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BUSCANDO SOLUCIONES PARA LA CRISIS

- El país y el mundo

Como consecuencia de la crisis financiera desatada a fines de 1929, la situación mundial atravesó uno de los momentos más difíciles de que se tenga memoria. Uno de los países de mayor prestigio en el mundo, los Estados Unidos de Norteamérica habían llegado con el sistema bancario en estado de virtual parálisis y, en 1934, se había alcanzado a un 26,7 % de desocupación laboral, lo que dejaba a unas 34.000.000 de personas sin fuentes de ingreso.

En numerosas ciudades se habían cerrado establecimientos escolares y se debían muchos meses de sueldos a los maestros. Había hambre y no se avizoraban esperanzas. Y el proceso de recuperación fue lento.

En Brasil había caído el régimen democrático luego de un levantamiento militar que llevó por 15 años al poder a Getulio Vargas.

Hay que recordar también la situación de Alemania, especialmente luego de perder la primera guerra mundial, y las inclinaciones de su pueblo hacia las formas totalitarias, como había ocurrido en Italia, se insinuaba en España y era recibida con cierta benevolencia en paises democráticos como Francia o Inglaterra.

Escapa al objeto de este material analizar la situación mundial en aquellos años de la primera parte de la década del 30, a la que los historiadores argentinos, con notoria inclinación contraria a quienes entonces gobernaban, han colgado el sanbenito de “infame”, exhibiendo una Argentina en la que pareciera haberse concentrado todo lo malo de su corta historia en esos discutidos años.

Pareciera que en la consideración socio-económico-política se tomara al país como una “isla” ajena al contexto mundial, en la que ocurrió cuánto de oprobioso puede exhibirse, dejando de lado que en esos difíciles años hubo un Gobierno Nacional, y muchos Gobiernos provinciales, que con mano férrea buscaron, y la consiguieron, soluciones para esa crisis.

Digamos solamente que en estos años hubo ministros de la talla de Hueyo y luego Pinedo, que afrontaron con decisión la adopción de medidas impopulares que eran, sin embargo, necesarias para el logro de los objetivos propuestos: salvar a la nación de su quiebra y mantener su crédito exterior, objetivos que fueron conseguidos y evitaron que este país, como muchos otros en América o Europa, se inclinara hacia las formas del totalitarismo antidemocrático.

Digamos que ello fue conseguido por el Gobierno del general Agustín Pedro Justo, hábil conductor y estratega, que sin tener un partido que le respondiera en forma directa, supo aunar voluntades de diferentes fuerzas que, con jugadas unas a través del nucleamiento de la “concordancia” y otras en forma independiente, le dieron el apoyo necesario para gobernar pero, señalemos de paso, la grandeza moral de aquellos dirigentes que -más allá de viejas divergencias- supieron deponerlas en aras de los ideales superiores de la nación.

- Repercusión de los hechos de la costa del Uruguay

Los acontecimientos insurreccionales de que nos ocupáramos en el capítulo anterior, ocurridos en las localidades fronterizas de la costa del río Uruguay, especialmente Paso de los Libres y Santo Tomé, dieron lugar a las lógicas reacciones que, más allá de los ideales que pudieron haberlos inspirado, dejaron una huella de perjuicios e infortunios para los pacíficos habitantes ajenos a toda especulación política.

Los revoltosos que habían actuado en Santo Tomé bajo la dirección de un titulado mayor Aguirre, al tener conocimiento del envío del Ejército para reprimirlos y, sobre todo, que algunos aviones eran enviados con tal finalidad, se dieron a cometer toda clase de desmanes y saqueos a la propiedad privada, intentando además apoderarse de los caudales de la sucursal del Banco de la Nación y luego se dieron a la fuga en número de aproximadamente 200 efectivos, muchos de ellos vistiendo uniformes del Ejército brasileño.

Las fuerzas militares enviadas para reprimir el ataque de que fue objeto la última de las ciudades citadas, llegaron al lugar tardíamente, explicando el Ejército la razón de ello en la circunstancia de haber sido cortadas las comunicaciones, pese a la heroica resistencia opuesta por el personal de Correos, especialmente en Paso de los Libres.

