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Ramírez, Francisco

Francisco Ramírez nació el 13 de Marzo de 1786 en Concepción del Uruguay (hoy provincia de Entre Ríos), en tiempos del Virreinato del Río de la Plata.

Conocido como el “Supremo Entrerriano”, fue un caudillo federal, uno de los líderes de la provincia de Entre Ríos durante los años de formación de la República Argentina, creando la “República de Entre Ríos”.

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Francisco Ramírez (en un retrato hipotético; no existen imágenes contemporáneas del caudillo).
Formó parte del partido artiguista, liderado por el oriental José Gervasio Artigas, a quien luego enfrentó hasta derrotarlo, obligándolo a exiliarse.

Poco después perdió la vida en un encuentro con las fuerzas de quien anteriormente había sido su aliado, Estanislao López.

Era hijo de un comerciante paraguayo, Juan Gregorio Ramírez, y Tadea Florentina Jordán. Tuvo dos hermanas de madre y padre: Estefanía y Marcela.

Por parte de su madre quien -tras el fallecimiento de Ramírez- se casó con Lorenzo José López, tenía diez medio hermanos, entre ellos Ricardo López Jordán (padre).

Al estallar la revolución de Mayo prestó servicios como correo al ejército patriota y cobró fama, aún joven, en la organización de las milicias de su villa natal, Concepción del Uruguay. En Octubre de 1811, los milicianos de la villa la recuperaron para los patriotas, dirigidos -entre otros- por Ramírez.

Adquirió cierta notoriedad luchando junto al caudillo federal José Artigas contra las fuerzas realistas en la Banda Oriental. Fiel a la causa artiguista, cuando el Directorio porteño se enemistó con éste, Ramírez emprendió su defensa, combatiendo a las órdenes de Eusebio Hereñú, el delegado de Artigas en la región.

Tras la derrota del Barón de Holmberg, comandante del ejército centralista, Ramírez acompañó a Hereñú en la defensa de la Banda Oriental contra la invasión portuguesa y en la toma de la provincia de Santa Fe en alianza con Estanislao López.

- Segunda guerra entre el Directorio y Artigas en Entre Ríos

Sin embargo, Hereñú pactó -con el director Juan Martín de Pueyrredón- la reincorporación de Entre Ríos a la facción porteña. Ramírez tomó las armas contra él y lo derrotó en 1817, quedando al mando de la región del río Uruguay como delegado de Artigas.

La región de La Bajada del Paraná estaba bajo el mando de otro oficial, pero en la práctica, éste dependía de Ramírez.

Estando las fuerzas orientales concentradas en la defensa contra los portugueses, Ramírez debió hacer frente al ejército directorial que penetró en Entre Ríos en 1818. Derrotó al coronel Luciano Montes de Oca, atacando a su tropa apenas desembarcada en las proximidades de Arroyo de la China y, en Marzo, nuevamente rechazó la incursión del general Marcos Balcarce en proximidades de Paraná.

Poco más tarde, debió defenderse de las incursiones luso-brasileñas en su propia provincia. Ese mismo año, Ramírez avanzó sobre la provincia de Corrientes, deponiendo al gobernador enviado por el Directorio, pero el agudo enfrentamiento con las fuerzas porteñas lo obligó a destacar a su medio hermano, Ricardo López Jordán, en auxilio de Estanislao López -atacado por Juan Ramón Balcarce- y, poco después, a retroceder él mismo para enfrentar nuevamente a Hereñú.

Entre los caudillos de esa época, Ramírez se destacó como uno de los más capaces; no sería derrotado hasta después de ser traicionado y quedar en seria desventaja numérica.

Varios cronistas atestiguaron que sus tropas eran muy disciplinadas, mucho más que las de Artigas o las de López, y que estaban regularmente uniformadas. Luchaban en perfecto orden y seguían las órdenes de sus superiores con mucha mayor precisión que muchas de las tropas de los demás caudillos, incluso más que las del Directorio.

- Ofensiva contra Buenos Aires

Poco después, Ramírez y López tomarían la ofensiva contra Buenos Aires ante la sanción de la Constitución de 1819, que imponía un régimen “inaceptable” para las provincias. Por otro lado, Artigas les había ordenado obligar a Buenos Aires a unirse a su lucha contra los portugueses.

