La sucesión presidencial hacia 1938
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En 1936 empezó a plantearse el problema de la sucesión presidencial y se miraba a las figuras de prestigio que formaban parte del gabinete del general Agustín Pedro Justo pero, sin embargo, algunas de ellas tenían poco peso político propio, tales como Carlos Saavedra Lamas, el canciller que ganara el premio Nobel de la Paz por su gestión en favor de la solución del conflicto bélico del Chaco(1).
(1) Roberto Azaretto. “Historia de las Fuerzas Conservadoras” (1983), en: “Biblioteca Política Argentina”, tomo 7, p. 106. Ed. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
Pero en un momento determinado, su ministro del Interior, el doctor Leopoldo Melo, radical antipersonalista, era quien pareció lograr las preferencias del Primer Mandatario, máxime que con motivo de la crisis ministerial de fin del año 1935 había logrado continuar al frente de su cartera, mientras eran descartados sus oponentes, los ministros Federico Pinedo y Miguel Duhau.
Los resultados parcialmente adversos en la renovación de la Cámara de Diputados, la pérdida de provincias como Córdoba y la pérdida de la mayoría en el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, precipitaron su alejamiento y, aunque se dijo que había renunciado al ministerio, para ocuparse de la actividad proselitista en miras a su candidatura presidencial, lo cierto es que fue perdiendo peso y finalmente quedó diluida su postulación.
Cabe recordar que en esa época se anunciaba como probable que integrara la fórmula el senador nacional, doctor Juan Ramón Vidal, que en el primer semestre de 1936 mantuvo largas entrevistas con el presidente de la nación. La posibilidad no era desacertada ya que, conociendo la inclinación presidencial a favor de los radicales antipersonalistas -él mismo había sido radical alvearista- se descartaba su aprobación, puesto que debía ser candidato a vicepresidente un conservador demócrata nacional(2).
(2) Diario “El Liberal”, (Corrientes), edición del 2 de Abril de 1936, transcribía la información dada por el diario “El Mundo”, de la Ciudad de Buenos Aires, que anunciaba la candidatura presidencial del doctor Leopoldo Melo, hasta ese momento ministro del Interior, y que el partido Demócrata Nacional estaba dispuesto a sostener esa candidatura, porque entendían que era una garantía para el partido. Y el mismo diario transcribía, en la edición del 14 de Abril de 1936, una información del diario “La Razón”, también de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el auspicio de la fórmula Melo - Vidal por parte de los Centros Cívicos “Mariano Moreno” de la Capital Federal. Sobre las entrevistas del doctor Juan Ramón Vidal con el presidente de la nación, ver diario “El Liberal”, (Corrientes), ediciones del 21 de Abril, 9 de Mayo, 22 de Junio, 30 de Julio y 26 de Septiembre de 1936. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
No debe resultar extraño, entonces, que contemporáneamente a estos sucesos renunciara a la presidencia del partido el senador, doctor Robustiano Patrón Costas, que era uno de los presidenciables -o al menos candidato- también él, a la vicepresidencia de la nación(3).
(3) Diario “El Liberal”, (Corrientes), edición del 23 de Abril de 1936. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
En ese marco se produce la resolución del partido liberal rompiendo con el Gobierno pero, una vez caído el ministro del Interior, doctor Leopoldo Melo, comenzó a jugar sus cartas en favor de la nueva conducción política ministerial orientada por el doctor Ramón S. Castillo, que tenía mayor afinidad con el doctor Robustiano Patrón Costas que con el doctor Juan Ramón Vidal.
El historiador Félix Luna, refiriéndose al Congreso de esa época, señala que estaba integrado por un conjunto de políticos que habían alcanzado un alto nivel de profesionalismo, constituyendo un grupo activo y eficiente que marcaba el grado de refinamiento y continuidad alcanzado en el país por la actividad política a partir de la Ley Saenz Peña y, sus intervenciones y actitudes llegaron a ser legendarias en el periodismo de la época.
