El eón Hadeico
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El eón Hadeico, Hádico o Hadeano, una división informal de la escala temporal geológica, es la primera división del supereón Precámbrico. Comienza en el momento en que se formó la Tierra, hace unos 4.567 millones de años, y termina hace 4.000-3.800 millones de años, durando casi 600-800 millones de años, cuando comienza el eón Arcaico.
La Comisión Internacional de Estratigrafía lo considera un término informal y no ha fijado ni reconocido estos límites. Algunos autores lo clasifican como era Hadeica, integrando el eón Precámbrico.
Etimológicamente, la palabra hadeico proviene de la palabra griega Hades, que denominaba al inframundo griego, probablemente porque se la relaciona con una etapa de calor y confusión.
Superón | Eón | Millones de años |
Precámbrico | Hadeico | ~ 4.567 |
Arcaico | 4.000 - 3.800 | |
Proterozoico | 2.500 |
Durante este eón, probablemente el Sistema Solar se estaba formando dentro de una gran nube de gas y polvo. La Tierra se formó cuando parte de esta materia se transformó en un cuerpo sólido. Esta es el éon durante el cual se formó la corteza terrestre. Esta corteza sufrió muchos cambios, debido a las numerosas erupciones volcánicas.
Las rocas más antiguas que se conocen tienen una antigüedad de aproximadamente 4.400 millones de años, y se encuentran en Canadá y Australia, mientras que las formaciones rocosas más antiguas son las de 3.800 millones de años, de Groenlandia.
Durante este eón se produjo el “bombardeo intenso tardío” que afectó a los planetas interiores del Sistema Solar, hace 3.800-4.000 millones de años.
- Rocas haédicas
En las últimas décadas del siglo XX, los geólogos identificaron algunas rocas haédicas en Groenlandia Occidental, el Noroeste de Canadá y Australia Occidental.
Los minerales más antiguos conocidos son los cristales individuales de zircón redepositados en los sedimentos del Oeste de Canadá y la región de Jack Hills, en la Australia Occidental.
Los zircones más antiguos datados tienen 4.400 millones de años, muy cerca de la fecha estimada de formación de la Tierra.
La formación rocosa más antigua conocida, el cinturón supracortical de Isua, está integrado por los sedimentos de Groenlandia, datados en alrededor de 3.800 millones de años, algo alterados por diques volcánicos que penetraron en las rocas después de haber sido depositadas.
Los sedimentos de Groenlandia incluyen formaciones de hierro bandeado. Posiblemente contienen carbono orgánico, lo que indicaría que las primeras moléculas autorreplicantes (hipótesis del mundo de ARN) datan de esta época y una pequeña probabilidad de que ya hubiera surgido la fotosíntesis.
Los fósiles más antiguos conocidos (de Australia) datan de unos pocos cientos de millones de años más tarde.
Entre el material con el que se formó la Tierra debió haber una determinada cantidad de agua. Las moléculas de agua se habrían estado escapando de la gravedad terrestre, hasta que el planeta alcanzó un radio de aproximadamente el 40 % de su tamaño actual; después de ese punto, el agua (y otras sustancias volátiles), se habrían conservado.
Es esperable que el hidrógeno y el helio escapen continuamente de la atmósfera, pero la falta de gases nobles densos en la atmósfera moderna, sugiere que algo catastrófico ocurrió en la atmósfera temprana.
Se hipotetiza que una parte del material del joven planeta fue aportado por el impacto que creó la Luna. La composición actual de la Tierra no coincide con la que tendría con una fusión completa y, por otra parte, es difícil de fundir y mezclar completamente enormes masas de roca.
Sin embargo, una importante fracción de material debió ser vaporizado en este impacto, creando una atmósfera de rocas vaporizadas alrededor del joven planeta.
La condensación de las rocas vaporizadas tomaría dos mil millones de años, dejando una pesada atmósfera de dióxido de carbono con hidrógeno y vapor de agua. Se formarían océanos de agua líquida, a pesar de una temperatura en la superficie de 230 °C, debido a la fuerte presión atmosférica del dióxido de carbono.
Como el enfriamiento continuó, la subducción y disolución en el agua del océano suprimió la mayor parte del dióxido de carbono de la atmósfera, pero los niveles oscilaron fuertemente cuando aparecieron los ciclos de superficie y manto.
El estudio de zircones ha revelado que el agua líquida debe haber existido ya hace 4.400 millones de años, muy poco después de la formación de la Tierra. Esto requiere la presencia de una atmósfera.
- Subdivisiones
Dado que pocos rastros geológicos de este período han sobrevivido sobre la Tierra, la Comisión Internacional de Estratigrafía no ha reconocido ninguna subdivisión hadeica.
Sin embargo, se distinguen varias divisiones principales del eón Hadeico en la escala de tiempo geológico lunar, que se utilizan a veces de forma no oficial para referirse a los mismos períodos en la Tierra.
