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Baibiene, Santiago

BIOGRAFIA I

Nació en Goya, provincia de Corrientes, el 7 de Septiembre de 1838, siendo sus padres Santiago Baibiene e Isabel Molinari(1).

(1) Citado por el capitán de fragata Jacinto R. Yabén. “Biografías Argentinas y Sudamericanas”.

A los 15 años, huérfano y con hermanos menores, se dedicó al comercio, montando con el andar del tiempo una gran fábrica de tejidos y artículos de punto que llamó “Los Andes”. También fundó en su provincia “La Esperanza”, órgano de prensa que dirigió personalmente.

En Noviembre de 1861 asistió como Subteniente de Infantería a la batalla de la “Laguna Larga”, en el Departamento Goya, librada en­tre las fuerzas del Gobierno y las de la insurrección que estalló enton­ces como una repercusión de la batalla de Pavón.

El 14 de Abril de 1865 llegaba a Goya la noticia de la invasión pa­raguaya que había tenido lugar en la capital de la provincia dos días antes. Esta novedad provocó una reunión de la juventud de aquella ciu­dad, resolviéndose en ella que se convocarían a las milicias del Depar­tamento para acudir en defensa de la patria, resolución que fue resis­tida por el Jefe Político, so pretexto de que no había ya tiempo de opo­nerse al paso de la invasión poderosa e incontrastable como era.

La reu­nión se llevó a cabo a pesar de esta oposición, dándose organización a la caballería e infantería, con la intervención obligada del mismo fun­cionario.

El día 17 del mismo mes, a las 10:00, todas las milicias del Departamento -que llegaban a 700 hombres de caballería y 150 infantes- se pusieron en marcha hacia San Roque, punto de reunión designado por el Gobierno Provincial para las milicias de la región norteña de Corrientes.

Baibiene marchó como Teniente de la compañía de granaderos del pequeño batallón de infantería reunido por él, supliendo de lo necesario a los soldados que lo necesitaban, para ponerse en campaña.

Con este Cuerpo, que se denominó 1ro. de Corrientes, asistió a la Gue­rra del Paraguay, permaneciendo durante tres meses en el ejército de vanguardia, al mando del general Manuel Hornos y asistiendo, por consiguiente, a las guerrillas y escaramuzas diarias que tuvieron lugar, hasta que por O. S. fue su Cuerpo incorporado al ejército de línea, a las órdenes del general Wenceslao Paunero.

Se encontró en la batalla de Yatay, el 17 de Agosto de 1865, formando su Cuerpo brigada con el Regimiento 1ro. de Caballería de Línea. Asistió al sitio y rendición de Uruguayana, el 18 de Septiembre de igual año.

Par­ticipó en el pasaje del río Paraná por Paso de la Patria y en el ataque a las fortificaciones de Itapirú, el 16-17 de Abril de 1866, habiendo sido promovido a Capitán por despachos del 5 de Febrero de aquel año.

Asistió a la batalla de Estero Bellaco el 2 de Mayo, donde su bata­llón tuvo un rol visible así como, igualmente, a la sangrienta del 24 del mismo mes en Tuyutí. Se encontró en los combates de Yataity Corá, el 10 y 11 de Julio de 1866, donde Baibiene, con su Cuerpo, actuó en primera línea.

Después de la acción del 24 de Mayo, organizado el Campamento General en Tuyutí, el batallón 1ro. de Corrientes hizo el servicio de avanzada en trincheras paraguayas de Curupayty, el 22 de Septiembre y, después de éste malaventurado suceso hasta Abril de 1868, en que pasó del campamento de Paso Pucú al Chaco, por O. S., no faltó Baibiene a ningún hecho de armas.

Por su actuación en Curupayty fue promovido a Sargento Mayor, graduado el 6 de Octubre de 1866 y puesto al mando de su batallón. Asistió al sitio de Humaitá y a la lucha en los campos de Tuyu Cue y el Chaco, y a los combates de reconocimiento en que tomó parte su Cuerpo.