Habla en otra parte del doctor Robustiano Patrón Costas, eterno senador por Salta y candidato a la presidencia de la nación en 1943 y, señalando como su “senador paralelo” al doctor Juan Ramón Vidal, que lo fue incontables años por la provincia de Corrientes(4).
(4) Félix Luna. “Nuestro Tiempo” (1984), tomo IX: “Esplendor y Crisis de la Argentina Tradicional. 1930/1943”, capítulo 6: “El Congreso”, pp. 81 y 92. Ed. Hyspamérica Ediciones Argentinas S. A., Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
El general Agustín Pedro Justo había venido buscando siempre el equilibrio y, cuando a fines de 1935 reemplazó al demócrata nacional Miguel Duhau en el Ministerio de Agricultura, lo hizo con el demócrata, doctor Miguel Angel Cárcano y el antipersonalista Roberto Marcelino Ortiz, quien se hizo cargo de la cartera de Hacienda cuando en la misma época renunció el doctor federico Pinedo, socialista independiente.
A su vez, el ministro de Justicia, doctor Manuel de Iriondo, antipersonalista, fue reemplazado por el doctor Ramón S. Castillo -demócrata nacional- y, posteriormente, el mismo Castillo reemplazaba al doctor Leopoldo Melo, antipersonalista.
Y en ese mismo año de 1936, para cubrir la cartera dejada vacante por Castillo, designó a Jorge de la Torre, vinculado al antipersonalismo(5).
(5) Carlos Aguinaga y Roberto Azaretto. “Ni Década ni Infame (del 30 al 43)” (1991), p. 214. Ed. Jorge Baudino Ediciones, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
Dentro de ese equilibrio y frente a la nueva situación, el general Justo se desplazaba hacia la derecha y organizaba un gabinete más conservador, con menos dirigentes antipersonalistas y sin socialistas independientes.
La actitud de los partidos opositores, que articulaban una coalición de centro-izquierda -o “Frente Popular”(6)- generaba como inmediata respuesta la formación del Frente Nacional y endurecía la política del Gobierno que prohibía primeramente la propaganda comunista y, posteriormente, la proscripción del comunismo como partido político, medidas que en las provincias, como Buenos Aires y Corrientes, habían sido ya aplicadas(7).
(6) Horacio Sanguinetti. “La Democracia Ficta” (1975), en: Colección “Memorial de la Patria”, dirigida por Félix Luna, pp. 114/115. Ed. La Bastilla, Buenos Aires. El 1 de Mayo de 1936, la C. G. T., la F. U. A., los partidos políticos y otras entidades menores, organizaron una concentración en Cangallo y Diagonal Norte, en la Ciudad de Buenos Aires, que tuvo destacadas proporciones. Entre otras personalidades hablaron los doctores Arturo Frondizi, Francisco Pérez Leirós, Emilio Ravignani, Enrique Dickmann, Nicolás Repetto, Mario Bravo y Lisandro de la Torre. El orador Horacio González Alberdi, comunista, invitó a la concurrencia a concretar un Frente Popular, virtualmente alcanzado ya en ese acto. El autor señala que Marcelo T. de Alvear rehusó ese acuerdo frentista, por lo cual esa enorme potencia popular fue desaprovechada.
(7) Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), pp. 323 - 324. Ed. Emecé Editores, Buenos Aires.
// Todo citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
Vamos a ver cómo, más adelante, el presidente terminó volcando sus preferencias hacia su ministro de Obras Públicas, doctor Roberto Marcelino Ortiz, ya que la persona en que había puesto sus ojos para sucederlo, el general Manuel A. Rodríguez -su ministro de Guerra- había fallecido en Marzo de ese año 1936, y aspiraba a que se integrara la fórmula con su ministro, doctor Miguel Angel Cárcano, lo que, como veremos, no va a conseguir, ante las aspiraciones del doctor Patrón Costas, lo que hará triunfar a un tercero, en este caso, su ministro del Interior, el doctor Ramón S. Castillo.
