Aguara Guasu (Chrysocyon brachyurus)
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Chrysocyon brachyurus, llamado comúnmente aguara guasu o lobo de crin, es un cánido autóctono de las regiones de espesuras y pastizales del Chaco -de la Argentina y Paraguay-, la llanura beniana en Bolivia, así como en la cuenca de los ríos Paraguay y Paraná, en Sudamérica.
Chrysocyon brachyurus
Es el mayor de los cánidos de América del Sur. Es inofensivo para el hombre y el ganado; sin embargo, la ocupación de su hábitat y la caza lo han reducido a zonas aisladas.
Se encuentra registrado en el Apéndice II del listado de especies protegidas de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
- Nombres comunes
Se lo conoce también como: aguara, aguaraguasu, borochi, lobo de crin, lobo de los esteros, lobo colorado.
- Taxonomía
El aguara guasu no está estrechamente relacionado con ningún otro cánido que existe. No es un zorro, lobo, coyote, perro o chacal, sino un cánido distinto.
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Subfilo: Vertebrata
Clase: Mammalia
Infraclase: Placentalia
Orden: Carnívora
Suborden: Caniformia
Familia: Canidae
Género: Chrysocyon(1)
(1) Descripto en 1839 por el artista, militar, naturalista, ilustrador, anticuario y espía británico -nacido en Bélgica- Charles Hamilton Smith.
Especie: Chrysocyon brachyurus(2)
(2) Clasificado en 1815 por el entomólogo alemán Johann Karl Wilhelm Illiger.
- Hábitat
El aguara guasu prefiere las praderas y los pastizales en zonas inundables; se lo encuentra ocasionalmente en zonas selváticas.
- Distribución
Se distribuye desde el río Paranaíba, en el Nordeste del Brasil, al Sur -por el Chaco paraguayo-, en Rio Grande do Sul (Brasil), la cuenca del río Paraná, especialmente en el Chaco boliviano y la Mesopotamia argentina.
Por muchos años fue considerado extinto en Uruguay pero, en 2007, se dio un registro en el Departamento de Cerro Largo cerca de la frontera con Brasil.
- Descripción
El aguara guasu es corpulento, en comparación con otros cánidos silvestres, una impresión reforzada por la densidad de su pelaje y la distintiva melena de crines alrededor del cuello.
Chrysocyon brachyurus
Alcanza los 107 centímetros de altura a la cruz, y hasta los 125 centímetros de longitud, a los que hay que sumar unos 45 centímetros de cola. Puede alcanzar 34 kilos de peso.
La estructura del cuerpo se asemeja a la de un zorro, aunque las patas largas le dan un aire desgarbado muy peculiar.
El pelaje es largo y tupido, de color anaranjado rojizo, más largo en la región del cuello, con el vientre más claro. Presenta marcas negras en el hocico, las extremidades y a lo largo de la espina dorsal, así como otras blancas en la garganta, el interior de las orejas y ocasionalmente en el extremo de la cola.
La cabeza es alargada y pequeña en relación al tamaño del cuerpo; la melena eréctil le permite parecer más grande para amenazar a sus congéneres. Las pupilas de los ojos son circulares, a diferencia de los zorros, que las tienen en forma de elipse vertical.
Las orejas son grandes, lo que facilita irradiar el calor para reducir la temperatura corporal. Tiene fuertes uñas en las extremidades delanteras, aunque es incapaz de excavar con ellas. Las patas largas lo dotan de una visibilidad superior en las regiones de pastos altos en las que habita.
Como la hiena, mueve las extremidades de un mismo lado al caminar pues le permite ahorrar energía y recorrer grandes distancias; esto deja una huella distintiva.
Son excelentes caminadores, recorriendo los mismos senderos de ida y de vuelta. No necesita correr, dadas las pequeñas presas que persigue, razón además de su pequeño volumen pectoral.
Los individuos se comunican entre sí a través de largas distancias con un aullido ronco, de tono bajo y de alto alcance que le ha dado la fama de lobizón en muchas regiones.
Distribución del aguaraguasu en Sudamérica
En el año 2009, un estudio de ADN realizado por un equipo científico dirigido por Graham J. Slater, de la Universidad de California, en Los Angeles, confirmó que el pariente más cercano al aguara guasu es el lobo de las islas Malvinas (Dusicyon australis), extinto por los seres humanos en el siglo XIX.
El estudio confirmó que ambas especies se separaron hace alrededor de 6,7 millones de años.