El 26 de Mayo de 1868 desembarcó en Corrientes, y el 27, acompañado de algunos amigos, depuso al gobernador Evaristo López, colocando en su lugar al presidente de la Legislatura, Francisco M. Escobar.

Al día siguiente salió a campaña con 200 hombres de infantería y 50 de caballería de la capital y a las dos leguas y media, en Pirayuí, batió al coronel oriental Santos Correa, que con 600 hombres amagaba a la ciudad.

Siguió a marchas forzadas en la noche, hacia San Luis del Palmar, vadeó el Riachuelo con sus fuerzas y sometió al comandante da las milicias del Departamento, con las cuales, en número de 400, acampaba a orillas del pueblo.

Marchó enseguida, al sur de la provincia, a incorporarse a los corone­les Reguera y Ocampo; y en busca del general Nicanor Cáceres que, auxilia­do eficazmente desde Entre Ríos, reunía un ejército en Curuzú Cuatiá para so­focar la sedición, a la cual había respondido todo el pueblo de Corrien­tes.

El 31 de Julio de 1868 asistió a la batalla de “Arroyo Garay”, en la frontera entrerriana, batalla en que actuaron -por una parte- 3.000 correntinos obedientes a las órdenes del Gobierno Nacional, a las órdenes del coronel Ocampo y, por la otra parte, 4.000 entrerrianos y 1.500 correntinos mandados por Cáceres, López Jordán y Justo J. de Urquiza.

La caballería sediciosa fue sangrientamente destrozada después de dos choques sucesivos y la infantería, compuesta del Batallón “Guardia Provincial”, a las órdenes de Baibiene, y una compañía más, salvó los restos del pequeño ejército, formando cuadro y efectuando una retirada de cuarenta y tantas leguas, hasta incorporarse a las nuevas fuerzas rebeldes que habían de cooperar al triunfo definitivo del movimiento.

Después de estos sucesos, el presidente Domingo F. Sarmiento, recientemente recibido del mando de la República, lo ascendió a Teniente Coronel, el 19 de Febrero de 1869, y el pueblo de Goya le regaló una espada de honor, conmemorando la batalla y la retirada referida.

El 25 de Diciembre de 1868 fue elegido gobernador el doctor José Miguel Guastavino y vicegobernador, Baibiene, ejerciendo el primero el mando hasta el 12 de Febrero de 1869, fecha en que se ausentó del territorio por asuntos de grave interés público.

Ejerció el Gobierno delegado el vicegobernador hasta el 27 del mismo mes, en que reasumió el mando el doctor Guastavino. Este último presentó su renuncia el 30 de Septiembre de igual año, que no fue aceptada hasta el 13 de Octubre, después de haber expedido un decreto poniendo en posesión del mando al teniente coronel Baibiene.

Este or­ganizó su ministerio con el doctor Lisandro Segovia y Juan V. Pampín. En 1870 puso en pie de guerra la provincia tan luego como llegaron a su conocimiento los sucesos que se produjeron en Entre Ríos en el mes de Abril.

Movilizó y organizó ocho batallones de infantería y 23 regimientos de caballería. Cinco de los primeros figuraron con brillo en la campaña de Entre Ríos, guarneciendo las ciudades, persiguiendo a la rebelión y asistiendo a las batallas que se libraron en el teatro de los sucesos.

La actuación de estos Batallones, como la de seis Regimien­tos de caballería, está consignada en los Partes de los generales que dirigieron aquella campaña. Los otros Cuerpos formaron el segundo ejér­cito que, con el nombre de “Ejército de Observación” y del cual fue nombrado Comandante en Jefe por el presidente de la República, orga­nizó Baibiene en la provincia de su mando.

Con este Ejército, al que se habían incorporado pocos días antes el 7mo. de Línea, a las órdenes del teniente coronel Julio A. Roca y el batallón de artillería mandado por el igual grado Joaquín Viejobueno, al cual secundaba el mayor Apolinario de Ipola, se preparó el gobernador Baibiene para salir a campaña contra los rebeldes.