“Los ecos de la guerra civil española resonaban en las calles de Buenos Aires”, dice Laiño(8), “escenario propicio para el encuentro belicoso de los bandos contendientes, cuando en la primavera de 1936 Justo decidió encarar el problema de la sucesión presidencial".
(8) Relato de un testigo del drama argentino. Félix Laiño. “De Yrigoyen a Alfonsín” (1985), p. 41. Ed. Plus Ultra, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
“Tenía conciencia de que la era del fraude debía terminar. Había conseguido cierto entendimiento con algunas figuras del antipersonalismo radical pero, muy lejos de dividir el partido con una candidatura propiciatoria pensando, quizá, en una persona que podía ser menos irritativa, dirigió su mirada hacia el doctor Roberto M. Ortiz, ministro suyo de origen radical, a quien podía acompañar el doctor Miguel Ángel Cárcano, para satisfacer a los grupos conservadores” que, pese a ser mayoría, digámoslo al pasar, no le cuestionaron nunca al general Justo haberlos relegado al segundo plano en la fórmula.
- Los sucesos nacionales
Uno de los temas que más conmovió ese año a la opinión pública y que resultó un baldón para el prestigio radical, fue la aprobación de una ordenanza por la cual se prorrogaba la concesión de los servicios eléctricos de la Ciudad de Buenos Aires, en favor de las empresas CADE y CHADE, realizada en el Concejo Deliberante de la capital, donde aquella fuerza tenía la mayoría necesaria para imponer sus decisiones.
Se habló entonces de corrupción, de coima y peculado, y las sospechas alcanzaron a muchas de sus figuras más importantes, muchas de las cuales tuvieron confirmación años después en la investigación realizada por el coronel Matías Rodríguez Conde(9).
(9) Carlos Alberto Floria y César A. García Belsunce. “Historia de los Argentinos” (1975), tomo 2, p. 349, nota Nro. 41. Ed. Kapeluz, Buenos Aires; Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), p. 336. Ed. Emecé Editores, Buenos Aires. Fraga da a entender que el general Justo estaba al tanto de las negociaciones, pero dejó hacer, para de esta manera comprometer al principal partido de oposición. “Con este asunto será el primer partido capaz de corromperse en la oposición”, habría dicho, según refiere Helvio Botana. // Todo citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
Los movimientos de descontento por parte de algunos sectores militares existieron, pero no llegaron a tomar la fuerza necesaria como para conmover al Gobierno del general Agustín P. Justo.
Potash menciona el hecho de que el general de división, Ramón Molina, en una conferencia pública en el Círculo Militar sorprendiera a los asistentes con sus observaciones acerca de los problemas políticos, sociales y económicos del momento, conferencia que tomó mayor estado público al ser publicada por el diario “La Prensa”, y le confirieron una dimensión casi heroica a los ojos de los partidos opositores de izquierda y de los estudiantes universitarios moderados y de izquierda, convirtiéndolo en una figura política que podía influir en favor de un candidato opositor en las elecciones presidenciales que se avecinaban. Molina fue arrestado dos meses y, al año siguiente, en Mayo, se le impuso el retiro forzoso menguando a partir de entonces su predicamento.
Otro Molina, el general Juan Bautista Molina, a su regreso del exterior, asumió la dirección de una conspiración militar contra el presidente y comenzó a movilizar el apoyo de sus antiguos camaradas en el movimiento de 1930 y aunque nunca se conocieron públicamente los detalles de esta conspiración, uno de sus miembros, el yrigoyenista Diego Luis Molinari, afirmaría muchos años después haber elaborado el plan político de ese golpe(10).
