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Tercera campaña al Alto Perú

- San Martín, Jefe del Ejército del Norte

A fines de Enero de 1814 José de San Martín reemplazó a Manuel Belgrano en el mando del Ejército del Norte; estos efectivos no pasaban de dos mil hombres, en su mayor parte bisoños, mal armados y sin moral combativa.

El nuevo jefe se dedicó inmediatamente a reorganizar esas tropas sobre las bases de una estricta disciplina y una mejor instrucción(1).

(1) San Martín inculcó a los oficiales y a las tropas que “la subordinación y la ciega obediencia es el alma del sistema militar”. Solicitó el envío de refuerzos y en esta forma elevó el número de soldados a unos tres mil. Para completar su labor de reorganización fundó una Academia Militar -a la que asistió gustoso Belgrano- y ordenó establecer en las proximidades de Tucumán el campo atrincherado de La Ciudadela, así llamado por su proximidad a la ciudad; el recinto era de forma pentagonal y se utilizó para el alojamiento de los efectivos. // Citado en “Historia Argentina”, de José Cosmelli Ibáñez. // Editorial Troquel, Buenos Aires.

A pesar de su incansable actividad, San Martín no se encontró satisfecho con el resultado de sus esfuerzos, especialmente en materia de disciplina. Juzgaba que esos efectivos no estaban en condiciones de enfrentar con éxito a los realistas, guerreros avezados que acababan de triunfar en Vilcapugio y Ayohuma.

Esta circunstancia, unida a lo escabroso del terreno. le persuadieron de que existían otras zonas más propicias para atacar al enemigo.

Por otra parte consideraba muy apropiado para la zona en que luchaba el Ejército del Norte el sistema de guerrillas empleado con éxito por Martín Güemes y sus gauchos salteños, a quienes había confiado la línea de avanzada sobre el enemigo.

No se habían cumplido cuatro meses de su permanencia al frente del ejército cuando San Martín solicitó licencia argumentando motivos de salud y en Abril de 1814 entregó el mando al general Francisco Fernández de la Cruz quien lo ejerció en forma interina hasta el mes de Julio, en que se hizo cargo de esas tropas el general José Rondeau, su nuevo jefe.

- Comienza la tercera campaña

Luego de las derrotas sufridas por los porteños en Vilcapugio y Ayohuma, el ejército realista -a las órdenes de Joaquín de la Pezuela- había invadido el Norte del territorio argentino hasta la provincia de Salta con el propósito de avanzar hasta Tucumán para combinar operaciones con otros núcleos realistas y -de ser posible- dominar el litoral del Plata.

Después de la retirada de los porteños, los gobernadores designados por ellos en el Alto Perú decidieron oponerse a las tropas de Pezuela. El comandante Juan Antonio Alvarez de Arenales, gobernador de la provincia de Cochabamba, organizó una campaña de guerrillas y en Mayo de 1814 derrotó a fuerzas muy superiores en el paraje de La Florida(2).

(2) Alvarez de Arenales luchó valerosamente y su vida corrió serio peligro. Una importante calle céntrica de Buenos Aires recuerda este hecho de armas. // Citado en “Historia Argentina”, de José Cosmelli Ibáñez. // Editorial Troquel, Buenos Aires.

Un movimiento estallado en el Cusco y la victoria de Alvarez de Arenales motivaron el repliegue de Pezuela.

- Combates de El Tejar y Puesto del Marqués

En Julio de 1814, José Rondeau se hizo cargo del Ejército del Norte y luego avanzó hasta Jujuy donde estableció su Cuartel General.

A mediados de Febrero de 1815 el coronel Martín Rodríguez intentó un reconocimiento pero fue derrotado por los realistas en El Tejar(3).

