Prevención y control de las garrapatas Boophilus sin antiparasitarios químicos
- Razas bovinas y susceptibilidad a las garrapatas
El origen de muchos problemas de garrapatas en regiones tropicales y subtropicales es la introducción en estas regiones de razas bovinas europeas puras (B. taurus), más productivas en leche y carne que las razas autóctonas o las cebuínas (B. indicus), pero mucho más susceptibles a las garrapatas y a las enfermedades transmitidas por ellas.
Bovino de raza europea (Bos Taurus).
Se ha determinado que la supervivencia de larvas de B. microplus en reses cebuínas es hasta 15 veces menor que en reses B. taurus. Suponiendo, p. ej., que una res cebuína pura, una res Hereford pura y un híbrido de las dos se introducen en un potrero infestado con larvas de garrapata, si la res cebuína desarrolla una infestación con 10 garrapatas adultas, el híbrido deberá soportar entre 20 y 30 garrapatas adultas, y la res Hereford unas 150. Mientras que 10 garrapatas por animal apenas causan daño económico, 150 garrapatas están bien por encima del umbral de daño económico.
Dentro de las razas europeas existen diferencias considerables. Las razas Angus, Frisona (Holandesa) o Hereford son mucho más susceptibles que, por ejemplo, la raza Jersey.
Por otro lado, dentro de cada raza, los animales individuales muestran a veces diferencias considerables en su susceptibilidad a las garrapatas. Y también se sabe que cada animal individual es capaz de desarrollar una cierta inmunidad al ser expuesto a las garrapatas. Es por ello que los terneros son de ordinario más susceptibles que el ganado adulto.
Bovinos cebuinos (Bos indicus).
Por todo ello, un modo obvio y probado de reducir los problemas de garrapatas es aumentar el contenido de sangre B. indicus en los hatos o regiones de alto riesgo. Si bien esto se ha realizado con cierto éxito en algunos países (p. ej. en Australia), en otros ocurre lo contrario.
La razón es que muchos ganaderos se ven urgidos a aumentar su productividad: introducir sangre B. taurus en sus hatos es una de las opciones más sencillas de lograrlo, pues no precisa de inversiones fuertes en infraestructura o en el manejo de la propiedad. Factores culturales, de prestigio y también la ignorancia juegan a veces un papel decisivo.
- La quema anual de pastos
Esta una práctica común al término de la temporada caliente en muchas partes del mundo. Así se consumen los tallos secos y otros restos vegetales, lo que hace que los brotes jóvenes sean más asequibles para el ganado.
La experiencia general es que ayuda a disminuir algo las poblaciones de garrapatas en las parcelas quemadas, pero no basta para eliminarlas.
- Arado y drenaje de los campos
El laboreo de los campos (rastrillaje, arado, siembra etc.) contribuye a reducir los hábitat y escondrijos húmedos de las larvas, las exponen al sol, etc., lo que disminuye su supervivencia en los pastos.
No obstante, no se logra eliminar del todo las poblaciones y no todos los pastos pueden someterse a este tipo de manejo.
- La rotación de pasturas
Esto ayuda a reducir las poblaciones de garrapatas Boophilus. Se basa en el hecho de que la supervivencia de las larvas fuera de un hospedador es limitada.
Dado que los bovinos son a menudo los únicos hospedadores de los que pueden alimentarse las garrapatas Boophilus, manteniendo los pastos sin ganado bovino durante un tiempo superior al de supervivencia de las larvas se pueden reducir fuertemente las poblaciones de garrapatas.
Con tiempo cálido y húmedo las larvas apenas sobreviven más de 4 semanas. Con tiempo templado y seco, la supervivencia puede llegar a los 4 meses. Por lo tanto, para ser efectiva, la rotación de pasturas debe hacerse en los meses cálidos y húmedos.
No obstante, mantener los pastos sin ganado puede no ser viable por motivos financieros. En vez de mantener los pastos sin ganado se pueden introducir lanares durante ese período, pues Boophilus no sobrevive sobre lanares.
- El control biológico de las garrapatas Boophilus
Usar enemigos naturales es materia aún de investigación y no ha desembocado todavía en soluciones prácticas. Algunas aves (p. ej.: las garzas), pequeños roedores y varios insectos (p. ej.: hormigas, himenópteros) se alimentan de garrapatas, pero su impacto en las poblaciones de los pastos infestados es muy pequeño.
Garza consumidora de garrapatas.
Hay investigaciones prometedoras sobre el posible uso de hongos entomopatógenos (Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, etc.) para el control de garrapatas Boophilus, pero hasta ahora la disponibilidad de productos comerciales y la experiencia con los mismos es limitada.
- Vacunas contra garrapatas Boophilus
Hay disponibles vacunas comerciales contra B. microplus en algunos países. Se basan sobre todo en el antígeno recombinante Bm86, un polipéptido del intestino de las garrapatas.
Estas ingieren el anticuerpo correspondiente al chupar sangre de un hospedador vacunado. Los anticuerpos destruyen poco a poco las células digestivas de la garrapata y acaban causando su muerte. Algunas garrapatas mueren sobre el hospedador y otras una vez ya en el suelo, comenzada la oviposición.
La viabilidad de los huevos depositados es variable. Si se vacuna regularmente todo el hato que ocupa un potrero, la población de garrapatas en dicho potrero será diezmada poco a poco hasta descender, tras varios años, bajo el umbral de daño económico.
Las vacunas contra B. microplus están indicadas para el control de poblaciones de garrapatas, pero no para la protección a corto o medio plazo de las reses individuales contra las infestaciones, ni para derribar inmediatamente las garrapatas que ya infestan el ganado en un momento determinado.
Las vacunas tienen ventajas: son eficaces contra garrapatas resistentes a los productos químicos, y no dejan residuos en la carne o en la leche, lo que las hace particularmente atractivas para explotaciones lecheras.
El mayor inconveniente de estas vacunas es que el antígeno no se introduce en el hospedador durante la picadura, lo que exige inyecciones periódicas de refuerzo cada 6 a 10 semanas.
Otro inconveniente es que la vacuna no evita que el ganado se infeste con las garrapatas presentes en los pastos tras la vacunación, lo que exige que el ganado vacunado siga siendo tratado con acaricidas clásicos hasta que los pastos se limpien poco a poco de garrapatas, algo que puede durar varios años: el número de tratamientos acaricidas necesarios disminuirá sólo lentamente.
Otro inconveniente de las vacunas es que la respuesta inmunológica individual de cada res puede variar considerablemente, y se ve reducida si la res sufre de estrés, está enferma o debilitada. Por lo tanto, dentro de un mismo hato, la eficacia de la vacuna puede variar considerablemente, frenando el proceso de limpieza de los pastos y dando la impresión de que no trabaja porque algunos animales siguen llevando bastante garrapata.