Por todo ello, y en base a la experiencia vivida, el Gobierno Nacional dispuso reforzar el personal de vigilancia en la zona del Alto Uruguay.

El juez del Crimen, doctor Nicandro Paiva, se constituyó en Santo Tomé y se abocó a la instrucción del correspondiente sumario, y el diputado nacional, doctor Hernán Félix Gómez lo hacía por su lado para informarse personalmente de los recientes sucesos. Poco después intervenía también el juez federal, doctor Amado Sosa.

Por su parte, el vicegobernador de la provincia, Pedro Resoagli, acompañado del diputado Carlos Porta y otros funcionarios, realizaron una visita a las poblaciones de la costa del Uruguay para interiorizarse de los perjuicios sufridos por los vecinos y de sus necesidades.

Los partidos políticos afínes al oficialismo dieron sendos comunicados repudiando los hechos acaecidos, haciéndolo así el radicalismo antipersonalista en los primeros días del año, y la junta de gobierno del autonomismo -al mismo tiempo- resolvía gestionar del Poder Ejecutivo y demás poderes públicos se contemplara la situación pecuniaria de los que resultaron heridos en el enfrentamiento y se hiciera lo necesario para aliviarlos y, para que se gestionara ante quien correspondiera la indemnización de los daños y perjuicios sufridos por las víctimas de los atacantes a Santo Tomé, adhiriéndose a la manifestación de repudio organizada en la ciudad capital de la provincia.

Como uno de los caídos en cumplimiento de su deber, el teniente de guardiacárceles Bernardino Acosta, era militante del autonomismo, se resolvió gestionar el traslado de sus restos a su pueblo natal de Saladas y tributarle un homenaje con la presencia de dirigentes partidarios.

El partido Demócrata Nacional, en la persona del titular de la convención, doctor Ramón S. Castillo, expresaba que el partido -en presencia de los hechos subversivos perpetrados por simpatizantes del partido radical personalista- condenaba sin atenuación los gestos de quienes se alejaban sistemáticamente de la vía legal, que debiera conducirlos patrióticamente al comicio amplio y honrado. También lo hizo el partido Socialista Independiente.

Los partidos de la “concordancia” realizaban un mitin de solidaridad con el Gobierno, hablando, entre otros, los diputados nacionales Vicente Solano Lima y Hugo Vignart, y el doctor Emilio J. Hardoy.

Las brigadas de la Liga Patriótica Argentina, luego de repudiar la intentona y reafirmar sus sentimientos de orden y tranquilidad, se ofrecían a colaborar con las autoridades en el mantenimiento del orden y garantizar la seguridad de los vecindarios si se vieran amenazados por elementos que siembran la alarma y cometen actos censurables que el pueblo condenaba(1).

(1) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 1, 3, 5, 6, 7, 8 y 11 de Enero de 1934. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

- La respuesta en la Nación

Para comienzos del año se había restablecido la calma y tranquilidad en las poblaciones invadidas, especialmente Santo Tomé, que había estado dos días sometida a los invasores. Conocido por estos el fracaso del movimiento, huyeron hacia el Brasil, desde donde habían iniciado la intentona.

El Poder Ejecutivo Nacional -por intermedio del embajador en aquel país, doctor Ramón José Cárcano- ante la evidencia de que habían participado en el operativo soldados brasileños del regimiento 14 de infantería que tenía sus cuarteles en la orilla opuesta a Santo Tomé, formuló la correspondiente protesta diplomática, disponiendo el presidente del Brasil, doctor Getúlio Dornelles Vargas, la detención de los rebeldes y la instrucción de las actuaciones para deslindar responsabilidades entre sus militares, realizándose una minuciosa investigación para esclarecer la presencia de hombres y armamentos aprisionados, las reuniones habidas en la frontera y sus locales, los motivos que impidieron la vigilancia de las autoridades y la actuación de éstas y la manera cómo fueron ejecutadas las instrucciones del Gobierno Federal(2).

(2) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 9 de Enero de 1934. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Por disposición del Gobierno brasileño, 54 sediciosos fueron enviados a Porto Alegre y desde allí trasladados a Minas Gerais, manifestando el presidente Vargas que quienes conspiraron contra el territorio argentino serían internados lejos de aquel país.