Dando vuelo a sus andanzas, López Jordán invadió la provincia de Corrientes en los últimos días de 1870. Baibiene delegó el mando en el Presidente de la Legislatura, Pedro Igarzábal, y salió a campaña.

Rápidamente concentró sus tropas, que llegarían a poco más de 3.000 hombres, y con ellas afrontó resueltamente a los invasores que sumaban más de 9.000.

El encuentro tuvo lugar en Ñaembé (ña'mbe, en guaraní), el 26 de Enero de 1871; el ala derecha correntina la mandaba el coronel Fermín Alsina; la iz­quierda, el de la misma graduación, Manuel J. Calvo; y el centro, el propio gobernador Baibiene.

En el instante del choque parecía que la masa jordanista iba a tragarlos con sus enormes fauces, tal era la desproporción numérica con que se trabó el combate.

Pero estaba es­crito que la disciplina, el amor al terruño, el denuedo de ese puñado de hombres que defendían sus propios hogares y el ojo experto de un jefe que no buscaba glorias militares sino que se proponía defender las instituciones públicas, iban a triunfar sobre la barbarie ensober­becida, sobre la jactanciosa prepotencia del caudillo.

La batalla se prolongó por espacio de varias horas y al fin se de­finió por las armas nacionales, merced a las cargas finales del bravo comandante Desiderio Sosa con su infantería; del mayor Lagraña, con sus “Exceptuados”; y el coronel Calvo, que al grito de “a la bayoneta” se apoderó de los cañones enemigos y, sobre todo, del empuje irresistible de Plácido Martínez, que cayó sobre las infanterías adversarias como una avalancha, dispersándolas, rindiéndolas y quitándoles armas, ba­gajes y banderas.

La dispersión de las huestes jordanistas fue total en la noche siguiente a Ñaembé.

El pequeño ejército correntino había asestado un golpe formidable, mortal, al terrible caudillo que, ven­cido, debió retirarse de la lucha por largo tiempo. Baibiene por aquella victoria merece la gratitud eterna de sus compatriotas.

En ella, el batallón 7mo. de Línea, del comandante Roca, formó parte de la reserva del centro del ejército y su actuación fue distin­guida y a la voz de “a la bayoneta” se apoderó de los cañones enemigos en lo más crítico del combate.

Actuó como secretario del General en Jefe vencedor, el doctor Agustín P. Justo, padre de quien será presidente de la República, que en ese entonces era Diputado Nacional, así como también el doctor Eudoro Díaz de Vivar.

Después de este brillante triunfo, que consagró su reputación militar, Baibiene obtuvo sus despachos de Coronel de Infantería de línea, ascen­dido sobre el campo de batalla, en el cual los jordanistas habían dejado toda su artillería e infantería, ocho estandartes y banderas y su caballe­ría fue correada por espacio de ocho leguas.

Los despachos de Coronel le fueron extendidos con fecha 1 de Febrero de 1871. Baibiene revistó en la P. M. D. desde el 1 de Junio de 1869 y, el 17 de Diciembre de 1870, fue nombrado Comandante en Jefe de las fuerzas movilizadas en Corrientes.

Terminada la campaña, el 10 de Junio reasumió sus funciones de gober­nador, que ejerció hasta el 25 de Diciembre de igual año, fecha en que, habiendo terminado al período legal que le correspondió completar, entre­gó el cargo al doctor Agustín P. Justo, que había sido elegido, teniendo por vicegobernador al coronel Manuel de Jesús Calvo, uno de los héroes de Ñaembé.

El 9 de Enero de 1872, el coronel Desiderio Sosa sublevó contra el gobernador Justo las tropas a sus órdenes, deponiéndolo, pudiendo huir el último a duras penas.

El coronel Baibiene estaba en Goya y salió inmediatamente a combatir a los sediciosos, llevando 130 hombres. A los dos días cayó de sorpresa sobre el campamento del coronel Insaurralde, que sitiaba a Curuzú Cuatiá, dispersándolo y dando lugar a la incorporación de las fuerzas que acudían de todas partes a sus filas.