(3) Martín Rodríguez y varios oficiales cayeron prisioneros. El capitán Mariano Necochea y un grupo de sus hombres fueron rodeados por tropas enemigas muy superiores en número pero, en un acto de arrojo, el citado capitán logró salvarse al escapar del asedio realista. Posteriormente, Rodríguez recuperó la libertad pues fue canjeado por dos oficiales bajo la promesa de negociar una tregua, que no se llevó a cabo. // Citado en “Historia Argentina”, de José Cosmelli Ibáñez. // Editorial Troquel, Buenos Aires.

A mediados de Abril de 1815 los porteños consiguieron el único triunfo de su campaña. Una columna a las órdenes del general Fernández de la Cruz que contaba con el apoyo de los gauchos de Güemes, derrotó a las tropas realistas en el Puesto del Marqués, al Norte de la provincia de Salta.

Presintiendo un fracaso en futuras acciones y no conforme con someterse a las órdenes del Ejército, Güemes se retiró con sus hombres del frente de combate y regresó a Salta.

Por su parte, después del contraste de Puesto del Marqués, el jefe realista Pezuela retrocedió hasta Oruro mientras los patriotas altoperuanos ocupaban Potosí, Cochabamba y Chuquisaca.

- Combates de Venta y Media y Sipe-Sipe

Martín Rodríguez volvió a ocupar su puesto al frente de las tropas de vanguardia y obtuvo el consentimiento de Rondeau para atacar al enemigo en el poblado de Venta y Media (actual territorio de Bolivia).

El encuentro se produjo el 21 de Octubre de 1815 y terminó con la derrota de los porteños; en el transcurso de la lucha el entonces mayor José María Paz recibió una herida que le inutilizó para siempre el brazo derecho.

Pezuela aprovechó la victoria para tomar la ofensiva y enterado de que Rondeau se dirigía con su ejército hacia la Ciudad de Cochabamba -a la espera de refuerzos- acortó distancias en dirección a la Pampa de Sipe-Sipe, próxima a la Cuesta de Viluma; los porteños acamparon en esa llanura con el propósito de combatir al enemigo.

Las tropas de Pezuela escalaron la cuesta que Rondeau no había fortificado por creerla inaccesible y desde allí -en hábil movimiento- cayeron sobre el flanco de los porteños quienes, a pesar de resistir con bravura fueron vencidos (29 de Noviembre de 1815).

A consecuencia de la derrota de Sipe-Sipe las provincias del Alto Perú se perdieron definitivamente para el país y el Norte volvió a ser amenazado por los realistas quienes felizmente fueron contenidos por la indomable acción de Güemes y sus gauchos.

Los restos del ejército de Rondeau se retiraron en dirección a Tupiza y finalmente se establecieron en el Norte de Jujuy.

En Agosto de 1816 el general Manuel Belgrano reemplazó a Rondeau en el mando del ejército y acampó en La Ciudadela (Tucumán).

- Las Guerras de las Republiquetas

En el territorio del Alto Perú y detrás de las avanzadas realistas varios centros de resistencia continuaron su lucha en favor de la causa revolucionaria.

Estas insurrecciones populares dirigidas en su mayoría por oscuros caudillos, fueron llamadas Guerras de las Republiquetas, las que se prolongaron varios años en medio de sangrientos episodios y crueles represalias.

Su importancia militar radica en el hecho de haber detenido, en más de una oportunidad, la acción de los ejércitos de Pezuela.

Después del triunfo de los realistas en Sipe-Sipe, la insurrección se extendió con energía por la región altoperuana asumiendo los caracteres de una verdadera guerra. Cada población, aldea o valle era un centro de insurrección o republiqueta, bajo las órdenes de un jefe independiente; es notable destacar que los sublevados eran en su mayoría indígenas, armados a veces de palos y piedras.

Los principales caudillos fueron Manuel Aniceto Padilla y su esposa Juana Azurduy; Ignacio Warnes; Miguel Lanza; etc. Este movimiento de guerrillas tuvo en el general Antonio Alvarez de Arenales al Jefe coordinador.

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