Los cánidos sólo lograron colonizar América del Sur hace unos 3 millones de años, en el evento llamado en paleobiogeografía el gran intercambio biótico americano, el cual ocurrió cuando los continentes de América del Norte y del Sur se conectaron gracias a la formación del Istmo de Panamá.
Esto quiere decir que los linajes de ambas especies llegaron desde América del Norte ya distanciados.
No se han hallado ejemplares fósiles de otras especies del género Chrysocyon, por lo que se supone que evolucionó independientemente desde el Pleistoceno.
- Hábitos
El aguaraguasu se mantiene, por lo general, oculto durante el día; caza preferentemente en horario crepuscular, aunque está también activo de noche.
Es omnívoro, y obtiene la mayor parte de sus calorías de frutos y raíces tiernas; sin embargo, son buenos cazadores.
Acechan su presa -roedores pequeños, especialmente conejos, liebres y cuises, además de lagartos, ranas y aves-, para matarla de improviso; aunque pueden desarrollar buenas velocidades en carrera, normalmente no persiguen a la presa.
Comen también huevos de aves y reptiles y, de ser necesario, carroña. La dentición refleja sus hábitos alimentarios, mostrando molares bien desarrollados e incisivos superiores relativamente débiles.
El aguara guasu no forma manadas en ningún momento del año. Alrededor del año de edad madura sexualmente; un año más tarde, forma una pareja estable; no caza ni duerme en común, pero ocasionalmente ocupan el mismo cubil.
La pareja habita en un territorio común, al que defiende de las incursiones de otros cánidos, de hasta 25 km². Son fuertemente territoriales; aún en cautiverio la convivencia entre ejemplares del mismo sexo es difícil y áspera.
A comienzos de Otoño la hembra inicia el estro; su receptividad dura sólo cinco días en promedio. Desde el apareamiento hasta la madurez de las crías, la pareja se mantendrá junta.
Ambos padres cuidan de los cachorros, que nacen tras dos meses de gestación. Una camada habitual tiene dos o tres ejemplares, aunque en cautiverio se han registrado hasta seis nacimientos.
Las crías pesan unos 400 gramos, y nacen ciegos e indefensos como otros cánidos; al nacer no presentan pelaje, que comienza a crecer a los pocos días. Hasta los tres meses de edad la coloración es gris ceniza muy oscuro, que los ayuda a disimularse entre la vegetación.
Los padres los alimentan y cuidan hasta cerca del año de edad; luego abandonan el territorio y se desplazan por la zona hasta encontrar un área desocupada y pareja.
El aguara guasu no aúlla; se comunica a la distancia mediante ladridos roncos y graves. Las situaciones de conflicto, cuando un ejemplar entra al territorio de otro pese a las marcas olfativas que lo delimitan, suscitan un gruñido similar al de los perros.
- Protección, cuidado y riesgos para el hombre
El aguara guasu no constituye riesgo para el humano o para el ganado doméstico; prefiere presas más pequeñas, y es excesivamente tímido para incursionar en estancias o poblados.
Sin embargo, ha padecido extensamente la caza, motivada entre otras razones por la superstición que lo asimila al lobizón u hombre lobo. La transmisión de enfermedades exóticas lo ha mermado también considerablemente.
Hoy, en Argentina, está protegido en todo su hábitat; existen ejemplares al Este del Chaco, en Formosa, en Misiones, en Corrientes, Santiago del Estero, extremo nordeste de Córdoba y en el norte de Santa Fe, así como en Brasil y Bolivia y en el Chaco paraguayo.
La desaparición del hábitat no lo amenaza, puesto que no requiere de forestación. Resulta más grave la captura de animales para exhibición en zoológicos, donde es muy apreciado por su forma peculiar.
En Bolivia está protegido en todo el territorio; las mayores poblaciones de aguara guasu se encuentran en territorio boliviano, donde aún se suele observar con frecuencia y conservan grandes exenciones de selva virgen.
Los habitantes del Oriente boliviano no lo cazan ni lo consideran perjudicial para el ganado; también por costumbres de los indígenas guaraníes bolivianos.
- Creencias asociadas
El aguara guasu ha generado, en la región del Nordeste argentino y el Paraguay, la creencia en el lobizón. Se trata éste de un mito similar al del hombre lobo europeo, donde el séptimo hijo varón se transforma las noches de luna llena en una criatura mitad hombre, mitad lobo.
Para los estudiosos del folclore sudamericano, la raíz de esta creencia deriva del aspecto de este cánido.