El 6 de Febrero, en los campos de “San Gerónimo”, dio batalla con 2.300 hombres a los sediciosos, cuyo ejército constaba de más de 4.000, entre los cuales se contaba un batallón de línea del Estado Orien­tal.

El ejército revolucionario, después de reñida batalla, en la que pere­cieron más de 300 hombres, fue batido y dispersado, quedando el batallón Oriental y otro más de la capital, prisioneros, huyendo solamente su jefe. La insurrección contaba con todos los medios de movilidad de la provincia y con toda clase de elementos.

El 4 de Marzo, después de una marcha de más de ochenta leguas, a través de todos los ríos y bañados de la provincia, atacó al ejército de la sedición, fuerte de 4.000 hombres y 8 piezas de artillería.

La ca­ballería del Gobierno legal, mal montada, fue completamente destrozada quedando la infantería dueña del campo de batalla con dos piezas de ar­tillería prisioneras.

En esta acción murieron más de 300 hombres y ella tuvo lugar en los campos de Acosta, a media legua de Empedrado, en la Cabaña del Tabaco.

Completamente privado de medios de movilidad y de municiones, el co­ronel Baibiene ajustó una capitulación en virtud de la cual él se reti­raría de la provincia y sus Cuerpos de infantería irían con sus armas a sus respectivos Departamentos, donde las depondrían.

El coronel Sosa pu­so, en efecto, en libertad a los prisioneros.

El coronel Baibiene se trasladó a Salto, en el Estado Oriental, primero pasando casi de inmediato a la provincia de Santa Fe, donde se estableció en Agosto de 1872, trasladándose luego a Buenos Aires donde obtuvo su baja del servicio el 6 de Septiembre de igual año.

Se había arruinado financieramente en las dos campañas civiles en que le tocó actuar. Vuelto a Corrientes, en 1878, fue elegido Senador al Congreso Nacional. El período legal y real en el Senado Nacional coincidirán. Estos van desde el 4 de Junio de 1880 hasta el 30 de Abril de 1889.

Baibiene reemplazará a Juan Eusebio Torrent -por expiración del mandato de éste- y Baibiene será reemplazado por Juan Ramón Vidal.

A fines del período de sesiones del año 1879, Baibiene pronunció en el seno del Senado un discurso político en el cual, con toda valentía y elocuencia, hizo la disección de la política presidencial.

Baibiene planteó al ministro del Interior, doctor Benjamín Zorrilla, una interpelación sobre la interven­ción a la provincia de Corrientes y atacó con virulencia y eficacia sus procedimientos, que ahogaron en aquella provincia toda manifestación de li­bertad.

En “La Nación” de la fecha en que se cumplió el cincuentenario de aquélla sesión memorable, dice:

El señor Baibiene, que tenía la representación legítima de su provincia, era en el Congreso Nacional la única voz de la oposición. Representaba entonces el régimen libre derrocado por la violencia. Su palabra revestía por eso no sólo una excepcional autoridad, sino que era la expresión del dolor de un pueblo cuyas libertades habían terminado por un largo tiempo. La resolución de hacer el silencio en torno del valiente senador por Corrientes, personalidad descollante y también militar arrojado, a quien se debió principalmente el triunfo de Ñaembé, tenía por otra parte efec­tos contraproducentes. Una gran agitación había aquí y en la Provincia sacrificada, porque naturalmente se presumía toda la gravedad que debían haber revestido las revelaciones hechas en el debate por el señor Baibie­ne”.

Antes de terminar la presidencia del general Roca, aquél fue reincorpo­rado al Ejército, el 21 de Agosto de 1886, en su jerarquía de Coronel de Infantería, pasando a revistar en la “Lista de Oficiales Superiores”.

El 20 de Marzo de 1888 fue nombrado Jefe del Regimiento 11 de Infante­ría, destacado en la frontera Norte de Santa Fe, en “La Verde”.

A su solicitud se concedió, el 20 de Junio de 1890, el relevo de este cargo, volviendo a revistar en la “Lista de Oficiales Superiores”, con fecha 23 de igual mes, habiendo presentado su renuncia de la mencionada Jefatura por haber sido nombrado -por el presidente de la República- Administra­dor de la Aduana de la capital.

