DIAS DE LA SEMANA Y MESES DEL AÑO
- Details
- Category: DIAS DE LA SEMANA Y MESES DEL AÑO
El mismo inconveniente que se plantea con el sistema numeral se presenta en el guaraní al tratar la cuestión de las nomenclaturas de los días de la semana y los meses del año.
En estos casos es peor, porque ni siquiera sabemos si los guaraní los tenían. Lo cierto es que hoy, no solamente los paraguayos, sino hasta las comunidades indígenas de indubitable estirpe guaraní usan los nombres castellanos guaranizados.
Tenemos entendido que la mayoría de las lenguas conquistadas por la cosmogonía judeo-cristiana, utilizan el sistema numeral ordinal con excepción del sábado, único día con nombre propio en la Biblia.
Reinaldo Decoud Larrosa propuso decir “día primero”, arateĩ, al domingo; y sucesivamente: arakõi, araapy, ararundy, arapo, arapoteĩ y arapokõi.
sin embargo no fue coherente, porque en su "Jopare Pyahu" (traducción del Nuevo Testamento), utiliza la palabra sávao en vez de arapokõi (día séptimo), tal vez porque se trata del día sagrado y sus convicciones religiosas pesaron más.
Para el nombre de la semana propuso la palabra arapokõindy ("conjunto de siete días”).
El mismo sistema adoptó para los meses del año. En conocimiento de que los guaraní usaban un mes lunar de 28 días y un año de 13 meses, les adjudicó los siguientes nombres:
enero, jusyteĩ, luna primera; febrero, jasykõi; marzo, jasyapy; abril, jasyrundy; mayo, jasypo; junio, jasypoteĩ; julio, jasypokõi; agosto, jasypoapy; septiembre, jasyporundy; octubre, jasypa; noviembre, jasypateĩ; y diciembre, jasypakõi.
Para decir año, acuñó la parabra ary, “aglutinación de ára syry”, sucesión del tiempo.
Para designar la hora, el minuto y el segundo, se valió de la raíz “vo”, cuyo valor semántico es “parte de”, y cuya polisemia permite verbalizar mediante la partícula de voz coactiva y decir “mbovo”, partir; o yuxtaponerle el sufijo preteritivo “re” y decir “vore”, “ex parte de”.
Así quedaron propuestas: aravo, hora; aravo’i, minuto; y aravo'ive, segundo.
Una vez más debemos decir que las nomenclaturas propuestas por Decoud Larrosa son muy apropiadas, pero lastimosamente no funcionan.
ã / ẽ / ĩ / õ / ũ / ỹ