Aunque de uso muy extendido, el eón Hadeico, también llamado Azoico, no está formalmente definido como eón, ni tampoco como era, y no hay acuerdo para el límite inferior del eón Arcaico.
Como se dijo, algunos autores subdividen el eón Hadeico según la escala de tiempo geológico lunar, que es la que sigue:
Eón | Era |
Hadeico | Críptica (4.570 m.a.) |
Grupos Basin (4.150 m.a.) | |
Nectárica (3.920 m.a.) | |
Imbrica (3.850 m.a.) |
Hace 4.500 millones de años, la Tierra se formó de las colisiones de millones de meteoritos, en un incipiente Sistema Solar. Las temperaturas eran tan elevadas que la superficie del planeta era un océano de material fundido. Pero incluso entonces, la Tierra ya se estaba enfriando.
Después de un período inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo.
El eón en el que la Tierra se estaba transformando de una masa incandescente a un planeta con corteza, se conoce como “Hadeico”, “Azoico” o “Catarqueano”. Este proceso se suele dar por terminado hace unos 3.800-4.000 millones de años, cuando la Tierra quedó “un poco más” estabilizada.
La corteza terrestre, al final de este eón, era muy frágil, más delgada que ahora y con una enorme cantidad de movimientos provocados por terremotos y erupciones volcánicas.
Así giró la Tierra en sus comienzos sobre sí misma, y así se trasladó, brillante e incandescente, alrededor del Sol. En ese movimiento le tocó al planeta recorrer regiones del Universo donde las temperaturas eran tan bajas como no se las encuentra en ningún otro lugar y, en consecuencia, la Tierra comenzó a enfriarse lentamente.
Este proceso llevó siglos y siglos, pero una capa intermedia logró endurecerse antes que la propia superficie terrestre, sellando en el corazón de la Tierra el calor primitivo que hasta el momento permanece igual.
En tanto, fue formándose una débil costra superficial, desgarrada de continuo por las fuerzas internas incandescentes. Fueron escenas de un dramatismo sin precedentes. Nunca jamás, con esa intensidad y esa violencia volvió a experimentarlas el globo terráqueo. Llamas, humo y densas nubes, completaron el cuadro dantesco. Las tinieblas eran impenetrables, de tal suerte que el Sol, no alcanzaba con sus rayos a iluminar la corteza terrestre.
Esa masa incandescente del principio, lentamente se fue enfriando y adquiriendo una forma similar a la que hoy conocemos, aunque cabe decir, que los cambios en esas primeras épocas debieron ser más bruscos y abundantes y que la Tierra no ha dejado de evolucionar, y lo sigue haciendo...
- Hace 4.400 millones de años
La edad de la Tierra era de unos 100 millones de años. Los meteoritos seguían impactando en el planeta, pero el enfriamiento gradual del núcleo había hecho que la mayor parte de la superficie se solidificase, formando una corteza de oscura roca volcánica, e incluso entonces, después de tan corto tiempo, el agua ya se formaba en la superficie.
Ninguna roca de este primer período ha llegado hasta nuestros días, pero sí diminutos cristales de zircón. El zircón, con contenido de uranio, es uno de los cristales que ayudan a datar la edad de la Tierra, pero estos cristales también pueden retener los rastros químicos de moléculas de agua, y estos rastros están presentes en los zircones más antiguos.
Pero el origen de la mayor parte del agua del planeta sigue siendo un misterio.
Conforme el planeta se iba enfriando, las rocas de la superficie desprendían toneladas de dióxido de carbono. Este proceso ha de haber desprendido algo de vapor de agua, pero hay quien cree que no el suficiente para cubrir la superficie. Las rocas, el material que se unió para formar la Tierra, habrán sido demasiado secas, con un calor similar al del Sol. Todavía tenemos que descubrir de dónde saldría toda el agua que cubrió el planeta. Algunos creen y apoyan la teoría de que la mayoría del agua que cubre la Tierra es de origen extraterrestre.
Hoy creemos que los océanos de la Tierra proceden del espacio; llegaron en asteroides y cometas con alto contenido de agua, que salpicaron la Tierra durante su proceso de creación.
Por ejemplo, si se tiene un pequeño fragmento de meteorito real, éste es el material con el que se formó la Tierra. Este pequeño meteorito primigenio contiene un 5 % de agua, aproximadamente. El agua de objetos como éste, llegó a la Tierra y formó sus océanos.
Los científicos están divididos al respecto, pero sea cuál sea el origen del agua, cuando llegó, transformó el planeta por completo. Al evaporarse de la superficie, el vapor de agua ascendió en cantidades inmensas y se unió al dióxido de carbono de la atmósfera primigenia, formando nubes espesas, que lo cubrieron todo. Esta condensación desencadenaría el mayor diluvio que ha sufrido la Tierra: Las tormentas azotaban los cielos y la lluvia comenzó a caer sobre la superficie rocosa. Y siguió lloviendo; llovió durante millones, y millones, y millones de años.
El resultado fue un mundo acuático.