Pueyrredón renunció al Directorio y asumió en su reemplazo el general José Rondeau. El Directorio ordenó al Ejército de los Andes que regresase hacia la ciudad para reprimir a los caudillos, pero su comandante, José de San Martín, se negó a hacerlo, como lo haría el Ejército del Norte al mando de Manuel Belgrano.

En estas circunstancias, la detención de un grupo de delegados de Buenos Aires -que atravesaba Santa Fe- por parte de López, sirvió a Rondeau de excusa para reiniciar la guerra civil. Ramírez se movió más rápido y, desde Santa Fe, excursionó el Norte de la provincia de Buenos Aires, saqueando las estancias de ganado y dinero, para después regresar a Santa Fe.

Desde poco antes de iniciar la campaña, Ramírez tenía junto a él a dos aliados: uno era el general chileno José Miguel Carrera, quien recientemente se había dedicado, por medio de una imprenta, a producir propaganda antiunitaria y profederalista. Su pretensión era regresar a su país y deponer a Bernardo O’Higgins. El otro era el ex Director Supremo Carlos María de Alvear, quien pretendía lo mismo respecto de Buenos Aires.

Rondeau dejó el Directorio en manos de Juan Pedro Aguirre y marchó contra las fuerzas del Protectorado artiguista. Pero antes de que el Ejército del Norte se le pudiera unir, sus oficiales se sublevaron, dirigidos por Juan Bautista Bustos, para volver al frente Norte contra los realistas(1).

(1) Objetivo que no se pudo cumplir por varios motivos, entre los cuales estuvo el hecho de que Bustos tomó el Gobierno de su provincia, Córdoba.

Con solo su ejército porteño, Rondeau enfrentó a los federales Ramírez, López y Pedro Campbell en la batalla de Cepeda, en que casi ingenuamente dispuso a su ejército en una posición defensiva excesivamente rígida.

Ramírez los rodeó y los atacó por la retaguardia, destrozando a la caballería unitaria en minutos. Rondeau fue arrastrado en la huida, y la batalla hubiera acabado en desastre para los porteños de no ser por la ordenada retirada que realizó Balcarce.

- El Tratado de Pilar

Victoriosos, los federales avanzaron sobre Buenos Aires, donde expusieron pacíficamente sus exigencias al Cabildo de la ciudad: tenían diez días para reemplazar el Gobierno directorial por autoridades provinciales.

La situación en la capital se transformó de repente en un completo caos. Rondeau renunció y el Congreso se disolvió. Una Junta de Representantes fue nombrada como autoridad legislativa provincial, y eligió gobernador a Manuel de Sarratea, recién llegado desde las filas de López.

La Constitución de 1819 fue declarada caduca.

En la localidad de Pilar los caudillos federales victoriosos -el santafesino Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez- firmaron con el negociador unitario porteño el Tratado de Pilar.

Por este Tratado, las provincias (incluida Buenos Aires) reasumían su soberanía particular, las provincias firmantes se pronunciaban por la federación, y se llamaba a un Congreso General que se reuniría en San Lorenzo (Santa Fe).

Por último, los jefes federales recordaban a Buenos Aires su deber de defender a la Banda Oriental, aunque no se la comprometía a nada respecto a ésto. Ramírez se comprometía a invitar a Artigas a unirse al Tratado, no ya como subordinado, sino como aliado del “gobernador de la Banda Oriental”, y en una cláusula secreta, el gobernador porteño se comprometía a entregar abundante material de guerra a los jefes federales.

La debilidad del Gobierno porteño se hizo pronto evidente en los intentos de restaurar a Balcarce. Sarratea, apoyado por los caudillos litoraleños, debió sin embargo dimitir ante la decisión de la Junta de Representantes de no respaldarlo, y fue reemplazado por Miguel Estanislao Soler.

Soler puso en libertad a los congresales partidarios de establecer una monarquía, detenidos por una de las cláusulas secretas del Tratado del Pilar. Por ello se enfrentó con las tropas de López y Carrera en la batalla de Cañada de la Cruz, el 28 de Junio, pero fue derrotado.

Los federales cercaron Buenos Aires durante casi dos meses, intentando reponer a Sarratea, hasta que el 2 de Agosto las tropas al mando de Manuel Dorrego, sucesor de Soler, rompieron el sitio y los obligaron a retroceder.

López se replegaría a territorio santafesino hasta ocupar una posición más ventajosa y se enfrentó nuevamente a Dorrego, batiéndolo en la batalla de Gamonal.

