concepción de Itatí, está como el mandato del creador de la Congregación a que pertenece, el R. P. Juan Luis Orione”.
Este virtuoso sacerdote nació el 23 de Junio de 1872, en Pontecurone, de la diócesis de Tortona, en la provincia de Alejandría, del Piamonte. Ingresó primeramente en un convento, que hoy pertenece a los Padres de la Divina Providencia y, más tarde, en el Seminario de Tortona, nombrándolo el obispo, Sacristán Mayor de la Catedral.
Organizó un oratorio para niños, hoy Congregación de Hijos de la Divina Providencia. En 1895 lo consagraron sacerdote y, desde entonces, su labor de religioso se extendió por Italia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay, etcétera.
El R. P. Juan Luis Orione fundó congregaciones de varones, mujeres, ermitaños y fue un Apóstol de la Fe y de la Beneficencia. Visitó la Argentina en 1922 y 1934, donde organizó instituciones que harán inolvidable su nombre y estuvo en la Ciudad de Corrientes (1939), de paso para Itatí, donde ya trabajaban los sacerdotes de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, desde Enero de 1936.
Don Orione, como familiarmente se lo llamaba, falleció el 12 de Marzo de 1940, pero está su espíritu encarnado en los modestos y generosos sacerdotes de su Congregación. “Lo está también en este Rev. Padre Anzolín -agrega el citado Gómez- afanosa abeja, incansable en la colmena de su ministerio, de tareas administrativas y espirituales, en la magnífica Basílica en construcción, en el contralor y empleo de los fondos y en la vigilancia y dirección espiritual de esa comunidad católica del modesto Municipio de Itatí”.
Luis Orione: Luigi Orione, Don Orione o San Luis Orione nació en Pontecurone, Italia, el 23 de Junio de 1872 y falleció en San Remo, el 12 de Marzo de 1940. Sacerdote católico italiano, fundador de la congregación religiosa “Pequeña Obra de la Divina Providencia” (conocida como Obra Don Orione).
Era el cuarto hijo de Vittorio Orione y Carolina Feltri. El ambiente familiar que rodeó a Don Orione en los primeros años de su vida fue de una gran humildad, ocupando un lugar muy especial la fe sencilla pero firme transmitida desde la infancia por su madre.
Una vez determinada su decisión de ser sacerdote, ingresó al convento franciscano de Voghera. Más tarde lo haría al Oratorio de Valdocco, de la Congregación salesiana, donde conoce a San Juan Bosco en 1886. Luego comenzaría sus estudios en el seminario de Tortona (1889), donde conoce a otro Santo italiano, el Padre Cayetano Catanoso, siendo ordenado sacerdote el 13 de Abril de 1895.
En los comienzos de su ministerio, Don Orione fue descubriendo poco a poco su verdadera vocación, reuniendo a niños de escasos recursos para ayudarlos en sus estudios. Importancia capital tuvo su participación en la ayuda brindada luego de los terremotos que azotaron Italia, especialmente los de la zona de Messina (1908).
Don Orione fundaría la obra de los Ermitaños de la Divina Providencia en Italia, en 1899, y la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, en 1915. En ese último año se abrió el primer Pequeño Cottolengo en Italia, al cual seguirán otros.
Posteriormente viajará a América del Sur en dos oportunidades (en el año 1921 y 1934) viviendo en Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. En 1927 tuvo lugar la fundación de las Hermanas Adoratrices Sacramentinas No Nidentes y, en 1931, la del Santuario Nuestra Señora de la Guardia.
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 26 de Octubre de 1980 y canonizado, por este mismo Papa, el 16 de Mayo de 2004. El 29 de Agosto de 2000 su corazón llega en un relicario para residir definitivamente en el Cottolengo del barrio Don Orione, en la Ciudad de Claypole, provincia de Buenos Aires. Desde ese día, este Santuario es lugar de peregrinación de los fieles. Su cuerpo permanece incorrupto, sin corazón, en el Santuario Nuestra Señora de la Guardia en Tortona, Italia.
- El obispo del Chaco, monseñor De Carlo. La comunidad integral del Nordeste litoral y el culto de Nuestra Señora de Itatí como su expresión cierta
También cabe consignar que el culto de Nuestra Señora de Itatí no es sólo de la provincia. La comunidad católica del Chaco, como las de Formosa y Misiones, están íntimamente vinculadas a su devoción.
En el caso de Misiones, la razón es fácil de advertir; integró políticamente la provincia de Corrientes hasta la ley nacional de 1882, y tuvo el mismo Gobierno religioso que ésta, desde el Breve del 4 de Agosto de 1858, por el cual, S. S. Pío IX creó una Vicaría Apostólica con las provincias litorales. El caso del Chaco y Formosa es otro.