Desempeñó este último cargo hasta Febrero de 1895 siendo designado en Junio de este mismo año Jefe del Regimiento 1ro. de G. N. de Buenos Aires En el ejercicio de este comando, falleció en esta capital, el 12 de Di­ciembre de 1895.

El coronel Santiago Baibiene estaba casado con Amalia Mohando, a la que se le acordó el 6 de Marzo de 1896 la pensión de la tercera parte del sueldo de Coronel.

Sobre su pecho de soldado valeroso ostentó las siguientes condecoraciones: medalla de plata por la batalla de Yatay, concedida por el Gobierno Orien­tal; otra del mismo metal por la toma de Uruguayana, conferida por el Emperador Pedro II; cordones de Tuyutí; escudo de Curupayty; medalla de oro otorgada por la provincia de Corrientes a los G. N. de la campaña del Paraguay; medalla de cobre otorgada por el Brasil y el Uruguay por la terminación de aquella guerra.

Como consecuencia de su iniciativa en la movilización de las milicias de Goya, al estallar la Guerra de la Triple Alianza, la única casa que los invasores saquearon en aquella ciudad fue la de Baibiene, lo cual fue de pública notoriedad.

En una exposición de sus servicios milita­res, dice el glorioso vencedor de Ñaembé:

Presenta esta reseña y no una foja de servicios en forma porque no hizo carrera regular en el Ejército; sino que, obedeciendo a la voz del deber de ciudadano, más que a la consigna del militar, hizo las campañas y asistió a las batallas y combates enumerados”.

Estas palabras que reflejan el temple excepcional del coronel Baibiene, fue­ron escritas en Buenos Aires, el 20 de Noviembre de 1895, tres semanas antes de su temprano fallecimiento.

Ojalá la República Argenti­na pueda contar entre las futuras generaciones muchos varones que posean el corazón de este gran patriota.

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BIOGRAFIA II

El coronel Baibiene fue uno de los grandes hijos de Corrientes. Blanco, de cabello rubio, era llamado afectuosamente “el gringo” por sus compañeros políticos y de armas(2).

(2) Citado por el doctor Hernán Félix Gómez. “La Ciudad de Corrientes” (1944).

Hizo su personalidad en sangrientas campañas, durante la Guerra del Paraguay, donde se destacó por su valor y experiencia, llegando a ser considerado como uno de los grandes jefes de las unidades con que Corrientes contribuyó a aquella epopeya.

Se vinculó al general Bartolomé Mitre y a los hombres de su generación, en forma tal que al volver a la Provincia fue uno de sus más altos valores.

El coronel Baibiene fue uno de los organizadores de la insurrección hecha al gobernador Evaristo López, en Mayo de 1868, y de la acción armada que buscó consolidar el interinato de Victorio Torrent.

Cuando a raíz del combate de las "Puntas del Arroyo Garay" (1 de Julio de 1868) intervino el Gobierno Nacional, se llamó a elecciones de gobernador, pues el depuesto Evaristo López terminaba el 25 Diciembre de 1868.

Sólo actuó el partido nacionalista o de amigos del general Mitre, ninguna de cuyas tendencias contó con mayoría.

El doctor Juan Eusebio Torrent, el coronel Celestino Araujo y el comandante Santiago Baibiene, fueron sostenidos por sus amigos, llegándose a una transacción con la fórmula doctor José M. Guastavino - Santiago Baibiene, a base de los prestigios que asistían al primero como Juez Federal, en esos momentos, en la provincia.

Pero Guastavino no era un temperamento para ese medio difícil, en que a la oposición de los federales se sumaba un oficialismo polarizado en tres fracciones, a ninguna de las cuales pertenecía el gobernante.

Y como era de esperarse, cuando se levanta la voluntad de un individuo frente a la de todos, el titular Guastavino renunció, asumiendo el 11 de Octubre de 1869 el Poder Ejecutivo, el vicegobernador, comandante Baibiene, centralizándose el prestigio de los cargos públicos en los amigos de su círculo.

