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GOBIERNO DE MARIANO INDALECIO LOZA

- Elección de la fórmula Loza - Breard

A partir de 1909, con el Gobierno del doctor Juan Ramón Vidal, se reinició la política del pacto entre los partidos autonomista y liberal y, al término de su gestión, le correspondió -por el principio de la alternancia convenido en el acuerdo político-, encabezar la fórmula gubernativa a un liberal, en este caso el doctor Mariano Indalecio Loza, a quien acompañó en la fórmula el doctor Eugenio E. Breard.

El Gobierno del doctor Juan Ramón Vidal terminaba. De acuerdo al pacto liberal-autonomista debía sucederle un ciudadano afiliado al primero de estos partidos, con un vicegobernador perteneciente al último, rotación de influencias de enorme importancia en la hora desde que los partidos correntinos no estaban exactamente orientados en las cuestiones de la política nacional, donde el advenimiento del radicalismo como fuerza innovaba fundamentalmente.

La gobernación de una provincia de la valía de Corrientes era importantísima como factor político en ese acuerdo de influencias a negociarse, y el partido autonomista, al cumplir el pacto, renunciaba a un recurso de preeminencia.

El liberalismo no ofrecía -tampoco- un frente único. Dos candidaturas, la del doctor Manuel Mora y Araujo y la de Evaristo Pérez Virasoro habían dividido a sus dirigentes y se esperaba del partido aliado la palabra que inclinase definitivamente las preferencias.

El partido autonomista estuvo a la altura del patriotismo con que venía definiendo su acción democrática e inclinó los espíritus hacia un hombre respetable por su acción pública y privada, insospechable por su patrimonio, que en la crisis política de 1893 había sido considerado como una solución en conferencias realizadas en Empedrado de las que hemos hecho mérito. Referimos al doctor Mariano Indalecio Loza, cuyas calidades aparecían acentuadas por el hecho de su residencia en la Ciudad de Goya, es decir, apartado del detalle de la política práctica, en que se gastan las personalidades.

Por su parte el liberalismo influyó para que el partido autonomista completara el segundo término de esa fórmula con el doctor Eugenio E. Breard, ciudadano de prestigio intelectual en quien se veía entonces -por sus continuadas reelecciones en la diputación nacional- un valor partidario de primera fila.

Los comicios se realizaron sin oposición, designando el Colegio Electoral, gobernador y vicegobernador de la provincia a los doctores Loza y Breard. El 25 de Diciembre de 1913 el primero ocupaba el P. E. llevando al Ministerio de Gobierno al doctor Justino I. Solari -autonomista - y a la cartera de Hacienda a Manuel A. Bermúdez, liberal.

Loza había sido electo para el período 1913-1917, pero su mandato se verá interrumpido por Intervención Federal, que administrará la provincia desde fines 1917 hasta principios de 1919. El doctor Mariano Indalecio Loza es el 39no. gobernador constitucional propietario de Corrientes.

Una característica de este período de gobierno es que en estos cuatro años la Nación Argentina tendrá tres Administraciones: de Diciembre de 1913 hasta Asosto de 1914 el presidente será el doctor Roque Saenz Peña, quien fallecerá ese mes; lo sucede el vicepresidente, doctor Victorino de la Plaza, que dirigirá los destinos del país hasta Octubre de 1916 para, de allí en más, hacerse del P. E. N., Hipólito Yrigoyen.

En contra de todo antecedente, el período gubernativo (1913 - 1917) del doctor Loza fue de crisis política y de esterilidad administrativa. El Gobierno, iniciado bajo los mejores auspicios, comenzó a sentir más adelante los problemas derivados de la difícil situación económica, a la que se agregaron enfrentamientos políticos en el seno de las propias agrupaciones oficialistas.

- Crisis de la política de pacto. El gobernante olvida el origen transaccionista de su candidatura y se embandera

El juicio histórico define primero los hechos, que son los elementos básicos de toda crítica. El que se haga, fuese cuál fuere su origen o sectarismo, sobre la gestión política de este gobernante habrá de establecer -honradamente- que ascendió al Poder Ejecutivo sostenido por dos partidos aliados que representaban las tres cuartas partes del electorado correntino, y descendió acompañado por una minoría de la ciudadanía provincial, sin la vitalidad cívica necesaria para organizar y sufragar en comicios generales que la oposición abandonaba.

