Sólo el radicalismo personalista participa del movimiento
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El doctor Raymundo Meabe, a la sazón recientemente designado interventor de la provincia de Salta, se ofreció para trasladarse directamente a Resistencia para encarar en Corrientes la empresa de desagravio.
Otra información hacía saber que los partidos políticos no habían tenido intervención en el movimiento, con excepción del radicalismo personalista, cuyos elementos fueron los únicos que concurrieron a apoyarlos tan pronto como las fuerzas sublevadas ocuparon la Plaza “25 de Mayo”, Casa de Gobierno y Jefatura de Policía.
Se tuvo conocimiento, asimismo, de que el teniente coronel Pomar solicitó una entrevista con el doctor Juan Ramón Vidal pidiéndole su concurso, e igual pedido formuló al dirigente de la juventud liberal, doctor Justo Alvarez Hayes (h), quienes se negaron a participar en ningún sentido. También se dirigió al doctor Delio J. Martínez, dirigente socialista, con el mismo resultado.
Según el corresponsal del diario, Pomar le habría manifestado que el movimiento armado estaba apoyado por todos los partidos, hasta los conservadores de la provincia de Buenos Aires(1).
(1) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 26 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Es evidente que Pomar esperaba el apoyo de aquellos sectores políticos que habían mostrado algún grado de disconformidad con las autoridades de la Intervención, notoriamente inclinadas en favor del partido liberal que, con posterioridad a los hechos, emitió una comunicación telegráfica a sus comités expresándoles que estuvo en todo momento íntegramente al lado del interventor federal(2).
(2) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 24 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Un enviado especial del diario “La Nación” decía que la insurrección en Corrientes se desarrolló sin ningún ambiente revoltoso. Fue un motín militar sorpresivo, al margen del pueblo. Las pocas horas, más de 24 de subversión, atravesaron la vida provinciana sin despojarla del dulce sabor de la siesta. El pueblo permaneció en sus casas sin otra reacción que el asombro.
Un sinfín de versiones se echaron a correr, entre ellas que se trataba de un gran movimiento nacional. Hubiera sido difícil que fuerzas civiles resistieran al regimiento de infantería 9 con 400 plazas, cañones y ametralladoras. No hubo encuentros en las calles, resistencia o movimientos populares. Los únicos que concurrieron a las concentraciones fueron los mismos sediciosos.
Concentraron gente en las comisarias, en las escuelas Regional y Centenario y se distribuyeron armamentos de guerra del regimiento. Fueron reforzados con ciudadanos reclutados en el Chaco y de algunos Departamentos vecinos a la capital correntina(3).
(3) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 26 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- El apoyo en el Interior provincial
El hecho insurreccional no quedó circunscripto a la Ciudad de Corrientes, sino que tuvo sus ramificaciones en el Interior de la provincia y el vecino Territorio Nacional del Chaco, lo que demostraba la preparación previa de un plan más vasto que, en definitiva, no llegó a cumplirse en su integridad.
El juez de Instrucción Militar ad-hoc, coronel Julio C. Costa, en un informe elevado al Ministro de Guerra(4), expresaba que Pomar se dirigió a todos los comisionados militares de los departamentos de la provincia ordenándoles la entrega de los mismos a personas de reconocida filiación personalista, orden que sólo se cumplió en Mburucuyá, San Luis del Palmar y Empedrado.
(4) Juan V. Orona. “La Revolución del 6 de Septiembre” (1966), p. 156. Ed. Imprenta López, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En la Ciudad de Resistencia (Chaco), la actividad subversiva se limitó a derrocar al gobernador y a despachar 150 civiles a Corrientes. En Goya y en la provincia de Santa Fe hubo contactos, pero no se produjeron levantamientos. Es falsa -seguía diciendo el informe- la afirmación del jefe militar de la sublevación de que el movimiento no tenía carácter político, afirmación que sirvió para lograr prosélitos en el Ejército por la conocida animadversión que siempre sintieron los oficiales por la política.
Si bien la base eran algunas unidades del Ejército, éstas debían ser reforzadas de inmediato por elementos civiles de filiación radical personalista sacados directa o indirectamente de los comités de este partido y en lo que intervinieron los miembros principales de esta agrupación política, que en todos los casos y localidades tuvieron conocimiento con antelación del estallido del movimiento.
Es tan evidente esta última afirmación, que allí donde pudieron dar expansión a sus sentimientos políticos lo hicieron gritando: “Viva el Partido Radical” y “Viva Hipólito Yrigoyen”, cosa que ocurrió el 20 y 21 en la Ciudad de Corrientes, en Empedrado, en San Luis del Palmar y en Mburucuyá. Y para que no hubiera duda de que la insurrección era radical, los camiones que recorrían las calles de Corrientes llevaban la bandera de El Parque (así lo declararon los tenientes Chávez y Cardozo, que tomaron parte en el movimiento).
En la Ciudad de Corrientes -seguía diciendo el informe- cuando el regimiento 9 de infantería llegó a la Plaza “25 de Mayo”, los caudillos radicales reunieron a sus partidarios en los comités, de donde marcharon a lugares más amplios a armarse con los fusiles sacados del cuartel por uno de los más eficaces caudillos yrigoyenistas, (¿Secundino?) Ponce de León, quien venía a ser al mismo tiempo el brazo derecho de Pomar, pues era el jefe de la agrupación civil que se forma el día 20 en la Escuela del Centenario.
Los jefes y oficiales de las unidades elegidos por Ponce de León eran caudillos de filiación personalista con antecedentes en el partido.