(10) Robert A. Potash. “El Ejército y la Política en la Argentina. 1928 - 1945” (1981), pp. 140 a 147. Ed. Sudamericana, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
En la capital de la República se asistía a una transformación edilicia sin precedentes. La vieja aldea se modernizaba gracias al accionar del intendente, doctor Mariano de Vedia y Mitre, y el símbolo de esta nueva visión de Buenos Aires lo constituyó el Obelisco, levantado en el centro de la proyectada Avenida Nueve de Julio, que mereció elogios y críticas en igual proporción, y la orgullosa “Reina del Plata” recibía -a fines de 1936- la visita del presidente reelecto de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt.
- En la provincia
En la provincia todo se irá desarrollando dentro del marco de una tranquila expectativa, con miras a las futuras elecciones nacionales de 1937, en la que los partidos comienzan a movilizar tempranamente sus fuerzas.
Las más resonantes polémicas, especialmente entre liberales, por un lado, y autonomistas y antipersonalistas por el otro, encuentran como canales de sus expresiones al diario “El Noticioso” y al semanario “Proa” y, por la otra parte, a “El Liberal” y “Nueva Epoca”, reflejo de las diferencias que separan las posiciones políticas de los partidos gobernantes y la oposición.
Precisamente algunos artículos, que el gobernador de la provincia consideró injuriosos, dieron lugar a recordados procesos por desacato que motivaron la clausura temporaria de los dos órganos opositores, a los que se agregó la prisión decretada contra el director del diario “Crítica”, de Curuzú Cuatiá, y de “Proa” de la ciudad capital.
En la Legislatura, el Gobierno tenía cómoda mayoría, lo que le permitía obtener la sanción de la ley de presupuesto, reforma a los Códigos de Procedimientos Judiciales, la ley de represión al comunismo, la ley orgánica de tribunales, el tratamiento de un proyecto de reforma electoral de la provincia, la ley autorizando el funcionamiento de casinos, etc.
Los partidos políticos procedían a renovar sus comités departamentales, entre los cuales el de la capital era siempre el más influyente por el número de electores que representaba y el nivel de sus integrantes(11).
(11) El comité capital del partido liberal estaba presidido por el doctor Pedro Contte, siendo sus vicepresidentes los doctores Armando Meabe y Ramón J. Castro, actuando como secretario Raúl M. Requena.
Los autonomistas estaban presididos por Elías Abad y componían el núcleo directivo: el doctor Hernán Félix Gómez, Ramón M. Gómez, Carlos Laffont, Rolando Casal, doctor Angel Astor Verardini, Rodolfo Fernández, Héctor Rodríguez, doctor Juan Ramón Díaz Colodrero, doctor Mariano Llano, Alfredo Pujol, Aaron Koltunoff, Rafael M. Lubary, Rafael Moreno, Sabino Apolonio Acosta Monzón, Edmundo Resoagli, Angel Pinzetta Martínez, Alejandro Solari, Agustín Serracani, Carlos A. Bonatti, Juan B. Ocanto, Fernando Quadri, Genaro Vidal y Silvio Velazco.
En el antipersonalismo se eligen sucesivamente dos comisiones, señal de las diferencias existentes. La primera estaba presidida por Marciano H. Lencinas y lo secundaban: como vicepresidente, Facundo Canevaro; secretario, Luciano Romero Corrales; prosecretario, Rafael M. I. Araujo; tesorero, José R. Galarza; protesorero, Waldino Fernández; y vocales F. Maróttoli, Gustavo A. Soto, Waldino Urbina, Julio Amadey, Amadeo Fagnani. Convencionales: Marciano H. Lencinas, Facundo Canevaro, Luciano Romero Corrales y L. Goitia. La otra comisión designaba presidente honorario al doctor Pedro Numa Soto y era presidida por el doctor J. Noel Breard, siendo los vicepresidentes Mario Ramón Rey y el doctor Julio Amadey; secretario, el doctor Pedro Vidal Breard; y prosecretario, el ingeniero Raúl Goitia; tesorero, Bernardino M. Rey; y protesorero, José Valentín Villone; vocales: Francisco J. Rivellini, N. Benjamín Montenegro, Carlos Hedemann y Pellegrino S. Lotero. Convencionales: ingeniero Raúl Goitia, doctor Pedro Vidal Breard y N. Benjamín Montenegro. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
El partido liberal -como ya lo hemos puntualizado- por medio de su junta ejecutiva había dictado una resolución en el mes de Abril disponiendo que sus legisladores nacionales y provinciales votaran en oposición al oficialismo en todos los asuntos de carácter político o que tuvieran un sentido político y, así, se habia producido el voto sorpresivo para elegir una mesa directiva opositora en la Cámara de Diputados de la Nación. Como principal partido de oposición, en el orden provincial, era el permanente y más acérrimo crítico del Gobierno del doctor Juan Francisco Torrent.
