Acordeón, bandoneón, guitarras y contrabajo
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Con posterioridad a la popularización del acordeón, en la campaña guaranítica, llega otro aerófono, de la misma familia, que es adoptado por los músicos populares para la ejecución musical de los aires foldóricos: El BANDONEON.
Este instrumento -también a fuelle-, radica principalmente en los medios ciudadanos como Buenos Aires, donde se identifica con el tango, especie coreográfica-musical que nace como consecuencia de circunstancias culturales y sociales particulares que se dan en las orillas urbanas.
El BANDONEON, previa aclimatación ciudadana, pasa al pueblo criollo guaranítico y provoca cambios y transformaciones estilísticas en las expresiones musicales tradicionales.
El mismo intérprete alterna reuniones danzantes de la ciudad provinciana y las bailantas campesinas. Poco a poco, lo que había ocurrido con la polca tradicional (hoy llamada “paraguaya”) al acordeonizarse, sucede con la polca correntina al entrar en contacto con el bandoneón y su expresión tanguera. Su ritmo se vuelve más lento aún, los fraseos se intensifican y la melodía, en un movimiento imperceptible, acosa continuamente al ritmo principal, creando un falso efecto de
desarticulación.
Es de hacer notar que la incorporación del bandoneón no provoca el desplazamiento del acordeón en el uso popular; por el contrario, se complementan en una dualidad que acentuará modalidades interpretativas que contribuyen a una definición más acabada del chamamé y el resto del repertorio correntino.
En el juego del conjunto, el bandoneón lleva la línea melódica principal, armonizada en terceras paralelas, merced al uso de las dos manos en teclados completos; a veces, la mano izquierda sostiene prolongadamente la nota pie, mientras la derecha va tejiendo el canto; en otros casos, generalmente cuando el acordeón o las guitarras hacen parte de solistas, marca el ritmo en golpes de acordes, ayudado por el fuelle, y, otras veces, dialoga con el acordeón, en contrapuntos ágiles y sincopados.
El acordeón, aunque también ejecuta la melodía, se ocupa más de las ornamentaciones, de los “floreos”, como los ha bautizado el decir popular.
Mientras el bandoneón desarrolla el canto, el acordeón va jugando escalas arpegiadas de gran colorido típico. La mano izquierda abandona los botones de acompañamiento, y solamente la derecha ejecuta su parte con espontánea maestría. El timbre brillante del bandoneón se integra al conjunto, aportando un sonido sumamente particular.
Las guitarras aquí actúan de acompañantes; no obstante su función rítmica, tienen a su cargo frases cantables, ejecutadas generalmente a dúo, utilizando el punteo que, con frecuencia, es ayudado por “uñas” de material plástico que se aplican en el pulgar derecho, a manera de anillo (HAY TAMBIEN PARADAS, PAUSAS CON BORDONEO Y CONTRATIEMPO).
Un tercer tipo de instrumento se ha sumado a los otros: el contrabajo, cuyo grave sonido, prácticamente percudido, afirma el ritmo básico. Aunque su utilización para esta función ocupa preferentemente los conjuntos de las aldeas o barrios de las ciudades provincianas, su incorporación al grupo instrumental típico es una realidad que cada vez cobra más cuerpo (SEGURO FUE INCORPORADO CON FINES DE GRABACION EN BUENOS AIRES).
El contrabajista guaranítico no usa el arco; ocupa únicamente las tres primeras cuerdas y marca acentuaciones rítmicas, acudiendo a pizzicatos en contratiempo (que reciben el nombre popular de “picados”), realizados mediante el “chicoteo” de las cuerdas.
Como es característico en el folclore musical, el aprendizaje se ha hecho exclusivamente de oído y, en consecuencia, las dificultades técnicas se superan a fuerza de habilidad empírica. La mayoría de los contrabajistas, si no todos, proviene de la guitarra, y se puede decir que ejecuta el voluminoso instrumento como se estuvieran “bordoneando” aquélla.
Los cantores
Siguiendo el estilo impreso por los instrumentos de fuelle, interpretan comúnmente a DUO, articulando frases ricas en cadencias y portamentos.
La forma habitual de armonización se basa en quintas o terceras paralelas, estando la melodía principal a cargo de la voz más grave (primera); la segunda se desenvuelve en un registro más alto y emitiendo las notas agudas con voz de “cabeza” o falsete.