- El final de Artigas

Mientras tanto, las noticias de la firma del Tratado del Pilar habían llegado a Artigas; la exclusión de la Banda Oriental de los acuerdos provocó su enfrentamiento con los caudillos litoraleños.

Artigas, batido por los luso-brasileños en la batalla de Tacuarembó, se replegó hacia Entre Ríos. Interpretándolo como un intento de imponerse sobre él, Ramírez tomó las armas contra su otrora jefe y lo enfrentó en una rápida sucesión de batallas.

Fue derrotado en Las Guachas, pero el 24 de Junio lo derrotó en una brillante maniobra en la batalla de Las Tunas, en que hizo un inteligente uso de la artillería, al mando del comandante Lucio Norberto Mansilla, enviado en su ayuda desde Buenos Aires(2).

(2) En cumplimiento de la cláusula secreta del Tratado del Pilar, en calidad de custodio del armamento que se entregaba. Posiblemente estuviera allí para asegurarse de que Ramírez enfrentara y derrotara a Artigas, a quien los porteños nunca perdonaron su rebeldía. Posteriormente, sirvió para debilitar a Ramírez y, tras su muerte, gobernó la provincia casi como un delegado del Gobierno porteño.

Tras una victoria menor cerca de Sauce de Luna y otra cerca de Goya sobre Pedro Campbell, atacó el propio campamento de Artigas en Abalos, cerca de Curuzú Cuatiá, y lo derrotó completamente el 24 de Julio.

Este sería el fin de la etapa del liderazgo ejercido por Artigas en el Litoral.

Mientras sus segundos perseguían a Artigas por todo el territorio correntino, Ramírez ocupó la Ciudad de Corrientes, hizo arrestar a Campbell y a Mariano Vera y se hizo nombrar gobernador(3).

(3) De ese modo, sin ley ni constitución que lo permitiera, asumía como gobernador simultáneamente de dos provincias. La Constitución vendrá después, a legalizar los hechos consumados.

El vencedor de Artigas, Francisco Ramírez, hace su entrada triunfal en la Ciudad de Corrientes. Vencida ésta, Ramírez organizará su República Entrerriana. El caudillo y gobernador de Entre Ríos, después de vencer en Las Tunas, el 25 de Septiembre de 1820, al Protector de los Pueblos Libres, José Gervasio de Artigas, se impone en Corrientes y Misiones y, a fines de 1820, proclamará la efímera República de Entre Ríos.

Tanto Entre Ríos como Corrientes y Santa Fe ya se habían manifestado como “Provincias” durante el año 1814 pero, en realidad, habían estado directamente vinculadas a Artigas y a la Liga Federal de Pueblos Libres, opuesta a Buenos Aires hasta 1820, que después del combate en la Cañada de Cepeda se constituirá en provincia federal.

Artigas, tras la derrota en Las Tunas, intentará resistir en las misiones, pero cruza el río Paraná por el Paso de Itapúa y se interna en territorio paraguayo, donde es exiliado, donde estará refugiado en el Paraguay del dictador Francia hasta su muerte, más de veinte años después.

- La República de Entre Ríos

El 29 de Septiembre de 1820, Ramírez expidió en Corrientes un Reglamento Constitucional para el territorio comprendido por Entre Ríos, Corrientes y las misiones.

Ramírez hace público el Reglamento para la República Entrerriana, de la que las misiones -separada de Corrientes- forma parte como uno de sus cuatro distritos.

Durante esta época -que cesa con el movimiento del 12 de Octubre de 1821- la provincia de Corrientes, convertida en simple “Departamento” de aquélla, es gobernada por un Comandante Militar de amplias facultades, ejecutor de las órdenes del Supremo Entrerriano(4).

(4) En los primeros años de vida independiente, las ciudades más importantes del territorio argentino se constituyeron en Provincias. De la extensa Intendencia de Buenos Aires se separaron tres provincias litorales: Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, que adquirieron muchísima importancia en la organización institucional del país. En Entre Ríos la geografía dio límites precisos a esta provincia, que no tuvo inicialmente una ciudad que polarizara su desenvolvimiento. La Revolución de Mayo la sorprendió mitad bajo la influencia de Santa Fe, mitad bajo la égida de la Banda Oriental del río Uruguay. En 1820, Francisco Ramírez le dio autonomía -al separarse de Artigas- estableciendo un Reglamento “de la República de Entre Ríos”. // Extraído del libro “Los hombres que gobernaron Corrientes (compendio de historia política)”, de Gabriel Enrique del Valle - Edición del Autor.