El otro partido opositor, el radicalismo personalista -que ahora había logrado representación en la Legislatura Provincial- soportaba divisiones internas que amenazaban profundizarse. En la convención general provincial, realizada en el mes de Octubre, sólo asistió el sector que respondía al doctor Héctor Lomónaco, pero no así las otras fracciones.
La convención eligió delegados al comité nacional y convencionales nacionales y, seguidamente, eligió candidatos a electores de presidente y vicepresidente de la nación. Posteriormente, la asamblea resolvió requerir la Intervención Federal a la provincia, fundado en la falta de garantías que ofrecía para los comicios el actual Gobierno y disponer que los legisladores del partido se opusieran con su voto a la sanción de un proyecto de empréstito que, según se anunciaba, sería presentado a la Legislatura.
Finalmente, dieron mandato a los delegados nacionales para sostener el nombre del doctor Marcelo Torcuato de Alvear, como candidato a la futura presidencia de la nación y dar un voto de aplauso a los partidos del Frente Democrático en el Congreso por su defensa de la democracia y su repudio del fraude y la oligarquía(12).
(12) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 1 de Octubre de 1936. Fueron elegidos delegados al comité nacional los doctores Blas Benjamín de la Vega, Héctor Lomónaco, José Benítez y Juan Hortensio Quijano, como titulares; y los señores Raúl Torrent y Alberto García, como suplentes. Se eligió convencionales nacionales a los doctores Osvaldo Meabe, Francisco Benítez, Aristóbulo Gómez, Fernando Andreau, Eduardo Madariaga, Joaquín Díaz de Vivar, ingeniero Emilio Lorenzo y señores Simón Fernández Zalazar y Raúl Merello, como titulares; y a Alfredo Anello, doctor Félix María Gómez, Felipe Bruno y Cándido R. Quiroz, como suplentes. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
El autonomismo reunía también su convención a fines del año, para designar sus representantes nacionales que tendrían a su cargo la importante misión de elegir -junto a sus pares del partido Demócrata Nacional- a los candidatos que la Concordancia iba a sostener en los próximos comicios presidenciales(13).
(13) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 9 y 11 de Diciembre de 1936. La mesa directiva de la convención estuvo presidida por el senador nacional, doctor Juan José Lubary, y la vicepresidencia por el senador provincial doctor Pedro Díaz Colodrero, actuando como secretarios los doctores Fernando Romero Corrales y Oscar M. de Llano. Fueron elegidos convencionales los doctores Juan Ramón Vidal, Juan José Lubary, Benjamín Solano González, Cornelio Candia, Felipe C. Solari, Carlos Alvarez Colodrero, Joaquín Vedoya Beristayn, Adolfo Benito Sánchez, Antonio Ramayón, Santiago Sánchez Negrette, Ercilio Rodríguez, Juan M. Danuzzo, Francisco Ubeda, Juan H. Figuerero, Hernán Félix Gómez, Julio H. Solano, Fernando Romero Corrales, Ricardo Márquez, Pedro Díaz Colodrero, J. Antonio Borda y Joaquín J. Raggio. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Juan Francisco Torrent al doctor Blas Benjamín de la Vega. 1936-1946)” (1997). Ed. EUDENE (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste), Corrientes.
