La renovación legislativa nacional y provincial de 1926
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- La renovación de los diputados nacionales
En la Cámara de Diputados de la Nación que renovaba la mitad de sus integrantes, cesaban el 30 de Abril de 1926 cuatro de los siete legisladores correntinos: los doctores Justo Alvarez Hayes (liberal), Eugenio E. Breard y Felipe C. Solari (autonomistas) por la mayoría; y el doctor José Antonio González -antipersonalista- por la minoría.
En el Congreso de la Nación habían fracasado las sesiones extraordinarias no sólo por la desidia de sus miembros -como editorializaba el diario “La Prensa”- “sino también por la dispersión delos mismos en todos los centros entregados a los trajines de las vísperas electorales, porque anteponen sus intereses partidarios al cumplimiento de las obligaciones contraídas con el pueblo que representan”(1).
(1) Diario “La Prensa” (Buenos Aires), edición del 26 de Enero de 1926. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En el radicalismo yrigoyenista el cuadro comenzaba a ser alentador: habían triunfado en la provincia de Buenos Aires -su bastión más fuerte- con el candidato sugerido por el presidente de la Nación -el doctor Valentín Vergara- y, habiéndose abstenido los conservadores por falta de garantías, aventándose así los designios intervencionistas.
En Mendoza había triunfado el radicalismo “lencinista” sobre los liberales y socialistas, los que si bien no respondían a Yrigoyen, tampoco podía afirmarse que eran gratos a las fuerzas contrarias.
La preocupación presidencial de lograr la fusión de la familia radical parecía no tener asidero en ninguna de las tendencias; subsistían las discrepancias doctrinarias y las prevenciones personales que la habían destruido. En Córdoba se anunciaba como definitivo el fracaso de las gestiones de unión, mientras que desde Rosario se anunciaba que los “menchaquistas” habían resuelto separarse definitivamente de los yrigoyenistas por no estar de acuerdo con la marcha política que estos seguían.
A Corrientes llegaba desde Buenos Aires una delegación de diputados nacionales integrada por Guillermo Sullivan, Juan Carlos Vázquez y Blas Goñi, enviada por el Comité Nacional personalista que presidía el doctor Torello, para reorganizar el partido e intentar la unión, pero sin llegarse a lograr resultados concretos, pues la fracción antipersonalista preparaba su propia reorganización y la iniciación de los trabajos para la próxima lucha electoral.
El doctor Lomónaco, orientador de una tercera fracción, se hacía oír a través de un manifiesto en el que convocaba al radicalismo a terminar con las rencillas internas que sólo llevaban a continuo revés a la agrupación, imposibilitando así la conquista del Gobierno “detentado indebidamente por ‘el régimen’”. La convención de su sector, reunida poco después, terminaba consagrándolo candidato a diputado nacional por unanimidad.
La división definitiva del radicalismo parecía avizorarse -a menos que se aceptara la conducción indiscutida de Yrigoyen- y su postura intransigente surge de los conceptos que el anciano líder expone en oportunidad de recibir la visita de una delegación partidaria de la provincia de Santa Fe:
“Quienes desoyen la palabra de la alta autoridad del partido, no son radicales. Se dicen amigos y están a la expectativa o en filas espúreas y, son para mi -que sé lo que valen y pesan- más adversarios que los que se llaman enemigos.
“A todos los que viven al margen de las disposiciones orgánicas del partido haciendo el papel de Judas, hay que tenerlos bien anotados para cuando llegue el día de las reivindicaciones, enrostrarles sus falsos procedimientos...”(2).
(2) Diario “El Liberal” (Corrientes), edición del 29 de Enero de 1926. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
No era precisamente el ambiente mas favorable para la unifícación. No lo era al menos para el personalismo, máxime si se considera que el presidente Alvear había dado sobradas pruebas de que no era, deliberadamente, un agente de la división de su partido y, pese a que prefería manejarse con sus amigos del llamado “sector azul” (antiyrigoyenistas), más afínes a su condición social, de ninguna manera permitía a éstos obtener una influencia apreciable a nivel nacional(3).
(3) David Rock. “El Radicalismo Argentino. 1890 - 1930” (1977), p. 233. Amorrortu Editores, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Si bien es cierto que Alvear vio con alegría y simpatía el fortalecimiento de un ala del radicalismo que apoyaba su gestión, de ningún modo puso incondicionalmente a su servicio la maquinaria del Estado(4).
(4) Félix Luna. “Nuestro Tiempo”, en: “Historia Gráfica de la Argentina Contemporánea” (1984), tomo 8, p. 4. Ed. Hyspamérica, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- La renovación legislativa nacional y provincial
Las elecciones de renovación legislativa -nacional y provincial- iban a servir una vez más para aquilatar el grado de representatividad de cada una de las fuerzas políticas.