Por Bula del 13 de Junio de 1859 esta Vicaría Apostólica se convirtió en la diócesis de Paraná, con la misma jurisdicción territorial, hasta el 15 de Febrero de 1897, en que S. S. León XIII desmembró la provincia de Santa Fe y los entonces Territorios del Chaco y Formosa, formando la Diócesis de Santa Fe.
Esta creación no rompió el enlace religioso entre el Chaco y Formosa y la Ciudad de Corrientes, que estaba en los espíritus y en la práctica de la realidad.
La atención de los intereses religiosos de esos territorios había estado y continuó estando a cargo de los P.P. Misioneros de San Francisco, con Casa Central en el Convento de San Lorenzo (Santa Fe) pero, con otra auxiliar en la Ciudad de Corrientes, desde 1857.
Era éste el Convento e Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes y, desde ella, se cooperaba a la gestión de los religiosos del Chaco y Formosa, dentro de una organización limitada a las iglesias de las ciudades capitales de dichas Gobernaciones y a reducciones indígenas creadas y dirigidas por dichos misioneros.
Prácticamente, hasta 1910, en que el progreso aún no se había filtrado en aquella zona con la fuerza del torrente, su organización eclesiástica tuvo el ritmo a que hemos referido. El obispado de Santa Fe, sufragáneo de Buenos Aires desde 1897, se convirtió en Diócesis Metropolitana, el 20 de Abril de 1934.
Naturalmente, exigió una más perfecta organización. La Santa Sede dispuso que los P. P. Misioneros entregasen la dirección de la Iglesia del Chaco y Formosa a su obispo, creándose una Vicaría Eclesiástica, que fue encomendada al obispo auxiliar de Santa Fe, monseñor, doctor Nicolás De Carlo. El 20 de Diciembre de 1936 este prelado se hizo cargo de la Vicaría Eclesiástica en acto solemne.
Tres años después, por Bula del 3 de Junio de 1939, se creó la diócesis de Resistencia, como sufragánea de Santa Fe y con la jurisdicción territorial de la ex Vicaría, siendo designado obispo titular, monseñor De Carlo.
El Patrono de la diócesis siguió siendo San Fernando, exaltado desde Mayo de 1930.
La personalidad de monseñor Nicolás De Carlo es eminente. Nacido el 14 de Septiembre de 1882 y ordenado sacerdote luego de estudios completos, fue preconizado obispo titular del Euterópolis y auxiliar de Paraná, el 2 de Agosto de 1918, consagrándoselo en la catedral de esa ciudad el 30 de Marzo de 1919, por los obispos Bazán, Luque y Echenique.
Fue, luego de su gestión de Vicario General ya aludida, elegido para la sede de Resistencia, el 18 de Julio de 1940; presentado el 22 de Julio, fue preconizado el 1 de Agosto de 1940. Tomó posesión en su sede el 19 de Octubre del mismo año y, al día siguiente, visitó el Santuario de Itatí.
El culto de Nuestra Señora de Itatí encuentra en el inteligente prelado y sus colaboradores una asistencia predilecta, que es también popular, puesto que está generalizada en la masa de su población más humilde, casi toda originaria o de primera generación de la provincia de Corrientes.
Son hijos de esta comunidad emigrados al occidente del Paraná, desde que la economía ganadera correntina no podía absorber totalmente el crecimiento vegetativo de sus hogares de las zonas rurales.
Monseñor De Carlo ha sabido orientar religiosamente a esta masa nativa como a legiones de extranjeros y argentinos de otras provincias, que concurrieron al solar chaqueño a levantar sus predios y en cuya actividad material obsesionante está el secreto de una grandeza económica que deslumbra.
Y lo ha hecho con la prestancia de una acción exclusivamente social y de cultura, que gana los corazones, conservando a su comunidad religiosa las motivaciones que, como ésta, de Nuestra Señora de Itatí, se traduce en capillas, peregrinaciones, etcétera.
No en balde, la Imagen predilecta de Bolaños es la Concepción del Bermejo, que sirvió de enlace al Litoral con las altas regiones del Perú y cuyo sello espiritual pareciera haberse reencarnado en la Resistencia de nuestros días.
Lo que hace el culto de Itatí en los espíritus del Nordeste Litoral es prenda de una unión que el porvenir documentará en las expresiones todas del existir.
Iguales problemas, en lo material y la cultura, enlazan el destino de las comunidades que lo integran. Antes, fue el sello de la raza guaraní, señorial y autóctona, que está en la toponimia, en el lenguaje popular, en el tipo racial de la masa que construye. Después, será en un grupo de hombres argentinos, señores del porvenir dentro de la indivisible grandeza y soberanía de la Nación, reunidos en cuatro provincias que verán en la bandera de la patria los colores de la Pura y Limpia Concepción de Itatí.