Terminaba el año y el Gobierno festejaba el primero de su gestión con varios actos celebratorios. El baile realizado en la Casa de Gobierno alcanzó gran lucimiento y, en la oportunidad, fue inaugurada la fuente emplazada en el centro del patio y las nuevas galerías, terminando con una cena y asueto al día siguiente.
- Sensibles pérdidas políticas
La marcha inexorable del tiempo iba llevándose a muchos distinguidos varones correntinos que actuaron en la vida política de la provincia. En Abril fallecía el diputado provincial por el partido liberal, doctor Eduardo García Mansilla. En Septiembre, el doctor Saúl Breard, abogado y militar en situación de retiro, vinculado también al partido liberal. En Octubre, el doctor Domingo Danuzzo, autonomista, miembro del Superior Tribunal de Justicia, del que recientemente se había retirado y, en Noviembre fallecía en España, Federico Fernández Serrano, de recordada actuación en el Gobierno del doctor González como ministro de Hacienda y ligado también al partido liberal.
Además, fallecía en Octubre Ernesto Meabe, padre de los doctores Raymundo, Ernesto y Osvaldo Meabe, figura prestigiosa ligada a las filas del partido liberal y, finalmente, la República perdía al teniente general Pablo Riccheri, pundonoroso militar de larga y fecunda trayectoria en la vida cívica del país.
- Los sucesos mundiales de la época
El año 1936 será recordado por un hecho que conmovió a la humanidad y fue la mecha del estallido de la segunda guerra mundial. Nos referimos a la guerra civil española. A los argentinos les tocó muy de cerca pues a los orígenes hispanos de la nacionalidad había que agregar la enorme inmigración recibida en forma constante desde la Madre Patria. Y las calles de las ciudades argentinas fueron escenario de las más apasionadas controversias de quienes -partidarios u opositores, nacionalistas o republicanos- defendían con calor sus respectivas posiciones.
El año se inició con la disolución de las Cortes por parte de Niceto Alcalá Zamora, quien convocó a elecciones generales para el mes siguiente. Triunfó en ellas el Frente Popular de la izquierda, logrando 4.700.000 votos contra 4.000.000 obtenidos por la derecha, significando para los primeros 257 escaños en las Cortes contra 139 de los segundos.
El centro obtuvo 450.000 sufragios y 57 bancas. A consecuencia de ello, el Gobierno se integró exclusivamente con republicanos y fue designado su jefe Manuel Azaña. Tal vez, a consecuencia de este triunfo o de la movilización gremial, 60.000 campesinos ocuparon tierras de sus patrones en Badajoz.
La situación cada vez se volvió más tensa; José Antonio Primo de Rivera, el jefe de la falange derechista, fue sentenciado por desacato y enviado a prisión. El prestigioso penalista Luis Jiménez de Asúa sufrió un atentado contra su vida a manos de jóvenes falangistas. En Abril, las Cortes destituyeron y deportaron a Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República española, quien emigró a la Argentina.
Se declaró una huelga general en Madrid y el consejo de ministros declaró a las organizaciones fascistas fuera de la ley, con lo que se marginaba a la falange. Las Cortes eligieron presidente al jefe del Gobierno, Manuel Azaña.
Mientras se producían estos cambios en la conducción del Gobierno republicano español, Indalecio Prieto, líder del partido socialista obrero, denunciaba la preparación de un golpe militar que conspiraba contra el Gobierno. En el mes de Julio las cosas van a precipitarse cuando, como consecuencia del asesinato de un oficial militar instructor de las milicias socialistas, fue detenido José Calvo Sotelo -diputado monárquico- y al ser trasladado a su lugar de detención fue asesinado de un tiro en la nuca. En repudio del bárbaro asesinato, las minorías monárquicas se retiraron de las Cortes.