Según afirmaba el diplomático argentino, “la banda de filibusteros encabezada por el titulado mayor Aguirre, llegó a la localidad de Santo Tomé apoyada por algunos soldados brasileños a los que se había ofrecido una paga por su concurso”. Los invasores habían saqueado alrededor de diez casas de comercio(3), sustrayendo mercaderías y enseres domésticos, dinero sustraído al Correo y a la Receptoría de Rentas, fracasando en el intento del Banco de la Nación y llevándose finalmente de la subprofectura local, camas, colchones, ropas, roperos, mesas y muebles.

(3) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 11 de Enero de 1934. Resultaron damnificados los comerciantes Faustino Rodríguez, Ramón Sánchez, Victoriano Verón, Elías Baracas, David Rodríguez, León Toledo, Hugo Puchulu, C. Suaid, Gerardo Martínez, Bernardo Linchtz, Efraín Taranto, Juan Vidal, Josefa Montaña, Ciríaco Suárez, Manrique Díaz, Juan Roses, Antonio Arrondo, Manzur Elkefuri, Vicente Elías, Regiciano Fernández, Aurelio Panario y Estanislao Storti. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Los elementos del Ejército brasileño habían hecho irrupción ostentando divisas de ese país y, sin escrúpulos de ninguna naturaleza, exigieron la suma de $ 80.000 para retirarse de la población, lográndose reunir -por contribución de algunas personas- la suma de $ 2.800 con la que se logró conformar a los asaltantes.

A Santo Tomé llegó el día 2 un escuadrón del regimiento 11 de caballería y, al día siguiente, tropas de los regimientos 6 y 9 de caballería y una batería del 3er. cuerpo de artillería montada, renaciendo la calma en la población, ya que se había echado a rodar la versión de una posible nueva invasión(4).

(4) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 1ro. y 3 de Enero de 1934. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Como consecuencia de los hechos acaecidos en Paso de los Libres, Bonpland y Santo Tomé, se procedió a detener a numerosos dirigentes radicales antipersonalistas de la provincia, al igual que en todo el país(5).

(5) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 3 de Enero de 1934. Figuran como detenidos en la cárcel, a disposición de la Jefatura de Policía, los siguientes ciudadanos: Fortunato Gehan, Walter Roses, Lorenzo Blanco, Justino Fernández, Enrique Palisso, Pedro Romero, Luis Chamorro, Manuel Rodríguez, Eleodoro Román, Alfredo Pessini, Amadeo Rociani, Antonio Paredes, Manuel Duarte, Segundo Ocampo, Edmundo Díaz, Hermacio González, Simón Romero, Nicolás Belcastro, Silvano Ruiz, Eduardo Ledesma, Raúl Niveyro, Ismael Gómez, Juan Tesorero, Romualdo Escobar, Pedro Amil, Esteban Encina, Juan Godoy, Benigno Acosta, Antonio Romeo, Oscar Carcuza, Domingo Echániz y Beltrán Biabiani. También fue apresado Aníbal Dávila, director del diario “El Día”, por haber publicado artículos considerados imprudentes y difundir noticias que las autoridades consideraron inexactas. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

La Justicia Federal dictó, por su lado, medidas de prisión preventiva contra los implicados, considerando que el objetivo inmediato del levantamiento armado que se llevó a cabo en varios lugares del territorio nacional fue el de deponer a las autoridades constituidas del Gobierno Federal, en forma coordinada y simultánea.

El Ministerio de Guerra instruyó -por su parte- los correspondientes sumarios, intimando la presentación de algunos oficiales que habían participado en los sucesos. Por otro lado, se intervino a la Universidad Nacional del Litoral, fundándose la medida en la participación que tuvieron el decano y profesores de aquella Alta Casa de estudios en los últimos acontecimientos políticos(6).

(6) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 4, 8 y 18 de Enero de 1934. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en Martín García pudieron hacer uso de la facultad concedida en el artículo 23 de la Constitución Nacional, trasladándose a Lisboa y Vigo: Marcelo Torcuato de Alvear, Ernesto Francisco Bavio, Pedro Dionisio Duhalde, Manuel Goldstraj, Carlos Noel, Miguel Ortiz de Zárate y Raúl Rodríguez de la Torre. Por no haber hecho uso de esa franquicia, 44 personas fueron trasladadas a puertos de la Patagonia y otras 66 permanecieron detenidas en la isla(7).