El radicalismo dividido en tres fracciones y casi cuatro como consecuencia de diferencias surgidas entre las autoridades capitalinas, no hacía presumir buenos resultados, salvo la obtención de la minoría para uno de esos sectores; los conservadores -por su lado- aunque unidos, mostraban fisuras que por el momento era imposible mensurar, aunque se descartaba que lograrían los tres diputados nacionales de la mayoría.
Los partidos integrantes del Pacto se reunieron en convención en una misma fecha. Los autonomistas, sin ninguna oposición, proclamaron candidato a diputado nacional al doctor Juan Francisco Torrent, cuñado del senador Juan Ramón Vidal, quien había sido propuesto por la juventud del partido.
Los liberales -en cambio- tenían mucho que discutir y lo hicieron en su convención, aunque en forma secreta. Si bien no trascendió lo conversado, resultó evidente que las fricciones que habían venido conmoviendo el ambiente tuvieron un lugar prioritario en aquéllas.
El alto organismo partidario designó una comisión que tuvo a su cargo transmitir lo resuelto al partido autonomista, habiendo trascendido entonces que tales decisiones fueron recibidas con manifiesta cordialidad por el senador Vidal, jefe de ese sector, zanjándose así todas las dificultades que existían para la marcha armónica de ambos partidos en su acción conjunta en el Gobierno de la provincia.
Parecía así superado el problema interpartidario. Con el mismo espíritu se arribó a una elegante salida para poder cumplimentar la exigencia de proclamar los dos candidatos liberales a diputado nacional. La Carta Orgánica de este partido exigía que para ello debía reunirse el voto afirmativo de los dos tercios del total de los miembros presentes en la convención. El candidato de la mayoría era el ex ministro de Gobierno, Bermúdez, que no lograba sin embargo lograr el número de votos exigidos.
El grupo de “los jóvenes” -minoritario- desaprobaba esa candidatura y le negaba su voto como una consecuencia de la gestión realizada en el Gobierno anterior. Para dar una solución al problema partidario, sin torcer su decisión de no votarlo, el sector juvenil -representado por el fogoso diputado nacional, doctor Raymundo Meabe, hizo saber que la minoría de 28 convencionales iba a retirarse del recinto para facilitar de esta manera la elección.
La mayoría, entonces, procedió a votar a su candidato, que obtuvo la unanimidad de los 48 convencionales que quedaron presentes. Luego de la votación entraron de nuevo al recinto los convencionales de la minoría, mientras por su lado se retiraban del recinto algunos de la mayoría. Seguidamente eligieron por los dos tercios reglamentarios al doctor José A. Contte como segundo candidato a diputado nacional.
Los radicales personalistas habían tenido algunas fricciones con motivo de elegirse autoridades del comité de la capital que en reñidos comicios proclamó presidente al doctor Miguel Andreau, venciendo por escasos 9 votos a su contrincante el doctor Raúl F. Arballo, cuyos partidarios presentaron denuncias de irregularidades y fraudes que viciaban el acto eleccionario, realizado con la fiscalización de delegados del Comité Nacional.
La sangre no llegó al río y, pocos días más tarde, la convención proclamaba candidatos a diputados nacionales al doctor Juan B. Fleitas, doctor Ricardo Andreau y Samuel Fernández.
Los antipersonalistas proclamaron por su lado al doctor J. Bernardino Acosta, para disputar la banca de la minoría pero, habiendo renunciado éste, se eligió al doctor Justo Díaz de Vivar.
En las convenciones de todos los partidos se había elegido además candidatos a diputados provinciales por la segunda sección electoral, que comprendía los departamentos de Berón de Astrada, General Paz, Concepción, San Roque, Curuzú Cuatiá, Sauce y Santo Tomé, para disputar las bancas que dejaban vacantes Julio A. Chaine, Benjamín Galantini y Santiago Esquivel y Paniagua (autonomistas); doctor Fernando M. Valenzuela, Adolfo Roibón y doctor Delfor González Ramírez (liberales); Ernesto Bravo Almonacid, Plácido Dávila y doctor Pedro Amadey (radicales), que cesaban el 30 de Abril de 1926(5).