La comisaría de Empedrado es tomada sorpresivamente como a las 14:00 por un grupo de más de 50 personalistas, los que se habían reunido y organizado en las afueras del pueblo con mucha anticipación al estallido del movimiento. Las manifestaciones que se hacen en este pueblo vitorean al partido radical y a Yrigoyen; y para que tampoco haya duda de su filiación, cambian todo el personal de oficiales y agentes de policía por elementos pertenecientes al radicalismo.
El diario “La Nación”, en fecha 24, confirma que la comisaría de Empedrado fue tomada por el ex senador personalista Emilio L. Monzón, aunque hacía ascender sus efectivos a cien hombres armados.
El teniente coronel Pomar ordenó al caudillo personalista de Mburucuyá, Amadeo Rosciani, que se haciera cargo de la policía, el que cumplió dicha orden concurriendo a la comisaría acompañado de un grupo de partidarios y era tan evidente que se trataba de elementos pertenecientes al radicalismo personalista que, pocas horas después, eran desalojados a viva fuerza por un grupo de autonomistas.
En Bella Vista, la ciudadanía vivió horas de intensa expectativa; el jefe militar del departamento, mayor Tissera, había recibido orden de Pomar conminando la entrega de la comisaría a la “Junta Revolucionaria” y pidió instrucciones al comando de la tercera división que le ordenó resistir(5).
(5) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 23 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
De acuerdo al informe la “Junta Revolucionaría”, ésta estaba integrada por Samuel y Piro Serial, José Insaurralde y Eugenio Artaza. El teniente coronel Cerqueira, de paso por Bella Vista con motivo de realizar inspección de polígonos, confirmó la recepción del telegrama de Pomar, y comunicó que procedió a armar a la policía con armas del polígono y se proponía mantener el orden y detener a los integrantes de la Junta, cosa que efectivizó remitiendo luego detenidos a los nombrados.
En Goya, su comisionado municipal, mayor Villegas, estando ausente el comisario militar, se hizo cargo de la comisaría y al serle requerida en forma telefónica la rendición a la “Junta Revolucionaria” -por Pomar- le contestó que estaba dispuesto a resistir. En este Departamento fue detenido el dirigente radical personalista, José Martínez Rolón(6).
(6) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), ediciones del 24 y 26 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En Curuzú Cuatiá hubo horas de agitación pública. Desde esta ciudad partieron efectivos con destino a Corrientes. Sólo se detuvo a dos personas que vinieron de Mercedes, con el propósito de ponerse al habla con un suboficial del 9 de caballería, quien puso de inmediato en conocimiento de su jefe la tentativa.
En Santa Lucía, el pueblo se aprestaba a defender la comisaría local(7). En Saladas, los rebeldes se posesionaron de la comisaría departamental y publicaron un bando disponiendo la movilización de los ciudadanos entre los 18 y los 45 años.
(7) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 23 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En San Roque se detuvieron a 29 personas complicadas en el complot, encontrándose entre ellos los autores del levantamiento de los rieles sobre el puente del río Santa Lucia, a la salida del pueblo. Hubo detenidos en San Cosme, Santa Ana y Chavarría, por haberse comprobado la intervención activa de esas personas(8).
(8) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), ediciones del 25 y 28 de Julio de 1931; y diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 1 de Agosto de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- Ramificaciones en el Chaco y Misiones
Las ramificaciones en el Chaco y Misiones demostraron la existencia de un proyecto insurgente más ambicioso. En Resistencia (Chaco) gobernaba Juan Mc Lean, quien se enteró de los hechos de Corrientes el mismo día Lunes 20, aunque sin saber con precisión qué ocurría.
A la tarde recibió un telegrama del Ministerio del Interior que lo tranquilizó sobre la situación general del país. Al día siguiente, en horas de la madrugada, el mayor Alvarez Pereira -con refuerzos del regimiento 9, llegados de Corrientes- se apoderó de la Jefatura de Policía y del correo y, al dirigirse el gobernador a la Casa de Gobierno, en horas de la mañana, la encontró llena de soldados, quienes le hicieron saber que a las 08:00 vendría el mayor a hacerse cargo del Gobierno.
Como nada podía hacer, forzado por las circunstancias, Mc Lean entregó el Gobierno, lo que lamentaba porque hacía apenas un mes que se había hecho cargo. Se retiró a su hotel y no se había dormido aún cuando le comunicaron que ese día los sediciosos abandonaban todo, por lo que regresó a la Casa de Gobierno, anuló el acta labrada y recuperó el poder(9).
(9) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 25 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
El mayor Alvarez Pereira se había hecho cargo del Gobierno del Territorio y ayudado por caudillos personalistas reunió grupos de civiles en la plaza “25 de Mayo”, que fueron trasladados a Corrientes en la balsa automóvil. Entre las personas comprometidas estaban Angel Max Romero, el doctor Castor Flores Leyes y Ernesto Zamudio.
El comisario inspector Julio H. Albarracín tomó el tren con destino a la Ciudad de Resistencia y con engaños fue ordenando marchar bajo sus órdenes a personal inferior de las comisarias de Gancedo, Charata, Campo Largo y Las Breñas, reuniendo unos 50 hombres con los que llegó a la localidad de Saenz Peña, donde tomó la comisaría sin resistencia.
En Quitilipi se le había resistido el comisario Machado. La misión era levantar las vías del Ferrocarril Central Norte, lo que se hizo en algunos tramos con dinamita. Cuando tomó conocimiento del fracaso, Albarracín se dio a la fuga, reasumiendo el comisario Pérez Virasoro.
Los vigilantes tomaron el tren y regresaron a sus pueblos, pero en Charata se encontraron con un tren que transportaba al regimiento 18 de infantería de Santiago del Estero, el que procedió a detener a los prófugos(10).
(10) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 25 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En San José, Territorio Nacional de Misiones, fueron detenidos algunos civiles, secuestrándose una ametralladora, hallándose comprometidos dos maestros(11).