Estos hechos sirvieron de detonante para precipitar el alzamiento que estaba siendo preparado por el general Emilio Mola Vidal y las primeras acciones se producen en el Marruecos español encendiéndose en media España la reacción armada. Sevilla será tomada por el Gonzalo Queipo de Llano y Sierra; en Cádiz se sublevaba el general José López-Pinto Berizo; y las Canarias eran levantadas por el general Francisco Franco. Los alzamientos preparados en Madrid y Barcelona fracasaron y al armarse al pueblo en aquellas ciudades, la situación degeneró en guerra civil.
Un hecho fortuito, como es el de un accidente de aviación, costó la vida al general José Sanjurjo, que era considerado el jefe indiscutido para dirigir el alzamiento, y dio paso a la jefatura del general Franco que tanta trascendencia va a adquirir en los destinos de España en las décadas siguientes.
Dos España se han encontrado, decían las crónicas de la época. La “roja” o comunista y la “sagrada”, conservadora, la de los “valores eternos”. Una fiebre letal enfermaba el espíritu español.
Se producían fusilamientos por ambos lados, sin distinguir militares de civiles. Bastaba no estar de acuerdo para justificar la sentencia: la muerte. “Terror Rojo” por un lado; “Terror Blanco”, por el otro. El poeta Federico García Lorca fue fusilado en Granada por los franquistas, y José Antonio Primo de Rivera por los republicanos, mientras cumplía su condena en la cárcel.
No quedará circunscripto el enfrentamiento a los españoles. Los países del mundo, de una manera u otra, en forma directa o indirecta, harán su aporte de hombres, recursos y armas. Los nacionalistas pedirán su apoyo a Benito Mussolini y a Adolf Hitler. Los republicanos lo encontraran en Rusia, en Francia y aún en los Estados Unidos, aunque en forma menos evidente que la prestada por los países del Eje Roma- Berlin.
Aviones alemanes de última generación -integrantes de la Legión Cóndor- bombardearon Madrid y otras ciudades. Brigadas internacionales luchaban en favor de los republicanos. La guerra civil parecía inclinarse decisivamente en favor de los nacionalistas y el Gobierno republicano se veía obligado a dejar Madrid, en lo que se consideraba su inminente caída, para trasladarse a Valencia. Las reservas de oro fueron trasladadas a Rusia, para resguardarlas. No se las volverá a ver. Tres largos años de muerte, sufrimiento y desgarramiento entre hermanos habrán de transcurrir hasta que una de las partes imponga su fuerza.
En otro escenario, Mussolini busca la gloria de los Césares y extiende su imperio fascista a la indefensa Etiopía, ante la indiferencia del mundo, proclamando al rey Víctor Manuel III como emperador de los etíopes.
Por su parte Hitler, ratifica su pretensión de recuperar las colonias alemanas perdidas a consecuencia de la guerra de 1914 - 1918 y procedió a ocupar la región desmilitarizada de la Renania rompiendo el Pacto de Locarno, lo que determinaba la condena de la Sociedad de las Naciones. En Francia triunfaba el Frente Popular, de tendencia izquierdista, y se designaba Primer Ministro a Léon Blum.
En Inglaterra moría el rey Jorge V y se proclama soberano a su hijo, Eduardo VIII, que poco tiempo después abdicaba la Corona por amor a Wallis Simpson y, en ese país, la British Broadcasting Corporation obtuvo una nítida transmisión televisiva.
En los Estados Unidos fue reelegido presidente de la nación, Franklin Delano Roosevelt, que había actuado como piloto de tormenta en la más grave crisis sufrida por aquella nación y el mundo entero. A fines de ese año, el presidente norteamericano visitó Buenos Aires para participar de la Conferencia Internacional de la Paz, siendo recibido entusiastamente por el pueblo argentino.
Y a fin del año, en España, murió uno de los más grandes pensadores contemporáneos: Miguel de Unamuno y Jugo, rector de la Universidad de Salamanca.