Hace 3.900 millones de años hubo un bombardeo cataclísmico de meteoritos de la Luna y la Tierra que, se cree haber sido causado por fragmentos de una colisión planetaria fuera de la órbita de la Tierra, o por asteroides, cuyas órbitas se desestabilizaron y fueron enviados hacia el interior del Sistema Solar durante la formación de los planetas exteriores.
La misión espacial Mars Global Surveyor ha encontrado evidencia que la llanura Vastitas Borealis, en el Hemisferio Norte del planeta Marte, pudo haber sido creada por un impacto con un objeto de 2.000 kilómetros de diámetro, hace aproximadamente 3.900 millones de años. Los fragmentos de este impacto pueden haber proveído el material para el bombardeo cataclísmico (“bombardeo pesado tardío”) de la Tierra y la Luna.
La radioactividad, que causaba buena parte del calor, disminuía lentamente, preparando el camino para el primer cambio radical del planeta: su transformación en un mundo acuático.
- Mpumalanga, Sudáfrica
En esta remota región de Sudáfrica se encuentran algunas de las rocas más antiguas de la Tierra. Allí están los escasos supervivientes de los primeros mil millones de años de historia de la Tierra. Su formación única, nos cuenta una historia. Esta área geológica de Sudáfrica, en la parte Este de Mpumalanga, es crucial para comprender los primeros cambios que sufrió la Tierra.
La erosión gradual en el cauce de un arroyo, puede dejar al descubierto estas rocas primigenias. Hay rocas interesantes, de forma redondeada, muy diferentes de las demás rocas de río. Son producto de las lavas almohadilladas de hace 3.500 millones de años. Su forma redondeada se debe a que la lava se formó bajo un océano, hace aproximadamente 3.500 millones de años. Las lavas almohadilladas se forman actualmente en las costas de Hawaii, donde las aberturas volcánicas entran en erupción en el océano Pacífico.
Estas peculiares formas de almohada, sólo se consigue cuando la lava se solidifica en aguas profundas. Todas las rocas de hace 3.500 millones de años que se han encontrado, son lavas almohadilladas.
Cuando el planeta tenía 1.000 millones de años, ya había agua en la Tierra, pero los geólogos creen que había aparecido mucho antes.
Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua mientras que por encima de la corteza terrestre se formaba una capa de gases, la atmósfera. Agua, tierra y aire empezaron a interactuar de forma bastante violenta ya que, mientras tanto, la lava manaba en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba gracias a toda esta actividad.
Mientras tanto, el agua se hallaba en el interior de la Tierra primitiva, como prisionera. Los volcanes fueron entonces las válvulas de escape y juntamente con fuego, lava, rocas y gases, esa agua salió al exterior, elevándose bajo la forma de inmensas e interminables columnas de vapor.
En lo alto, ese vapor de agua se enfrió, cambió su estado gaseoso en líquido y entonces, ininterrumpidamente, durante siglos, las lluvias se precipitaron sobre la superficie del planeta.
Caían sobre las rocas candentes para evaporarse instantáneamente y las nubes dar lugar a tinieblas impenetrables. Llegó un momento en que las lluvias dejaron de evaporarse. Cuando por fin brilló el Sol, no hubo depresión que no estuviese cubierta de agua. Tal el origen de los mares y de los océanos.
Finalmente, la temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable. Al principio no tenía atmósfera, y recibía muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de la corteza, al enfriarse y solidificarse.
Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua líquida. Algunos autores la llaman “Atmósfera I”.
En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias. Al cabo del tiempo, con la corteza más fría, el agua de las precipitaciones se pudo mantener líquida en las zonas más profundas de la corteza, formando mares y océanos, es decir, la hidrósfera.
Finalmente, cabe señalar que algunos autores, aunque no varían mayormente en el período de tiempo, sí lo hacen en la identificación de esos períodos. Así por ejemplo, al superón Precámbrico, lo llaman “tiempo Precámbrico”, y a lo que aquí identificamos como “eón Azoico o Hadeico”, lo bautizan como “Era Hadeica”.
RESUMEN
SUPEREON PRECAMBRICO
(4.567 a 542 m.a.)
Eón Hadeico
(4.567 a 4.000 m.a.)
* 4.567 m.a.: Formación del Sistema Solar.
El Sol brillaba sólo con el 70 % de la intensidad actual.
* 4.450 m.a.: Colisión de la Tierra con un planetoide, forma la Luna.
* La atmósfera original de hidrógeno y helio, escapa la gravedad de la Tierra.
* 4.455 m.a.: El acoplamiento de marea, fija una cara de la Luna hacia la Tierra.
* El día de la Tierra es de 6 horas.
* 3.900 m.a.: Bombardeo cataclísmico de meteoritos.
* La atmósfera de la Tierra consiste, principalmente, de dióxido de carbono, vapor de agua, metano y amoníaco.
* Comienza la formación de carbonatos minerales, que reducen el dióxido de carbono atmosférico.
* No hay registro geológico del Eón Hadeico.