El 14 de Octubre de 1820, Francisco Ramírez nombra como Comandante de Armas de Corrientes, a Juan José Fernández Blanco. El 13 de Febrero de 1821, al retirarse Ramírez de Corrientes, deja en la ciudad al entrerriano Evaristo Carriego como Comandante Militar.

El 24 de Noviembre de 1820 fue elegido -en Gualeguay- Jefe Supremo de la República, de donde le vino el mote de “Supremo Entrerriano”, que nunca usó. Seis días más tarde proclamaba en el territorio antedicho la Constitución de la República de Entre Ríos, una provincia federal que deseaba unirse a las demás en una federación de iguales, y no una nación soberana.

La República sería efímera, pero la tarea que realizó en ella Ramírez fue intensa. Sancionó Reglamentos en lo militar, lo político, lo económico y la recaudación de impuestos, eliminando los derechos de importación.

Efectuó la división del territorio en Departamentos, cuyos comandantes en lo civil y militar serían elegidos por la población de su jurisdicción. Estableció un régimen de Administración de Justicia, un servicio de correos, ordenó la realización de un censo y decretó la obligatoriedad de la enseñanza primaria, incluyendo la alfabetización y la aritmética.

Prohibió, además, la matanza de ganado cimarrón, promoviendo la cría en estancias y la agricultura. Bajo su auspicio se realizaron los primeros comicios en la región. No cabe sorprenderse de que en ellos triunfara Francisco Ramírez.

Aún persistía en su propósito de enfrentar a los portugueses para recuperar la Banda Oriental y neutralizar la influencia luso-brasileña en la zona de frontera, pero necesitaba más fuerzas militares, especialmente de infantería. Creyó encontrarlos en Paraguay y, en tal sentido, entabló correspondencia con el dictador Francia, bajo cuyo régimen el país contaba con un poderoso ejército.

Como éste se negara, decidió invadir ese país y reintegrarlo a la organización de las Provincias Unidas pero, sin dejar siquiera iniciada la tarea, se marchó hacia Entre Ríos en Enero de 1821.

- La efímera provincia de Misiones

El corto tiempo de relaciones entre Francisco Ramírez y Francisco Javier Sití fue caracterizado por una larga lista de conflictos entre ambos, los que -según Machón-, tenían una razón más económica -la explotación de los yerbales-, que política(5).

(5) Valle, Gabriel Enrique del. "Los hombres que gobernaron Corrientes (compendio de hsitoria política)" - Edición del Autor.

A fines de 1820, y decidido el entrerriano a poner fin a lo que consideraba una rebeldía de su subordinado, envía fuerzas de su provincia, al mando de Gregorio Piris, hacia Misiones, con el objeto de intimidar a Sití e imponer su autoridad en aquella parte de su República.

Dispuesto a dar lucha, el comandante guaraní instala su cuartel general en su pueblo natal, Santo Tomé, siendo atacado el 13 de Diciembre de 1820 por las fuerzas de Gregorio Piris, y obligado a cruzar el Paso del Hormiguero junto a cientos de misioneros occidentales que, finalmente, se instalaron en el pueblo de San Miguel.

Años más tarde Sití, último Comandante General guaraní de las Misiones Occidentales, acompañará a Fructuoso Rivera en la reconquista de las Misiones Orientales, formando parte como teniente coronel del Estado Mayor del Ejército del Norte, en Bella Unión.

Alejado Sití del territorio mesopotámico, ya no habrá más Comandantes Generales, ni tampoco sobreviviría la cadavérica Provincia de las Misiones. Como parte de la República Entrerriana de Ramírez, un caudillo criollo, el capitán Nicolás Cabral, será el Comandante del campamento de Asunción del Cambay y un mestizo correntino, Félix de Aguirre, administrará la importante población de San Miguel, conformada íntegramente por familias guaraníes emigradas desde los pueblos septentrionales, destruídos por el Paraguay en 1817.

En aquellas ruinas del Alto Paraná quedaría Nicolás Aripí, quien se encargaría de recibir al sabio francés Amado Bonpland a su llegada a las misiones en Julio de 1821(6).

