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Murallas del Puerto

Bajo la Administración del gobernador Joaquín Madariaga, se inició la construcción de las fuertes murallas que defienden, de los embates del río, el puerto de la ciudad, y de las cuales arrancó, después, el muelle inicial de hierro, hoy ampliado(1).

(1) Material extraído del libro "La Ciudad de Corrientes", de Hernán Félix Gómez, editado en 1944.

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Vista del puerto de Corrientes

Dichas murallas fueron reconstruidas en 1869 (ley del 18 de Agosto), y ampliadas en 1876 (ley del 16 de Enero).

En 1865, la ciudad de Corrientes, entonces pequeña y modesta como las demás poblaciones argentinas, vivía días tranquilos, bajo el amparo de sus frondas y de los hábitos de su sociabilidad pastoril.

La fuerza armada, a cargo del orden público, era de 27 vigilantes y dos clases, además de una pequeña planta de marineros, encargada de la vigilancia aduanera.

Desde Abril, atraídos por la técnica de sus astilleros, dos barcos de la Armada Nacional, el “25 de Mayo” y el “Gualeguay”, permanecían en su puerto; el uno, a medio desarme y, el otro, en refacción de su casco, alistándose para explorar los ríos que se internaban en el Gran Chaco.

El “Gualeguay” estaba amarrado en el extremo Este de la muralla, y el “25 de Mayo” anclado en la desembocadura del arroyo Arazá, o de La Batería.

El 13 de Abril de 1865, en plena paz, se avistó, por el vigía del “25 de Mayo”, un convoy de cinco vapores en la cancha de las “Tres Bocas”, donde se reúnen el Alto Paraná y el Paraguay y nace el Paraná.

Era Jueves Santo, y la población que llegaba a los templos se corrió al puerto, por el cual los expresados buques de guerra, de la escuadra paraguaya, cruzaban aguas abajo.

Apenas pasada la Punta San Sebastián, dieron vuelta, tomaron el canal que pasa junto a la costa de Corrientes y, en dos grupos, a toda máquina, subieron el río.

El primero, formado por el "Tacuarí", "Paraguarí" e "Igureí", de vanguardia, y, el otro, de reserva, por los vapores “Marqués de Olinda” e “Iporá”.

El primer grupo atacó al “25 de Mayo” y, el otro, al “Gualeguay”. La lucha en defensa del “Gualeguay” se generalizó en todo el murallón del puerto pero, a pesar de una valiente e improvisada resistencia, en que se distinguieron los coroneles Desiderio Sosa, Alsina y Báez, y el guardiamarina Castillo, ambos vapores fueron tomados y masacrada la tripulación de guardia.

Colocados a remolque, los vapores del asalto se retiraron al Paraguay, al fuerte Ita Pirú (frente a Paso de la Patria).

Gobernaba la Provincia, Manuel Ignacio Lagraña, quien, junto con su ministro, Juan José Camelino, se vio rodeado por los ciudadanos y vecinos extranjeros de arraigo.

Lagraña proclamó al pueblo de la Nación, se dirigió al Gobierno Nacional comunicando el suceso, circuló los hechos a los Departamentos, colocó a la Provincia en asamblea militar y llamó a las milicias entre 17 y 50 años.

El coronel Sosa corrió con la organización de las “levas’’ en la capital y zona circundante, mientras el coronel Solano González disciplinaba las primeras congregaciones.

El día 14, los mismos vapores paraguayos anclaban al Norte de la ciudad con fuerzas de desembarco, y el gobernador Lagraña evacuaba la capital, sin elementos qué oponer a la invasión.

Llevó con él las primeras formaciones ciudadanas que, junto con las que el coronel Sosa reuniera en San Cosme, formaron el Batallón de Infantería 1ro. de Corrientes, de tan destacada actuación en la Guerra de la Triple Alianza.

Las fuerzas de desembarco, en número de tres mil, ocuparon la capital, a las órdenes del general Robles, a las que se sumó una columna de 800 plazas de caballería, que cruzó el Paraná, en Paso de la Patria.

Por su parte, el Gobierno, con los elementos reunidos y el personal de Administración, se retiró por Empedrado y Saladas, hasta San Roque, donde estableció su sede, tendiendo una red de guerrillas, encargada de retirar los recursos que el invasor pudiera aprovechar.

Junto a los coroneles Alsina y Calvo, se distinguieron los comandantes Leyes y Pérez, el mayor Alemí y el capitán Azula.

Los partes de Lagraña llegaron a Bella Vista el 14 de Abril, siendo entregados al vapor de la carrera, que venía de Buenos Aires, el cual suspendió su viaje, retornando a esa ciudad, donde, el 16, la noticia conmovía a la opinión.

La Guerra del Paraguay quedó abierta.

Ver:

Imágenes del Puerto de la Ciudad de Corrientes

La Casillita

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