(7) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 16 de Enero de 1934. Entre los trasladados al sur del país figuraban Federico Alvarez de Toledo, Edmundo Andreau, Fernando Alsina, José Luis Cantilo, Mario Guido, C. González Balcarce, Víctor Juan Guillot, Martín Irigoyen, Honorio Pueyrredón O’Farrell, C. Peco, Ricardo Rojas y otros. En Martín García seguían detenidos Julio A. Busaniche, Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge Walter Perkins y otros. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

- Examen de la situación nacional

Una opinión contemporánea sobre la situación política, económica e institucional de la República expresaba que los acontecimientos del año 1933 no autorizaban a sacar conclusiones satisfactorias en el orden nacional.

En materia política, los partidos no habían dado un solo paso, ni producido un solo hecho que revelara un mejoramiento de sus costumbres, todavía retardatarias en comparación a los progresos del país y todas las manifestaciones de la cultura.

Seríamos escépticos -decía- sobre las perspectivas del futuro, si no nos alentase la convicción arraigada de que los defectos están en los círculos dirigentes y no en las filas ciudadanas.
Hechos muy recientes -continuaba- han revelado que los dirigentes de un partido adoptaron resoluciones contrarias a los sentimientos y a la voluntad de las masas, a las que entienden representar, las cuales se mueven a impulsos democráticos e idealistas dentro de tendencias pacíficas”.

Decía mas adelante que

los principios siguen ausentes en nuestros partidos políticos, por lo menos en los de arraigo en todo el territorio nacional. Se observan en ellos tendencias diferentes, pero son de temperamento y no de doctrina.
Si examinamos sus programas, los encontramos muy semejantes y hallamos además grandes lagunas acerca de los problemas que plantea el progreso del país. Los problemas se agitan con fines de proselitismo y sin sinceridad, de tal suerte que el asunto se plantea para agitarlo, pero no para resolverlo, porque entonces perdería su eficacia electoral.
El Gobierno no se apoya sobre un partido grande que lo eligiera para procurar el bienestar general dentro de una orientación principista. Se apoya sobre una conjunción de agrupaciones que han dado al país una solución política transitoria después de una conmoción que arrasó hace tres años con todos los poderes constituidos y que dejó sus enseñanzas para los que perdieron el Gobierno y para los que lo ejercieron después en un régimen de facto, primero, y en una organización constitucional más tarde.
Resumiríamos así esas enseñanzas: la vida de los partidos no se reduce a ganar elecciones y la caída puede seguir de cerca al más categórico triunfo comicial si faltan eficacia, moderación y corrección en el Gobierno. Es más fácil hacer una revolución que un partido político nacional.
Cuando un Gobierno, por ser de transición, surge como fruto de combinaciones de partidos, ha de buscar su más firme sostén en la fiel aplicación de las normas institucionales, sin que esto quiera decir que los Gobiernos elegidos por una gran mayoría homogénea no puedan desviarse de ellas impunemente, según lo demostraron los episodios del 6 de Septiembre de 1930”.

Y terminaba el editorial expresando que

las agrupaciones políticas en que se apoya el Gobierno, revelaron en el año que acaba de terminar que se mueven en curso de intereses partidarios transitorios; muestra de lo efímero y pequeño de los móviles, son los abusos electorales de la provincia de Buenos Aires, señalando lo insensato y temerario de crear ambiente para el discrecionalismo.
Los hombres pasan y el ambiente queda, y si acaso se confió en la moderación y el patriotismo de los que hoy gobiernan, se olvidó que los mandatarios de mañana constituyen una incógnita y que el porvenir es muy incierto una vez rotas las vallas constitucionales.
Mantenerlas intactas debe ser la consigna nacional, porque nadie puede prever cuándo serán absolutamente indispensables(8).

(8) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 1ro. de Enero de 1934. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

¡Los acontecimientos de una década después así lo confirmarían!

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