(6) Valle, Gabriel Enrique del. "Los hombres que gobernaron Corrientes (compendio de hsitoria política)" - Edición del Autor.

- Ruptura con López

Tras la derrota de Dorrego, Buenos Aires había quedado acéfala; la Junta de Representantes, presionada por Juan Manuel de Rosas, eligió como nuevo gobernador a Martín Rodríguez.

Este se reunió con López el 24 de Noviembre de 1820(7), en la estancia de Tiburcio Benegas donde, por mediación de Rosas y del gobernador cordobés Bustos, se rubricó el Tratado de Benegas, que disponía la reunión de una Convención General en Córdoba.

(7) El Tratado de Benegas se firmó el mismo día que Ramírez se hacía nombrar Jefe Supremo en Gualeguay.

El Tratado dejaba solo a Ramírez en su empeño para liberar la Banda Oriental y anulaba varias de las disposiciones del Tratado del Pilar.

El Supremo escribió a Rodríguez, preocupado por la influencia de los antiguos partidarios del Directorio en el nuevo Gobierno(8). Le exigió el envío del armamento y tropas que se habían acordado a Entre Ríos. Insistía además en la necesidad de declarar la guerra a Portugal.

(8) Reforzado por la brillante actuación de Rosas y el mismo gobernador en el sofocamiento del motín del 1 de Octubre de 1820.

La falta de respuesta lo llevó a intentar lograr la mediación de López o, en su defecto, su apoyo a un ataque contra Buenos Aires. Pero la rivalidad entre los caudillos y el acuerdo del santafesino con Buenos Aires y Córdoba le quitó el posible apoyo del santafesino.

Tanto Bustos como Rodríguez consideraban que el prestigio de Ramírez y la vehemencia con la que había decidido recuperar la Banda Oriental eran una amenaza a la unidad del país. Contribuyó también a ello la continuada alianza de Ramírez con Carrera, que en ese entonces había logrado sublevar a los ranqueles del Oeste de la provincia de Buenos Aires, que causaron grandes pérdidas a los porteños.

Desengañado, Ramírez decidió tomar armas contra Buenos Aires nuevamente y contra López. El Supremo concentró 2.000 hombres y buques para cruzar el Paraná, estaba en la cima de su poder al vencer a Artigas y apoderarse de Corrientes(9).

(9) Diego Barros Arana (1894). “Historia General de Chile” - Tomo XIII, p. 367.

- La última campaña

A principios de Mayo de 1821, el coronel Anacleto Medina cruzó exitosamente el río Paraná hacia Santa Fe, y capturó las monturas de López, privando a éste de su caballería.

Pocos días más tarde, el cuerpo principal del ejército de Ramírez desembarcaba también cerca de Coronda. Allí tomó por el flanco a la columna dirigida por el tucumano (al servicio de Buenos Aires), Gregorio Aráoz de La Madrid, que se dirigía a reforzar a López, y la desarmó.

Mientras tanto, Mansilla estaba a cargo de llevar la infantería por barco hasta la Ciudad de Santa Fe, pero Mansilla traicionó a su jefe: condujo la tropa a Santa Fe, pero volvió a embarcarla poco más tarde y ordenó el retroceso(10).

(10) Las razones de la actuación de Mansilla son objeto de disputa; se ha sostenido que se trataba de un infiltrado a sueldo del Gobierno porteño, o que envidiaba el poder de Ramírez, o aún que deseaba a la concubina de éste, “la Delfina”. En sus Memorias, explicó que había solicitado a Ramírez que le eximiese de tomar las armas contra el ejército de Buenos Aires, su provincia de nacimiento, y en la que viviría muchos años más, después de su gobernación, pero no había sido atendido en su reclamo. Y describió con lujo de detalles la forma en que lo traicionó. En cualquier caso, la pérdida de sus embarcaciones y la resistencia de Santa Fe perjudicaron gravemente la situación de Ramírez, aislado de sus dominios.

La escuadra porteña destruyó la flota de Ramírez, cortando las comunicaciones con Entre Ríos, e impidiendo el avance de Ramírez y Medina hacia el Sur.

Con sólo 700 hombres en condiciones de combatir, acampó en Coronda, para evaluar su plan de acción; allí recibió noticias de que La Madrid, con más de 1.500 hombres, artillería, caballos y 380.000 pesos fuertes que Buenos Aires remitía para ayudar a López, avanzaba sobre su posición.