(5) Los candidatos elegidos por las respectivas convenciones partidarias fueron: PARTIDO LIBERAL: doctores Francisco Velar, Tomás Castillo Odena, Fernando Valenzuela y José Aguirre, Martín Vacaro, Bautista Abadie Acuña, Julio Wetzel, Juan Aguirre y Juan Vicente Pampín. Suplentes: Asdrúbal Córdoba, Leandro Caussat, Juan Massó y Adolfo Roibón. Por renuncia de Pampín, Velar y Aquino, se designó a César Casaux, Adolfo Roibón y Juan Massó. PARTIDO AUTONOMISTA: Santiago Esquivel y Paniagua, Carlos Laffont, Benjamín Galantini, Marciano Núñez, Pedro Vidal, Luciano Ramírez, Angel Obregón, Dardo Solari y Marcelo Maciel. Suplentes: Daniel Lubary, Nazario Gómez y Darío Pintos. PARTIDO RADICAL PERSONALISTA: Sandalio Soto, José Reboratti, Manuel Ramírez, Alfredo Fernández, Pedro Gallino Hardoy, Arturo Muiño, Héctor Brozzoni. Suplentes: Luis Andisco, Edmundo Andreau y Urbano Mora y Araujo. PARTIDO RADICAL ANTIPERSONALISTA: Justo Erro, Francisco Manzi, Edmundo Binotti, Clemente Benítez, Francisco Ayala López Torres, José León Guerrero, Facundo Canevaro, Fernando Cáceres Zelaya y José Mora y Araujo. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- Las elecciones
Las elecciones habían sido convocadas para la primera semana de Marzo y el ambiente era tranquilo y hasta despreocupado, tanto que el periodismo fustigaba -por un lado- al Congreso, al que llamaba “Organo Ocioso”, por el abandono que hacía de sus funciones, mientras senadores y diputados andaban dispersos en menudos trajines políticos con el natural desprestigio de ese poder y del sistema republicano de gobierno y, por el otro, a los más altos funcionarios de la Administración Nacional, desde el Primer Magistrado al intendente metropolitano, que “se han dado en abandonar sus despachos” en lo que califica de “holganza oficial”, y buscar en playas y estancias restaurar las fuerzas que nunca se les vio comprometer en el servicio público y preguntándose si, dada la esterilidad parlamentaria de los últimos años, no podrían los partidos -al proclamar sus candidatos- exigir a éstos que una vez en el Congreso cumplan con su primordial deber de asistir a las deliberaciones(6).
(6) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 12, 19 y 20 de Febrero de 1926. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
No era ésta la imagen del Gobierno de Corrientes donde sus tres Poderes funcionaban con el empuje impreso a la función de administrar la cosa pública por parte del nuevo gobernador.
Habíase comprometido a garantizar la más completa limpieza electoral y esa promesa fue cumplida cabalmente. En todo el proceso electoral previo no se registraron reclamos de los partidos, salvo una presentación de los aliados oficialistas denunciando un ardid presuntamente urdido por los opositores por el que se intentaba insertar en las boletas de aquéllos, candidatos de las filas radicales.
Hay que recordar que, de acuerdo a la ley electoral entonces vigente, los votos se computaban individualmente a cada candidato y no por la lista en su totalidad.
El mayor trabajo de propaganda estuvo en manos de los radicales que, divididos en tres fracciones -yrigoyenistas, antipersonalistas y lomonaquistas o independientes- se disputaban la franja del electorado que les permitiera obtener el diputado nacional de la minoría y alguna que otra banca de la renovación legislativa provincial, ya que se descartaba que los partidos conservadores coligados triunfarían con holgada mayoría.
Algunos comités radicales incitaban a sus adherentes a votar en blanco como expresión del desagrado que sentían por las disidencias que dividían al partido.
Las elecciones realizadas el 7 de Marzo se desarrollaron en completo orden y tranquilidad en la provincia, en cuyo Registro Cívico Nacional figuraban inscriptos 100.125 ciudadanos y concurrió a los comicios aproximadamente el 50 % de ese total.
En general, en el país se votó en ese clima de tranquilidad, salvo algunos desórdenes en las provincias de Córdoba y Santa Fe, pudiendo afirmarse que las cifras globales que arrojó la elección demostraban que la masa ciudadana no concurrió con entusiasmo a las urnas.
Precisamente, la existencia de tales desórdenes en la provincia mediterránea y la comprobación de la existencia de libretas falsificadas, llevó al ex presidente Yrigoyen a solicitar la Intervención Federal y llamar nuevamente a elecciones con la garantía de las autoridades nacionales.
En Corrientes, tal como se preveía, los resultados dieron abultadas diferencias a favor de los candidatos conservadores que ganaron holgadamente la mayoría de los diputados nacionales, por sobre los otros tres sectores del radicalismo dividido, no quedando claro a cuál de sus candidatos le sería adjudicada la banca de la minoría por haberse llamado a elecciones complementarias en razón de la anulación de algunas mesas, cuyos resultados podían modificar los guarismos finales.