Subió poderoso, fuerza incontrarrestable de la democracia, y descendió reclamando del Poder Federal la Intervención, para entregar a alguien el poder público que era como una brasa ardiente en sus manos.

Entre estos dos extremos de juicio, el principio brillante y el final lastimoso del período Loza, está toda una gama de errores políticos cometidos en el doble escenario de la Provincia y la Nación.

Olvidando ocupaba el Poder Ejecutivo como solución práctica ante las candidaturas enfrentadas de Mora y Araujo y Pérez Virasoro, el gobernador doctor Loza se inclinó hacia los amigos del último y, para ellos, fueron el número y calidad las situaciones políticas del liberalismo.

El ministro de Hacienda, Manuel A. Bermúdez, educado en la Escuela de Profesores de Paraná, de ideas ajustadas a la filosofía positivista de las que fuera un cultor militante en la prensa periódica, sin ilustración jurídica y de un temperamento rudamente personal, creó, sobre el orden de cosas resultante de la reserva de los amigos del doctor Mora y Araujo, un modus operandi habilísimo que lo convirtió en el verdadero gobernador de Corrientes. Nada se hacía sin su voluntad; más aún, nada se hacía sin su intervención.

El doctor Loza, contemplando a su ministro como prescindiendo de las querellas que dividían al liberalismo, sin advertir, usaba a los unos contra los otros, para encerrarlo en el círculo de su voluntad, fue acostumbrándose a ceder, sobre todo porque los problemas llegaban resueltos a su despacho, en busca de su firma.

- Los liberales desafectos actúan por separado en los comicios y luego se enrolan en el radicalismo

Dentro del liberalismo se levantaron opiniones divergentes, que minaron su unidad. Los resultados no se hicieron esperar. En las elecciones de renovación del tercio legislativo de Marzo de 1914, junto a las fuerzas liberales y autonomistas del oficialismo, y las radical y liberal disidente de la oposición, interviene en los comicios una agrupación con lista propia formada por los amigos del doctor Mora y Araujo.

Era un primer paso de división del liberalismo oficialista, bien peligroso, porque el doctor Mora y Araujo contaba con amigos en ambas Cámaras Legislativas, pero los hombres del Poder Ejecutivo no dieron marcha atrás.

Los resentimientos se sumaron. Como el doctor Mora y Araujo, ex ministro del doctor Juan Ramón Vidal, tenía buenos amigos en el partido autonomista, la censura al Poder Ejecutivo se abrió paso en las filas de los hombres allegados al Gobierno.

Encontró ella amplio margen en la estéril acción administrativa del gobernante, obligadamente impuesta por las urgencias del Tesoro, y a la que se comparó con la obra destacada de su antecesor -autonomista- y a los reproches se sumaron las amarguras.

- La política del gobernante atenta a la unidad del autonomismo

Entonces, los fuegos del ministro Bermúdez se orientaron contra la unidad del partido autonomista que, íntegro y solidarizado en su acción, resultaría peligroso a pesar de la política de pacto.

Los resentimientos aumentaron; el Poder Ejecutivo adoptó el sistema de pasar por una rigurosa censura a los candidatos que el autonomismo presentaba para los empleos públicos, censura que -hecha en nombre de la moral administrativa- buscaba y tenía por resultado agraviar a elementos electorales de valía.

En el autonomismo se produjo una escisión, siguiendo un sector a las inspiraciones del vicegobernador, doctor Breard, mientras la gran mayoría seguía encolumnada detrás de su líder, el doctor Vidal.

Cundió entonces un hondo malestar. Mientras el doctor Juan Ramón Vidal, haciendo causa común con sus correligionarios vetados, entendía que lo primero era salvar al partido; el vicegobernador de la provincia, doctor Breard, y el ministro de Gobierno, doctor Solari -también autonomistas- sostenían que lo primero era salvar la situación política de la provincia y que el partido debía permanecer en el oficialismo haciendo los sacrificios necesarios.

- El autonomismo de principios. Ruptura del pacto con los autonomistas de tradición

La división se produjo. El doctor Breard levantó una bandera de acción principista, de las ideas y conceptos federales que informaban la ideología del autonomismo, y nucleó a fuertes grupos departamentales, de la Capital, Curuzú Cuatiá, Sauce, Saladas y General Paz, y a elementos dispersos en todas partes, que le permitieron organizar una fuerza homogénea, con suficiente vitalidad como para polarizar una mayor masa electoral.