Pese a que Martín Rodríguez había indicado a La Madrid que se reuniera con López antes de emprender acciones, éste intentó aprovechar la posición, y buscó sorprenderlo cerca del río Carcarañá, pero Ramírez, avisado, había logrado disponer sus fuerzas y maniobró de tal modo que logró hacer huir a las tropas de La Madrid, quedándose con los caballos, el parque y los fondos.

Sin embargo, la victoria le costó casi la mitad de su tropa y la situación se hacía desesperante. Dos días más tarde debió enfrentarse con las tropas de López -que le cortaba el paso hacia Córdoba- donde pensaba replegarse, buscando rodear a sus oponentes y cruzar el Paraná cerca de Corrientes.

Ante la superioridad del enemigo debió huir en medio de la refriega con apenas un par de centenares de hombres y marchó hacia el Oeste.

Pocos días más tarde encontró un refuerzo inesperado en una columna de 700 hombres comandada por Carrera, quien acudía a su ayuda desde la provincia de San Luis. Sin embargo, no pudieron acordar un plan de acción: Carrera pretendía cruzar hacia Chile, mientras que Ramírez juzgaba más provechoso dirigirse a Corrientes.

Para ganar tiempo, atacaron a Bustos, en Cruz Alta, pero fracasaron ante su posición defensiva. Carrera lograría acercarse a la cordillera, pero sería vencido y arrestado por orden del gobernador mendocino Tomás Godoy Cruz, que lo hizo fusilar.

Ramírez, por su parte, prosiguió camino hacia el Norte por la sierra, intentando recabar ayuda de la oposición local a Bustos, pero fue perseguido por una partida enviada por éste.

Uno de los oficiales de López lo derrotó en una breve batalla, en Chañar Viejo (cerca de Villa María del Río Seco y de San Francisco del Chañar), donde fue nuevamente vencido.

Logró escapar pero, al descubrir que su amante (la Delfina, que había luchado a su lado durante toda la campaña) había sido capturada, regresó a rescatarla. En ese momento fue muerto de un balazo, el 10 de Julio de 1821, en Chañar Viejo, Córdoba.

Fue decapitado y su cabeza clavada en una pica y luego enviada a López, quien la hizo embalsamar y la exhibió en una jaula, en la puerta del Cabildo santafesino.

La República de Entre Ríos no sobrevivió a Ramírez. Por un corto tiempo lo sucedió su medio hermano, Ricardo López Jordán, pero el coronel Mansilla se levantó en su contra el 23 de Septiembre de 1821 y se hizo elegir gobernador.

Esa noticia provocó la recuperación de la autonomía por la provincia de Corrientes y, a fines de Octubre, López Jordán se exiliaba en Paysandú(11).

(11) Allí nacería Ricardo López Jordán hijo, el que sería el último caudillo federal de Entre Ríos y del país.

La “República” fue dada por muerta y Mansilla se alió con Santa Fe y Buenos Aires. El 22 de Enero de 1822 se firmó el Tratado del Cuadrilátero, que convocaba a un nuevo Congreso, esta vez en Buenos Aires. La guerra por la Banda Oriental estallaría finalmente en 1825, pero llevaría a la independencia del Estado Oriental del Uruguay.

- La Delfina

La figura de la mujer de Ramírez, que ha pasado a la historia simplemente como “la Delfina”, aunque poco se sabe de ella, ha atraído la atención de historiadores. Era portuguesa, cuyo origen aún se desconoce, a la que Ramírez capturó en los enfrentamientos de los portugueses con Artigas.

Se dice que esta mujer rubia pertenecía a la nobleza portuguesa afincada en San Pedro del Río Grande y que por tal origen nobiliario se le apodaba “la Delfina”.

Tomada cautiva, Ramírez se enamoró de ella, hasta el punto de romper su compromiso con Norberta Calvento, hermana de uno de sus mejores amigos.

La Delfina estuvo junto a Ramírez desde entonces, en especial en el frente; hábil como amazona y en el uso de las armas, vestía uniforme militar (generalmente una chaquetilla roja y sombrero tipo chambergo con una pluma) con charreteras de coronel.

El día de la muerte de Ramírez fue rescatada por Medina y salvó su vida. Cruzando el Chaco logró regresar a Concepción del Uruguay, donde sobrevivió 18 años al caudillo entrerriano.

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