Sarmiento ya ocupaba la presidencia de la República. El gobernador Baibiene, con sus ministros, de Hacienda, Juan Vicente Pampín, y de Gobierno, doctor Lisandro Segovia, no había visto con bueno ojos la vinculación afectiva creada entre el presidente y el general Urquiza, verdadero jefe del Partido Federal.

Grato a su labor eleccionaria, Sarmiento resolvió visitar al vencedor de "Caseros" en su Palacio de San José y el hecho soldó una amistad que tradujo un brindis trascendental para los argentinos.

Que el 3 de Febrero, dijo Sarmiento, sea un talismán para acercar a los argentinos que las agitaciones políticas pudieran separar.

Sobre estos antecedentes, el asesinato del general Urquiza, producido el 11 de Abril de 1870, llenó de nubes el horizonte de la patria. Ricardo López Jordán ocupa la gobernación de Entre Ríos y asume la responsabilidad de los sucesos.

Sarmiento, levantando como principio el de que un crimen no podía nunca ser fundamento de un Gobierno, interviene, y López Jordán, con los enormes recursos de Entre Ríos, que no habían llegado a los campos del Paraguay, se resiste.

Dos ejércitos nacionales, sobre las costas de los ríos Paraná y Uruguay, y el provincial, de milicias de Corrientes, en la frontera del Mocoretá, débil y pequeño, no encuentran la clave de una acción articulada y eficaz. López Jordán dominaba en Entre Ríos.

Las fuerzas y los generales de la Nación nada logran contra el guerrillero audaz, que sitia a Paraná, se desplaza a Concordia, está sobre Concepción del Uruguay e incursiona en la frontera correntina.

Sin dar batalla, sus escuadrones recorren el territorio entrerriano pareciendo doblarse en las sombras, y las fuerzas de línea, sin perder el contacto con los ríos, miran más que a los enemigos, a Buenos Aires.

La razón de estas cosas estaba en la política. Los ejércitos de línea eran mandados por generales, y éstos pertenecían a partidos en acción. Una batalla representaba la probabilidad de una derrota, y cada general, político, quería tener sus fuerzas completas.

Corrientes no podía, sin la cooperación nacional, continuar en la defensiva, gastando sus caudales y sus recursos de todo género. Era preciso que el presidente proveyera a su comisaría, completara el armamento y devolviese, por lo menos, los efectivos correntinos incorporados a los ejércitos de Paraná y Concordia y, a ese efecto, el gobernador Baibiene se trasladó a Buenos Aires.

En los primeros días de Enero de 1871, concluida su misión con éxito, el gobernador Baibiene abandona la capital correntina, adonde había retornado, dirigiéndose hacia Goya con los últimos recursos y las reservas obtenidos.

Después de incorporar al invencible batallón Goya, comandado por Plácido Martínez, Baibiene marcha en dirección a Paso Borda, del río Corriente, hacia donde hizo contramarchar el ejército de la provincia acantonado en Mocoretá, a las órdenes del general Calvo.

Baibiene se proponía atraer al enemigo hacia el centro de Goya y alejarlo de su base, para que el general Arredondo, con fuerzas nacionales, pudiese cortar a López Jordán y coincidir luego en una ofensiva simultánea. Iniciada su marcha a Paso Borda, recibió informes del jefe de las fuerzas de Paraná, de que Arredondo se había movido en seguimiento de Jordán, y que le llegaban a Goya, de refuerzos, el regimiento 70 de línea, a las órdenes del teniente coronel Julio A. Roca, y cuatro piezas de artillería.

La invasión del jordanismo se había producido. Una columna penetrando por Esquina, tomó el camino de la capital, mientras otra, a las órdenes directas del caudillo en armas, avanzaba por Basualdo, en dirección al “Paraíso”.

El movimiento de Arredondo hacía imposible el plan de Baibiene. López Jordán jamás pasaría el río Corriente con un ejército a retaguardia, capaz de cortarlo de sus bases, y entonces el gobernador correntino contramarchó, situándose en la costa de la laguna Ñaembé, lugar estratégico, desde el cual protegía a Goya, amenazada por partidas de merodeadores.