Acontecimiento decisivo de esta división del autonomismo y del retiro de su mayoría de las filas del oficialismo, fue la Asamblea Legislativa de Octubre de 1915, destinada a elegir Senador Nacional. Ninguno de los partidos representados en las Cámaras, el liberal, el autonomista y el radical, contaba con la mayoría necesaria para imponer un candidato; en la proporcionalidad de su número, los primeros eran mayoría, siguiéndoles los autonomistas y radicales.

Ante la mayoría relativa de los liberales, los autonomistas notificaron que sufragarían por el candidato radical doctor Numa Soto, dándole el triunfo, salvo se encontrase una fórmula amistosa. Y como la iniciativa del caso no fuese tomada, la Asamblea Legislativa presenció el triunfo del doctor Soto y la derrota del Gobierno.

El paso era definitivo. El doctor Vidal, con la gran mayoría del partido autonomista, reunió la Convención reglamentaria en Diciembre de 1915, declarando rota la política de pacto, enfrentándose al oficialismo.

La crisis entró en su período agudo. Los liberales amigos del doctor Mora y Araujo, cansados a su vez de la situación subalterna que les deparaba el manejo ministerial, realizaron una Convención el 13 de Diciembre del mismo año (1915), resolviendo adherirse al partido radical, destacándose en el numeroso grupo pasado a la oposición el coronel Federico L. Garrido, uno de los caudillos de mayor prestigio del liberalismo en la capital de la provincia.

- El partido radical crece numéricamente

Otro factor gravitante en la política nacional y provincial fue la presencia del ascendente partido radical que, lograda la sanción de la Ley Saenz Peña, se había presentado exitosamente en varias provincias y, en Corrientes, aunaba muchas voluntades desprendidas de los tradicionales partidos liberal y autonomista.

Cabe establecer que el partido radical ya no era una fuerza política débil y aparentemente sin porvenir en la provincia. Había pasado por la prueba de fuego. Su Convención, reunida en la Capital el 1 de Febrero de 1914, casi enseguida de ocupar el doctor Mariano I. Loza el Poder Ejecutivo, había resuelto intervenir en las elecciones de Marzo de ese año, tanto en las provinciales -de renovación legislativa (segunda sección)- como en las nacionales de diputados.

En lo provincial obtuvo dos bancas, que le correspondieron por el cociente, de acuerdo al sistema de la proporcionalidad. En lo nacional, de los tres partidos presentados -la coalición oficialista, el liberalismo disidente y el radicalismo- correspondió la mayoría a los primeros y la minoría a uno de los candidatos de los últimos pero, habiéndose llamado a elecciones complementarias, que no interesaban al oficialismo por su enorme ventaja, sus elementos fueron comprometidos por los caudillos locales para el candidato liberal disidente, Manuel Bejarano, quien triunfó en definitiva.

- Pacto principista-liberal. Liquidación del principismo por la situación subalterna que se le atribuye y el personalismo de sus dirigentes

Las preferencias de elementos del oficialismo para con Manuel Bejarano minó la unidad del liberalismo disidente, que se vio juguete de las otras fuerzas políticas, y las cosas se orientaron en el sentido de un arrastre de sus elementos hacia las filas radicales.

El 20 de Mayo de 1914, un grupo prestigioso de estos disidentes promovió la incorporación del partido al radicalismo, haciendo circular (2 de Julio) un manifiesto para trabajar la opinión a decidirse en la Convención a que llamaba. Esta, el 10 de Julio, declaró la adhesión al partido radical -con exclusión de Bejarano y los doctores Andreau y Díaz de Vivar- quienes mantuvieron la bandera por un tiempo, para pasarse, poco después, los últimos, al radicalismo.

Como en el caso de la adhesión de Acosta y sus amigos, las autoridades radicales se reorganizaron para hacer un lugar a los nuevos adeptos en los cargos directivos, procedimiento humano si se quiere pero contrario al concepto de una adhesión espontánea y principista.

Contra ella estuvo Eudoro Vargas Gómez -radical de la primera hora- quien con sus amigos guardó una actitud expectante, de verdadera prescindencia, con el buen tino de no traducirla en agitación electoral.

