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Los dialectos del guaraní

Es importante reconocer el dialecto que a uno le toca hablar, asumirlo, y tratar de avanzar hacia la lengua a través del mismo.

Cambiar de dialecto por creer que el del otro es mejor, no conduce sino a la destrucción de la identidad de la persona; es un avance en sentido horizontal que no significa un mejor uso de la lengua ni favorece con mayor competencia lingüística al hablante.

Los dialectos no son mejores ni peores entre sí; son simplemente diferentes. Algunos podrán tener eventualmente más prestigio que otros por razones políticas, culturales o poblacionales, pero para la lengua, son iguales entre sí.

La lengua guarani reconoce siete dialectos dentro del territorio paraguayo; 21 dentro del Brasil; 1, en Argentina; y no sabemos cuántos en Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela.

El dialecto que hablan y cultivan en la República del Paraguay se denomina guaraní paraguayo, y es una variedad hablada por la población criolla y mestiza del Paraguay, heredera del dialecto de los indígenas asuncenos de los siglos XV y XVI denominados Kario.

Este dialecto ya era bien diferente de los demás de la misma lengua a la llegada de los españoles, tal como lo ha demostrado acabadamente el dialectógolo español Germán de Granda.

Los indígenas guaraní de hoy, los verdaderos titulares del idioma, hablan los dialectos de sus respectivas parcialidades: Paĩ-tavyterã, Ava-katuete, Mbya-ka’yguã, Ache-guajaki, Guarani-ñandéva y Chiriguana-guarájo.

En suma, cada pueblo habla su dialecto; cada grupo social habla su sociolecto y cada individuo su idiolecto o forma personalísima de hacer uso de la lengua. Ni los pueblos ni las personas pueden asumir la totalidad ni la esencialidad de la lengua.

 Nadie habla la Lengua. Todos hablan dialectos

Con la lengua nos ocurre lo mismo que con el fonema. Todos intentamos aprehenderla pero ninguno la logramos. Apenas alcanzamos a apropiarnos de una parte de ella para nuestro uso.

Si el fonema es la imagen mental de un sonido que todos intentamos realizarla con nuestro aparato de fonación, y sólo producimos sonidos aproximados y siempre diferentes, la lengua es un código abstracto de envergadura inconmensurable, inabarcable e inatrapable, con capacidad de asumir la significación de la realidad infinita.

Las lenguas se dialectalizan por diversas razones, y principalmente por la geográfica.

Se denomina dialecto a una variedad de la lengua hablada; a una forma de hablar que tiene un pueblo o una región. Sólo que esta palabra ha ganado una connotación peyorativa por haberse usado en oposición a una lengua nacional u oficial de los Estados, un criterio político que le ha dado a la palabra “dialecto” el significado de sublengua o lengua inferior.

Pero para la lingüística tiene el significado que tenemos señalado.

Los hablantes de un idioma son todos portadores de un dialecto determinado y es fácil de identificar para quien conoce las variedades de esa lengua. Escuchando hablar castellano a una persona desconocida, podemos determinar si la misma es española o hispanoamericana, mexicana, centroamericana, andina o rioplatense.

Los españoles, a su vez, distinguen si el que habla es gallego, manchego, andaluz o catalán. Los rioplatenses podemos distinguir si el hablante es argentino, uruguayo o paraguayo. El dialecto delata la patria lingüística del hablante.

Ningún pueblo habla la lengua Lengua. Toda forma colectiva de materialización de la lengua es un dialecto, dentro del cual se incluyen sociolectos e idiolectos.

La lengua es la suma de todos sus dialectos, pero tampoco se agota en la misma. Es, por tanto, una abstracción, un ideal, una imagen mental.

- El mito del guaraní puro

Es común encontrarse con paraguayos que dicen no cultivar el idioma guaraní porque ya no es lengua pura, y rechazan el dialecto guarani paraguayo, folklórica y despectivamente llamado “jopara”.

Hay quienes piensan que estas personas asumen esta posición por dos razones principales:

1.- Son francamente castellanistas, que en otros tiempos combatieron el cultivo del guarani a cara descubierta, y ya no pueden hacerlo por temor al ridículo;

2.- Son personas bien intencionadas, pero que no han recibido una adecuada información en materia lingüística.

Es necesario que los integrantes del segundo grupo cambien de opinión. Sus componentes deben saber, en primer lugar, que la lengua guarani es patrimonio genuino de la Nación guaraní y que esa Nación no somos nosotros; que esa Nación está presente, vive y pervive a pesar de todas las visicitudes pasadas y presentes y no es ningún objeto de museo antropológico, sino un pueblo en marcha.

Pretender asimilar el pueblo paraguayo o correntino al pueblo guaraní es una impostura; una falta de respeto. Si étnicamente somos mestizos, también lo somos de cultura y de lengua. Somos un tercer pueblo, diferente del guaraní y del español.

Somos la resultante del encuentro y la coexistencia de dos culturas, a lo largo de 500 años. En nosotros se viene produciendo una síntesis cultural.

También deben informarse que ninguna de las seis parcialidades de la Nación guaraní que sobreviven dentro del Paraguay o de Argentina, hablan el guarani puro. Todas hablan sus respectivos dialectos, diferentes entre sí.

Tampoco existió en el pasado un pueblo que hablaba el guarani puro. Los kario hablaban el dialecto guarani kario, que no era sino un dialecto más.

La idea de la lengua pura es un mito; una bella idea que hasta podría resultar provechosa, pero si la tomamos como tal, es decir, como un mito.

ã / ẽ / ĩ / õ / ũ / ỹ

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