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¿Desde cuándo se da la prohibición de hablar en guaraní?

Si bien no hay estudios profundos aún que muestren cómo se configuró el discurso de la prohibición del guaraní en Corrientes, nos parece importante presentar algunas pistas que
podrían trazar un camino(1).

(1) Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

Como todo proceso social, hay un recorrido socio-histórico y político para que se produzca una determinada situación socio-lingüística.

En este caso, nos remitimos al siglo XVIII, cuando el gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, encargado de ejecutar la orden de expulsión de los jesuitas, estableció por esos tiempos una serie de ordenanzas.

Una de ellas dictaminó la enseñanza del castellano y la prohibición del uso del guaraní en el territorio del Virreinato:

... para conseguir civilizar perfectamente a estas gentes (...) es la base fundamental el introducir en estos pueblos el uso de nuestro propio idioma (...).
Habrá en todos los pueblos una escuela para la educación de los niños pequeños (...); en ellas se les ha de enseñar la doctrina cristiana, a leer, escribir y contar en nuestro idioma (...) y no se permitirá que los muchachos hablen la lengua guaraní durante el tiempo que asistan a sus distribuciones(2).

(2) Instrucción del 23 de Agosto de 1768; citado en Brabo, 1872. El resaltado es nuestro. // Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

Los religiosos jesuitas utilizaban casi exclusivamente la lengua guaraní en las misiones. En esa época, aparte del uso oral de la lengua, hubo un desarrollo importante de la escritura de la lengua.

Las obras de Antonio Ruiz Montoya, “Tesoro de la Lengua Guaraní” y “Catecismo de la Lengua Guaraní” datan de 1640. Sin embargo, ya en 1611 circulaba un catecismo traducido al guaraní por el franciscano fray Luis de Bolaños que seguía las recomendaciones del Concilio de Lima (1593), que pedía que el catecismo y los rezos aprobados por dicho Concilio fueran traducidos a las lenguas generales (Dacunda Díaz, 1985).

Luego de casi cien años, desde la Ordenanza de Bucarelli -que prohibía el guaraní- se promulgó la primera Ley de Educación Primaria de la provincia de Corrientes, el 8 de Abril de 1853. En su artículo 3 dice:

Habrá dos clases de escuelas: Elementales y Normales. En las primeras se enseñará por lo menos lectura y escritura del idioma patrio, doctrina y moral cristiana, y elementos de aritmética práctica(3).

(3) El resaltado es nuestro. // Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

El “idioma patrio” al cual se hace referencia en esta ley es el castellano. Para quienes formulan la ley es tan evidente que se trata del “idioma nacional” que no necesitan nombrarlo. Así también se construye la invisibilización de cualquier otra lengua en uso en el contexto de la provincia.

Se pueden rastrear estas pistas de la prohibición del guaraní también en documentos del ámbito educativo fechados en el siglo XX; por ejemplo, en una Circular dirigida a los directores de escuelas primarias de la provincia en el año 1932 se sugiere lo siguiente:

Sugiero la conveniencia de intensificar la enseñanza del castellano como medio de contrarrestar los efectos del guaraní tan difundidos en el territorio de la provincia(4).

(4) Circular del 31 de Marzo de 1932, en Escuela Rural a 30 kilómetros de la capital de Corrientes. // Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

También en un elocuente fragmento de un Informe escrito por el director de una escuela rural situada en un Departamento cercano a la capital correntina, que se dirigía seguramente a su superior en el año 1952:

Otro de los elementos contrarios a la educación, es el predominio del 'guaraní' entre los vecinos y padres de los alumnos, contra las que el suscripto ha luchado afanosamente para hacer desaparecer ese elemento que perturba la labor educativa, creyendo que un día no muy lejano conquistará el ideal señalado, es decir, que todos en general aprendan a hablar el castellano.
El guaraní como elemento perturbador del aprendizaje se manifiesta extremadamente en los niños que recién ingresan en la escuela, lo que exige un esfuerzo incomparable del maestro rural para encaminar hacia los fines educativos y cuán distinta es la labor del maestro de un pueblo o de una ciudad, quienes tienen el terreno preparado para sembrar la semilla del saber en los cerebros infantiles(5).

