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Formación Post-Yupoí

FORMACION POST-YUPOI

En la Provincia de Corrientes existe un conjunto de unidades sedimetarias más o menos aisladas, de difícil correlación, de generalmente escasa representatividad y, en general, de pequeño espesor.

Todas ellas fueron englobadas como “unidades post-Yupoí”, siguiendo el criterio anteriormente utilizado por Herbst (1971).

Con muchas de ellas hay cierta imprecisión en cuanto a su posición estratigráfica y es posible que no todas deban asignarse realmente al Pleistoceno superior, como se pretende provisionalmente en este trabajo.

De esta manera, en forma muy general, la designación “post-Yupoí” fija una cierta datación, pero queda como tarea futura el determinar la posición definitiva de cada una de estas “unidades”.

Sin que su orden signifique una secuencia estratigráfica ordenada, se pueden mencionar las que siguen como las más importantes relevadas o detectadas.

1.- Rodados del Uruguay

Utilizamos este nombre provisorio siguiendo a Battaglia (1964), que distinguió claramente dos grupos de “conglomerados”: los que incluía en el Plioceno y que llamó Conglomerados del Uruguay, y los Rodados del Uruguay, que incluía en el Cuaternario.

Son éstos últimos los considerados aquí, ya que los primeros forman parte de la Formación Ituzaingó, tal como es definida en este trabajo.

Son conglomerados que se presentan en forma de “manchones” separados (discontinuos), generalmente en las partes altas de las terrazas que acompañan en algunos tramos al río Uruguay.

Su matriz es una arena cuarzosa, y sus rodados, en general bien redondeados, están constituidos dominantemente por sílice (calcedonia, ágata y a veces cuarzo blanco) y muy subordinademente por algunos clastos de areniscas y basaltos y, más ocasionalmente, por trozos de maderas silicificadas.

Los rodados son de tamaño hasta e 10-12 centímetros de diámetro.

Los espesores de estos depósitos no son grandes; los mayores vistos -en canteras-, del orden de los 4-5 metros.

La fuente de origen de los materiales es muy probablemente la Formación Ituzaingó, que presenta rodados muy similares y, a veces, los propios depósitos se le asemejan mucho.

No se conoce el yaciente en los lugares en que está aflorando, aunque se presume que se asientan sobre la Formación Yupoí. Esto parece sugerirlo principalmente la morfología de las áreas circundantes, aunque las relaciones no necesariamente son de secuencia.

Estudios detallados de la historia del río Uruguay permitirán, en el futuro, decidir sobre su posición definitiva y, por ende, su edad.

2.- Suelos rojos

En toda el área del Nordeste de la Provincia, desde Ituzaingó (en el Norte) hacia el Este, y desde Santo Tomé al Norte, y en toda la Provincia de Misiones, se han desarrollado sobre los basaltos los llamados “suelos rojos”, “suelos lateríticos”, etc., y que en general la gente de la región denomina “tierra colorada”.

Si bien es cierto que hacia el tope de este espesor en la mayoría de los casos se trata de verdaderos suelos, que los edafólogos incluyen en su Familia Timbauva (Pág. 15), no se puede considerar como suelo a todo el espesor.

En muchos lugares se observa claramente que se trata de la descomposición in situ de los basaltos, esto es, una verdadera laterización.

Es muy posible que el material haya sido removido localmente, rellenando pequeñas depresiones entre las lomadas que constituyen el relieve o paisaje de la región, ya que en algunas perforaciones se llega a medir hasta 30 metros de estos “suelos rojos”.

Son materiales arcillosos, de color rojo (típico) intenso, dominantemente caoliníticos, muy ácidos y sin estratificación visible.

En todos los casos se asientan directamente sobre los basaltos, con o sin el proceso de laterización visible o notorio.

Su edad también es incierta, pero si los procesos fisico-químicos que les dieron origen requerían condiciones climáticas generales subtropicales o tropicales húmedas (temperaturas cálidas y abundantes lluvias), es posible, en vista de la poca información paleoclimática disponible para Sudamérica, que los procesos sean relativamente modernos.

No obstante, al no conocer más detalladamente la historia de las variaciones climáticas de los últimos centenares de miles de años, su edad no se puede precisar, por lo que quedan incluidos -por el momento-, en el Pleistoceno superior sensu lato.

3.- Cineritas

Sedimentitas de esta naturaleza ya fueron reconocidas desde antiguo: las citaron Bonarelli y Longobardi (1929), Battaglia (1964) y Castellanos (1965), que las consideraron pertenecientes a distintos niveles del Cuaternario superior y aún del Holoceno.

Son sedimentos cineríticos (limos cineríticos) hasta cineritas bastante puras (conocidas localmente como “tabatinga”), de difusión restringida y muy localizada.

Su edad es muy difícil de definir: en la zona de Santo Tomé los bolsones de cinerita se asientan sobre sedimentos que son muy similares a la Formación Yupoí, pero cuya asignación es algo incierta (ver ítem 4).

De cualquier modo serían relativamente modernas, aunque deban quedar -por e1 momento-, como Cuaternario superior impreciso.

4.- Sedimentos de lagunas y esteros y valles fluviales actuales

Terrazas: El valle del río Corriente presenta una terraza principal correspondiente a un primer gran relleno aluvial del valle antiguo, que se recostó, en su margen derecha, sobre los materiales más duros de las Formaciones Solari y Fray Bentos.

El ancho del mismo, a la altura de Chavarría, oscila entre los 7 y 8 kilómetros.

Esta terraza, en la margen derecha, tiene unos 4 metros de altura y está constituida por arena blanquecina, friable, con intercalaciones de arenas más pelíticas.

En general, en casi todos los valles fluviales importantes de la Provincia, hay una sola terraza principal, de carácter esencialmente arenoso, aunque con participación variable de materiales limo-arcillosos, y con coloraciones diferentes dentro de la gama del gris al verdoso.

En algunos sitios, los espesores pueden alcanzar hasta 3-4 metros.

5.- Aluvio actual y depósitos en cuerpos de agua

Los sedimentos de las planicies aluviales actuales corresponden esencialmente a arenas, con coloraciones blanquecinas y grisáceas amarillentas, a veces con intercalaciones de materiales limo-arcillosos.

A su vez, el sistema del Iberá, un elemento morfológico importante en el área provincial, presenta una diversidad de materiales depositados y redepositados por un complejo de factores físicos y químicos, cambiantes temporal y arealmente.

Sin embargo, y generalizando un poco, se podría considerar que dentro del área predominan ampliamente los materiales arenosos, a veces en forma de cordones de amplias dimensiones y también constituyendo el fondo de extensos cuerpos de agua.

Los cuerpos de agua de la región noroeste de la provincia son también de composición variable, variando ésta en función de la Formación geológica en que se encuentran alojados.

De esta manera, las lagunas de alta circularidad en las áreas de las “lomadas rojizas” de la Formación Ituzaingó, presentan un fondo esencialmente arenoso, en tanto las alojadas sobre las Formaciones Toropí y Yupoí, o sea, los pisos de esteros, bañados y lagunas interlomadas, son esencialmente limo-arcillosos.

La edad de todos estos depósitos no es posible fijarle, así como tampoco correlacionarlos.

Es indudable que representan los últimos estadios de la historia geológica de la Provincia, y que su antigüedad debe estar comprendida entre las partes altas del Pleistoceno superior hasta prácticamente la actualidad.

Finalmente, puede agregarse todavía que la presente en enumeración de “unidades” no es exhaustiva, ni agota las posibilidades de definir -en el futuro- diversas unidades, ya sea a nivel de Formación u otras de menor jerarquía.

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