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Las misiones diplomáticas

- La difícil situación a fines de 1814

A fines de 1814 numerosos peligros externos e internos amenazaban a la revolución.

Los primeros se debían al hecho de que -hasta ese momento- las luchas por la emancipación americana eran desfavorables a los porteños, mientras el monarca Fernando VII -restaurado en el trono español- pensaba enviar hacia el Río de la Plata una fuerte expedición puesta a las órdenes del general Pablo Morillo y Morillo.

La frontera Norte era constantemente amenazada por el enemigo, y en el Litoral se tornaba delicada la creciente influencia de José Gervasio Artigas.

La desmoralización cundía en el ejército, las facciones dividían la Asamblea General y la crisis estaba visible en los Gobiernos porteños que se sucedían unos a otros.

Ante la gravedad de los acontecimientos, el Directorio resolvió buscar aliados exteriores para la revolución y con este objeto envió comisionados a Europa. Sus propósitos eran obtener el reconocimiento de la independencia por parte de Inglaterra, abrir negociaciones ante la Corte española para llegar a un arreglo pacífico y asegurar la neutralidad de las autoridades portuguesas establecidas en el Brasil, siempre prontas a colaborar con cualquier intento de agresión al Plata.

El Director Posadas confió la misión diplomática a Manuel Belgrano y a Bernardino Rivadavia, quienes recibieron Instrucciones muy amplias, aunque el propósito fundamental era “asegurar la independencia de América”.

Los comisionados debían proponer al monarca español el establecimiento de una monarquía, representada por un príncipe de la familia reinante, para que gobernase el Río de la Plata “bajo las formas constitucionales que estableciesen las provincias”.

- Los comisionados en Río de Janeiro

Belgrano y Rivadavia salieron de Buenos Aires el 28 de Diciembre de 1814 y arribaron a Río de Janeiro a mediados de Enero de 1815. Allí se entrevistaron con el embajador inglés, Lord Strangford, pero éste -muy cauteloso- no arriesgó una opinión definitiva.

Al mes siguiente llegó a Río de Janeiro el doctor Manuel José García quien había sido designado “enviado confidencial” por el nuevo Director Supremo, Carlos María de Alvear. Era portador de dos Notas: una, destinada al gabinete de Londres y, otra, para Lord Strangford, en las que solicitaba el protectorado británico para el Río de la Plata.

García enteró del contenido de esos documentos a Rivadavia y Belgrano quienes lo persuadieron para que no diera curso a dichos pliegos; en consecuencia, el primero retuvo la Nota dirigida al embajador inglés y entregó a Rivadavia la destinada al gabinete de Londres para que procediera de acuerdo con su criterio.

Estos pliegos no llegaron al destino prefijado.

Por último, los comisionados partieron a mediados de Marzo con destino a Inglaterra; García quedó en el Brasil.

- Las gestiones en Londres

Cuando llegaron a Londres, Rivadavia y Belgrano se pusieron al habla con Manuel de Sarratea quien se encontraba en esa capital desde mediados del año anterior.

La llegada de los comisionados a Londres se produjo en circunstancias difíciles, pues Napoleón -luego de su destierro en la Isla de Elba- penetraba triunfalmente en París.

Rivadavia y Belgrano no tuvieron éxito en sus gestiones ante el gabinete de Londres y aceptaron un plan propuesto por Sarratea. Este había iniciado negociaciones con el ex rey de España Carlos IV -a la sazón exiliado en Roma- para crear en el Río de la Plata un reino constitucional que sería gobernado por el infante Francisco de Paula, hijo menor del citado monarca.

Intermediario en las conversaciones sería Francisco Cabarrús Lalanne, conde de Cabarrús, aventurero francés con quien Sarratea había trabado amistad en Londres. El plan contaba con el apoyo de Napoleón en favor de Carlos IV.

A fines de Junio Cabarrús salió de Londres con instrucciones y documentos, entre éstos un proyecto de Constitución -redactado por Belgrano- para aplicarlo en el futuro “Reino Unido de la Plata, Perú y Chile”.

Cuando llegó a Italia ya se había producido la caída definitiva de Napoleón en Waterloo lo que motivó el fracaso del plan. Carlos IV se negó a continuar las negociaciones pues “su conciencia le mandaba no hacer nada que no fuera favorable al rey de España”.

Enterado Sarratea, propuso en última instancia raptar al infante y trasladarlo secretamente hasta el Río de la Plata, pero Rivadavia y Belgrano se opusieron terminantemente. Así concluyó este proyecto por establecer una monarquía en América.

En Noviembre de 1815 Belgrano regresó a Buenos Aires y Rivadavia quedó en Europa para intentar una negociación ante la Corte española.

- Misión de Rivadavia en Madrid

Luego de viajar a París, Rivadavia se trasladó a España y en Mayo de 1816 consiguió una entrevista con Pedro de Cevallos, ministro de Estado español.

Las conversaciones se iniciaron en términos cordiales, aunque finalmente el ministro español decidió suspenderlas, argumentando sus dudas con respecto a los poderes que exhibía el comisionado y su carencia de instrucciones precisas.

Le ordenó que se retirara de España porque “el decoro del rey no permite que por más tiempo se prolongue la permanencia de usted en la Península”.

Rivadavia continuó un tiempo en territorio español hasta que el 15 de Julio partió nuevamente rumbo a París.

Al mes siguiente recibió un despacho del Gobierno de Buenos Aires -a cuyo frente se encontraba Pueyrredón- por el cual era nombrado diputado de las Provincias Unidas ante las Cortes europeas.

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