Ñaembé quiere decir “plato”, en guaraní. Su nombre induce la topografía del lugar; es una de las partes bajas de un llano ondulado, poblado de palmeras, con la particularidad de que en torno, en una extensión de media legua de la laguna, éstas no existen.

Las palmeras están en las crestas de las lomas vecinas, con especialidad al S. E. en que forman un monte poblado.

Alargada, curva como una hoz, Ñaembé ofrece una ensenada con una pequeña laguna hacia la izquierda del frente. Fuerzas reducidas podían hacer inexpugnable esta situación, desde que los flancos y la retaguardia tienen defensas naturales y porque el atacante, de acuerdo con la topografía del campo a su disposición, veríase obligado a reducir su frente ofensivo.

Ahí triunfó el ejército de Corrientes. Diez banderas, prisioneros a montones, toda la artillería y el parque íntegro del poderoso ejército de López Jordán,  quedaron en el campo de batalla. Y ese día, la vanguardia, a las órdenes del coronel Valerio Insaurralde, también derrotaba a otros invasores en el combate de "Siete Arboles", poniendo broche de oro a la liberación de 1a provincia.

Le sucedió en el Poder Ejecutivo el doctor Agustín P. Justo, y cuando éste fue derrocado por la revolución del “fusionismo”, el coronel Baibiene dirigió la campaña militar siendo vencido en "El Tabaco".

Cuando el Partido Liberal, al que pertenecía el coronel Baibiene, volvió al Gobierno, fue Senador por la provincia y luego diplomático argentino en Chile.

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BIOGRAFIA III

Militar correntino nacido en Goya, que se distinguió en la guerra del Paraguay, en 1865(3).

(3) Citado por Isabel de Asuad en el libro de su autoría: “Esto es Corrientes”.

En 1870 venció en la batalla de Ñaembé a Ricardo López Jordán, quien había invadido Corrientes.

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BIOGRAFIA IV

Nació en Goya el 7 de Septiembre de 1838. Sus primeras actividades fueron dentro de la economía, dedicándose al comercio y poniendo luego una fábrica textil, aunque luego también se dedicó al periodismo(4).

(4) Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1991). Ed. Plus Ultra, Buenos Aires.

Cuando fue necesario se alistó en el ejército y participó en la batalla de Laguna Larga, en 1861, revistando como Subteniente.

Cuando la invasión paraguaya, participó en la formación de milicias y luego integró el Ejército de Operaciones a las órdenes del general Paunero. Ya en territorio paraguayo, fue ascendiendo hasta llegar a Sargento Mayor después de Curupaytí.

Cuando regresó a Corrientes participó en los enfrentamientos internos y posteriormente el presidente Sarmiento lo ascendió a Teniente Coronel.

En 1868 acompañó como vicegobernador al gobernador doctor Guastavino, ocupando la Primera Magistratura al renunciar éste. Al levantarse López Jordán en Entre Ríos el gobernador correntino fue nombrado jefe del Ejército de Observación por el presidente y, cuando el entrerriano invadió Corrientes, lo venció en la batalla de Ñaembé.

Cuando fue depuesto su sucesor, Agustín P. Justo, tomó parte en la lucha contra los insurrectos que, al mando de Desiderio Sosa, lo derrotaron -el 4 de Marzo de 1872- en la batalla del Tabaco. Se alejó rumbo a la R. O. del Uruguay, de allí pasó a Santa Fe y luego a Buenos Aires, donde se lo dio de baja del servicio.

Volvió a Corrientes y en 1878 fue elegido Senador Nacional. Se reincorporó al ejército en 1886 y se lo destinó al norte de Santa Fe como jefe del 11mo. de Infantería, renunciando luego para ocupar el cargo de Administrador de la Aduana de Buenos Aires.

Ejerciendo la jefatura del Regimiento 1ro. de la Guardia Nacional, falleció el 12 de Diciembre de 1895. Lo sobrevivió su esposa, doña Amalia Mohando.

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