A este radicalismo, amuchado en su masa electora, se produjo -como hemos dicho- la incorporación del liberalismo independiente, o sea, los amigos del doctor Mora y Araujo. La adhesión fue declarada el 13 de Diciembre de 1915 y, pocos días después (16 de Diciembre) se realizaba en Goya una Convención del partido radical, actuando ya los ciudadanos recién incorporados, con el propósito de reintegrar autoridades y proclamar candidatos para los comicios nacionales y provinciales de 1916.

Trasladada la Convención del radicalismo a la ciudad Capital, después de proclamar candidatos a diputados nacionales -entre ellos al doctor Antonio Mora y Araujo- completó sus tareas produciendo un extenso documento (28 de Diciembre) en el que ratificaba su actitud de franca oposición al Gobierno imperante por considerarlo un “espécimen de los del viejo régimen y conspirar contra los vitales intereses públicos y el imperio de las instituciones bajo falsas apariencias de rectitud, honestidad y prescindencia política”.

La declaración radical circuló por el país llevando la sensación de que Corrientes se perdía para las clases conservadoras si un momento de buen sentido no reanudaba el acuerdo de las fuerzas políticas históricas. Pero en vez de ocurrir sucesos que pusieran en la crisis una nota de sinceridad, ellos la acentuaron.

El gobernador Loza había declarado -en reportajes a los grandes diarios del país- que el pacto seguía con el partido autonomista de Principios, que continuaba atrayendo a elementos del autonomista de Tradición, prestigiado por esta condición de igualdad política en las esferas del oficialismo. Pero el partido liberal, como fuerza política, no homologó en la práctica esta declaración y, en vísperas de los comicios de Marzo de 1916, propuso al aliado bases que no eran de igualdad.

En lo nacional debían elegirse tres diputados nacionales y, en lo provincial, el tercio de la Cámara joven. La Convención liberal se cerró en el criterio de concurrir a los comicios con lista común, cediendo al autonomismo de principios un candidato en la lista nacional y dos en la provincial.

La Convención del autonomismo de principios aceptó las bases como último sacrificio, en espera de que los sucesos restableciesen la condición igualitaria de las fuerzas del oficialismo, concepto que si bien pudo no ser el del vicegobernador doctor Breard y el del ministro de Gobierno doctor Justino I. Solari (que pasaban por sus inspiradores), fue el de la mayoría de la Convención donde el elemento joven del partido era en ese instante mayoría.

Tres fuerzas políticas actuaban en ese momento en la provincia: el oficialismo (liberales y autonomistas de principios), los autonomistas de tradición (doctor Juan Ramón Vidal con la mayoría del partido) y el radicalismo que -como hemos visto- había absorbido a las otras minorías, disidentes, moristas y, en Marzo (1916), a los elementos electorales del doctor Pujol Vedoya, uno de los grandes terratenientes de la zona sur de Corrientes.

- El problema de la presidencia de la República

Para aclarar los sucesos que van a ocurrir corresponde referirnos a la política general del país. El presidente, doctor Roque Saenz Peña, había fallecido entre el dolor general, sucediéndole en la Primera Magistratura el vicepresidente, doctor Victorino de la Plaza.

Pero el período concluía. Las fuerzas conservadoras y las antirradicales buscaron ofrecer un frente único, negociaciones que no tuvieron el éxito esperado, en las que cooperaba con decisión el presidente, doctor De la Plaza.

Debíase el obstáculo principal a la definición del Partido Demócrata Progresista organizado por el doctor Lisandro de la Torre, ciudadano eminente cuyo antirradicalismo era notorio en el país, fuerza que -con poderoso arraigo en la provincia de Santa Fe- se organizó con preferencia en la Capital Federal y en Córdoba.

Su alto programa de acción, el apoyo del diario de Mitre y la forma demócrata con que definió sus candidatos para la lucha presidencial -los doctores Lisandro de la Torre y Salvador Carbó- le atrajeron, entre otras, la adhesión del oficialismo correntino. En magna asamblea y con la presencia de los candidatos, el partido liberal y el autonomista de Principios proclamaron a los doctores De la Torre y Carbó, mientras el partido autonomista de Tradición -como las demás fuerzas conservadoras del país- coincidían en la fórmula presidencial Angel D. Rojas - Juan E. Serú.

Por su parte el radicalismo, reunido en Convención Nacional el 20 de Marzo de 1916, había proclamado la fórmula Hipólito Yrigoyen - Pelagio Belindo Luna, manteniéndola, no obstante la renuncia del primero.

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