(5) Informe Escolar de un Director de Escuela Rural, 1952. Fuente inédita hallada por una de las autoras en el archivo de una Escuela Rural situada a 35 kilómetros de la ciudad capital de Corrientes. No se indica en el documento a quién estaba dirigido; sin embargo, se puede inferir que su finalidad fue la de informar a las autoridades educativas de la situación pedagógica de la escuela en esa época”. // Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

Las fuentes documentales deben ser entendidas en el contexto de la época y no se debe caer en el error de pensarlas o juzgarlas con los ojos con que se mira hoy la realidad. Por lo tanto, se las presenta para que se puedan identificar aspectos de los sentidos comunes de la época.

También es necesario considerar que nunca los sentidos comunes son totales y globales, es decir, siempre hay contradicciones, tensiones, voces que alertan sobre dichas discrepancias.

Los mismos textos que muestran las dificultades o los efectos problemáticos del guaraní, a la vez señalan su uso, su permanencia, su efectiva transmisión.

Si nos situamos en lo planteado precedentemente sobre los usos del guaraní a principios del siglo XXI en Corrientes, se puede inferir cómo lo expresado en las fuentes documentales presentadas no ha sido lo suficientemente eficaz para hacer “desaparecer” el guaraní como se pretendía.

Marta, una maestra hablante de guaraní inició un proceso de hablar y usar el guaraní con los niños más pequeños en el aula (Gandulfo, 2007b). En un encuentro de maestros en el año 2003 reflexionaba de este modo:

(...) los chicos que, aún sabiendo el guaraní, niegan saberlo. Y a eso se me ha ocurrido llamarlo ‘las cicatrices de la represión al idioma guaraní’.
Yo fui una maestra represora del guaraní. Tengo en el primer grado a los hijos de mis alumnos de 7mo., a los que yo les prohibía hablar en guaraní.
Y hoy, no quieren hablar en mi grado, y me dicen: ‘Señora; mi papá no quiere que hable
guaraní, porque si no me voy a quedar así’.
Y así significa -para ellos- sin saber leer y escribir(6).

(6) Marta Rodríguez, 17 de Noviembre de 2003. // Citado en la colección “Pueblos Indígenas en la Argentina (Historias, Culturas, Lenguas y Educación”, en el fasciculo Nro. 15: “Quichua y Guaraní (Voces y Silencios Bilingües en Santiago del Estero y Corrientes)” (2016), publicado por el Ministerio de Educación de la Nación como material de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

Este testimonio muestra crudamente las tensiones del discurso de la prohibición del guaraní. Marta expresa en sí misma esta tensión, siendo una maestra que, si bien se considera “represora del guaraní”, a la vez intenta hablar en guaraní con sus alumnos del año 2003.

En su trayectoria docente hace un giro a partir de una revisión crítica de su práctica docente y de su biografía personal y decide usar el guaraní en el aula.

Los mismos padres de los niños, a quienes prohibió el uso del guaraní en el aula diez años antes cuando fueron sus alumnos, son deudores de esa prohibición. Pero, a la vez, y a pesar de la prohibición, de algún modo han transmitido el guaraní a sus hijos.

La tensión del discurso de la prohibición está presente en los mismos hablantes; ellos mismos fueron sujetos de la prohibición y a la vez transmiten el guaraní.

Esta maestra es hablante de guaraní; lo prohibía en los principios de su carrera docente, aunque a su vez recuerda prácticas en que generaba la posibilidad del uso. Por ejemplo, cerraba la puerta del aula para que el director no escuche a los niños hablando guaraní; se hacía la distraida o simulaba que no entendía el guaraní, mientras los niños creían que se aprovechaban de la situación de que su maestra no entendería lo que ellos hablaban.

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