Completado el escrutinio, las cifras definitivas fueron: Coalición Liberal-Autonomista (mayoría): doctor José A. Contte (P. L.) 26.360 votos; profesor Manuel A. Bermúdez (P. L.) 26.021 votos; y doctor Juan Francisco Torrent (P. A.) 25.816 votos, mientras la banca de la minoría era obtenida por el doctor Justo Díaz de Vivar (radical antipersonalista) con 7.351 sufragios, siguiéndole en el orden a escasos 71 votos el doctor Juan B. Fleitas con 7.281, Samuel Fernández con 6.621 y el doctor Ricardo Andreau con 5.869, todos ellos radicales yrigoyenistas; y, finalmente, el doctor Héctor Lomónaco (radical independiente) con 5.382 sufragios(7).
(7) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 27 de Marzo de 1926. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Los candidatos Andreau y Lomónaco plantearon la nulidad de la elección pero fue desestimada por la Junta Electoral.
En la elección provincial circunscripta a la segunda sección electoral, los partidos liberal y autonomista fueron con listas separadas y candidatos propios de cada agrupación, de la misma manera en que lo hicieron los tres sectores radicales, mostrando el autonomismo un aumento considerable de votos en relación a comicios anteriores.
Parecía que el sector lomonaquista iba a obtener una banca por mayor residuo, de acuerdo al sistema proporcional vigente para las elecciones provinciales, pero los resultados de los comicios complementarios desvanecieron esa ilusión. Las cifras finales fueron las siguientes: autonomistas, 3.852; liberales, 3.271; radicales yrigoyenistas, 1.419; radicales antipersonalistas, 1.401; y radicales independientes o lomonaquistas, 354 sufragios, adjudicándose 4 diputados los primeros, 3 los segundos y 1 cada uno de los radicalismos yrigoyenista y antipersonalista.
- Las diferencias con los resultados nacionales
Estos resultados de la provincia no guardaban relación con las cifras globales de la Nación, en la que la suma de los sufragios obtenidos para la renovación de diputados nacionales, daban una amplia mayoría al radicalismo personalista de 335.840 votos y un total de 38 diputados, con las mayorías obtenidas en la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, La Rioja y Catamarca y, los de las minorías de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Salta, Tucumán y Santiago del Estero.
El antipersonalismo y sus aliados constituían la segunda fuerza política del país, logrando 206.182 votos y 20 diputados, provenientes de las mayorías de Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Jujuy, San Juan y Mendoza y la minoría de Corrientes, como ya se ha mencionado.
Los grupos conservadores sumaron 166.753 sufragios y 20 diputados, correspondientes a las mayorías de las provincias de Córdoba, Salta, Tucumán y Corrientes, además de las minorías de Mendoza, San Juan, Catamarca y Buenos Aires.
Finalmente, el socialismo lograba 93.747 votos con 4 legisladores de la minoría de la Ciudad de Buenos Aires(8).
(8) Fernando L. Sabsay y Roberto Etchepareborda. “El Estado Liberal Democrático”, p. 229. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
El cuadro era bastante alentador para las fuerzas antiyrigoyenistas, que superaban a los radicales personalistas en más de 30.000 votos y el control sobre 11 distritos -dice el autor citado- lo que les permitía esperar que su accionar conjunto les daría un amplio margen en el próximo Colegio Electoral para la renovación presidencial de 1928. Estos resultados, seguramente, orientarían la política de los partidos en los dos siguientes años.
Como consecuencia de esta elección, en la Cámara de Diputados de la Nación el bloque personalista era el más numeroso, siguiéndole el conservador y el antipersonalista y, por último, el socialismo y la democracia progresista, que contaban respectivamente con 57, 33, 31,19 y 9 diputados.
La coalición de las fuerzas contrarias al personalismo impuso en la presidencia de ese cuerpo al doctor Miguel Sussini, distinguido médico correntino dirigente antipersonalista, por 71 votos contra 52, que obtuvo el personalismo.
Ninguna de las tres fuerzas había obtenido mayoría propia, dice el doctor Raúl A. Molinari en su conocido trabajo sobre la presidencia de Alvear(9) y, todo hacía presumir que el problema de la sucesión presidencial había quedado sujeto a una de estas alternativas: o se lograba una fusión o conciliación de las fuerzas radicales -propósito que se perseguía con insistencia- o bien se lograba una “entente” entre antipersonalistas, conservadores y socialistas.
(9) Raúl A. Molina. “Presidencia de Marcelo T. de Alvear”, capítulo XVI de “Historia Argentina Contemporánea” - tomo I de “Historia de las Presidencias. 1898-1930” (1963), p. 306. Ed. El Ateneo, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
En breve ya se verá cómo se comenzará a gestar la última, la que no llegará a tener éxito, frente a la arrolladora personalidad de Hipólito Yrigoyen.
Ver:
Senadores de la Provincia de Corrientes desde 1921 hasta 1930
Diputados de la Provincia de Corrientes desde 1921 hasta 1930
Senadores Nacionales por la Provincia de Corrientes (1854 - 2015)
Diputados Nacionales por la Provincia de Corrientes (1854 - 2011)